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RAUL ALFONSIN, ENFURECIDO, DENUNCIO
OPERACIONES DE PRENSA DEL GOBIERNO EN SU CONTRA
“No sufrí este tipo de cosas ni en época de Menem”

Un editorial de �La Nación� detonó la bronca del ex presidente. Lo acusaba de boicotear la reestructuración de
la ANSeS por intereses partidarios espurios. Alfonsín denunció por TV una campaña en su contra, originada desde �sectores del Gobierno�. De la Rúa quiso demostrar que no había ningún problema. Pero lo hay. Y hoy se reúne la convención radical.

Por José Natanson

Se levantó temprano y, como todos los jueves, se preparó para su columna matutina en el programa “Desayuno”. Antes de salir, repasó por arriba los diarios. Cuando vio La Nación le llegó la bronca: el editorial, titulado “Nichos parasitarios”, lo acusaba de “resistir” los intentos por transformar la ANSeS y el PAMI. Cuando llegó a Canal 7 no podía contenerse. “Esto es una infamia. Son operaciones que hace gente del propio gobierno”, acusó Raúl Alfonsín con el tono un poco tembloroso que le sale cuando está enojado. Y desató una serie de polémicas y especulaciones –coronadas al final del día por un cruce de insultos entre Leopoldo Moreau y Lautaro García Batallán– en torno a un tema clave (el control de los organismos) y en un momento complicado: la campaña electoral recién empieza y la relación radicalismo-Gobierno está cada vez más estropeada.
Fernando de la Rúa reaccionó con su estilo habitual. Primero dijo que no conocía las declaraciones del jefe de la UCR y luego afirmó que “todos tenemos respeto y afecto por el doctor Alfonsín” porque “de él siempre ha habido una actitud solidaria y cooperativa con el Gobierno”.
Los tironeos entre el cavallismo y la UCR por la ANSeS y el PAMI vienen de lejos y, como sucede en estos casos, cada bando tiene sus argumentos. En el Ministerio de Economía acusan al radicalismo de haber convertido ambos organismos en refugios de amigotes, ñoquis y punteros de todo tipo. Cavallo no es el único que piensa así: el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, dijo en un reportaje a Página/12 que el PAMI tiene más empleados ahora que durante la gestión de Víctor Alderete.
Desde la otra vereda, la UCR sostiene que el cavallismo ha hecho lo imposible por privatizar los organismos. También lo acusa de difundir denuncias distorsionadas para tapar los baches de la seguridad social. “No es casualidad que la campaña se largue ahora, cuando se conocen los desmanejos de (Armando) Caro Figueroa en la ANSeS”, dicen cerca de Alfonsín, en alusión a que Caro firmó jubilaciones para ex funcionarios de La Rioja de entre 30 y 40 años cuando era ministro de Trabajo de Carlos Menem.
Aunque siempre estuvo latente, la pelea se reactivó hace dos semanas, luego de que se firmara el acuerdo con el FMI: como contrapartida de la ayuda financiera, los organismos internacionales reclamaron “reformas estructurales”, una forma elegante de exigir recortes drásticos o privatizaciones parciales en los organismos.
Esta semana, con el conflicto ya instalado, De la Rúa emitió un gesto claro: en la ANSeS ordenó frenar los planes de despidos masivos, descartó su pase a Economía y ratificó que quedará a cargo de Douglas Lyall, un técnico cercano a Patricia Bullrich. En el PAMI, desmintió los proyectos para privatizar las prestaciones y mantuvo a Raúl Pistorio, un radical cercano a Héctor Lombardo. Y, lo más importante de todo, designó para que monitoreen los procesos de reforma a Chrystian Colombo y al ex director de la AFIP, Héctor Rodríguez: dos hombres que, aunque reportan directamente a De la Rúa, son radicales históricos y tienen un buen diálogo con Alfonsín. En conclusión, el Presidente decidió que el PAMI y la ANSeS no estarán bajo la órbita de Cavallo sino de funcionarios radicales.
En este contexto se inscribe el editorial de ayer de La Nación. Comienza mencionando “la resistencia de las autoridades de la Unión Cívica Radical, lideradas por Raúl Alfonsín, a que la reforma en el área de la seguridad social quedara en manos de cavallistas”. Después asegura que el PAMI y la ANSeS “han sido con frecuencia utilizadas como herramientas para el financiamiento directo o indirecto de la actividad política”.
Y, finalmente, el párrafo que más indignó a Alfonsín: “La resistencia que el titular del Comité Nacional de la UCR ha manifestado ante los anunciados cambios en la ANSeS no hace más que fortalecer en la opinión pública la firme sospecha de que los intereses y las intrigas de índole política han prevalecido hasta hoy sobre las decisiones de carácter técnico y profesional. También revelan un viejo mal que es la confusión entre partido y gobierno”, sostuvo el diario de los Mitre.
El ex presidente llegó hecho una furia al programa “Desayuno”. Y, sin que nadie se lo preguntara, fue directamente al tema: “Eso es una infamia. Yo estoy acostumbrado a que La Nación encabece las campañas que se hacen contra mí y contra la política, pero esto es exactamente lo contrario de lo que yo he hecho. En cuanto a lo otro, que confundí partido y Gobierno, ¿qué es esto? Se dice que soy el poder en la sombra, pero jamás me ha consultado el Presidente de La Nación. Yo no conozco qué es lo que se va a firmar mañana con el FMI. Nunca me ha consultado, nunca”, sostuvo el ex presidente.
“Son cosas que me indignan, que me llenan de preocupación. Yo creo que son operaciones que hace gente del propio Gobierno, porque ni en la época de Carlos Menem sufrí este tipo de cosas”, agregó. Antes de concluir, repitió que la supuesta campaña partía de las entrañas de la Casa Rosada.
Cerca de Alfonsín aclaraban sus palabras. “Está cansado de leer en algunos medios que los radicales hacen desastres en la ANSeS y el PAMI. Son campañas de prensa”, explicaba uno de sus voceros. En la lista de acusados, ubicaba en primer lugar a Cavallo y sus hombres, añadía a Bullrich e incluso a algunos funcionarios de larga militancia radical, como el vocero Juan Pablo Baylac y el viceministro del Interior, Lautaro García Batallán, que ayer se trenzó en una dura disputa con Leopoldo Moreau (ver recuadro).
El cuadro se completa con una anécdota. Un importante dirigente alfonsinista aseguró a este diario que pocos días atrás, en el cumpleaños de Ramón Mestre, García Batallán habría calificado de “senil” al ex presidente. “Alfonsín se enteró y estaba furioso”, explicó.
Desde luego, en el Gobierno también tenían sus explicaciones. Aunque optó por no responder directamente, Bullrich no se privó de participar de la polémica. “La ANSeS está bajo la órbita del Ministerio de Trabajo, esta es mi responsabilidad. No voy a aceptar ningún tipo de injerencia. Va a estar la gente que tiene que estar, no me importa de qué partido político sea. Van a tener que trabajar honesta y eficientemente y cumplir el plan que hemos determinado. Quien no lo cumpla se va”, dijo la funcionaria.
Una fuente cercana a De la Rúa ubicaba la disputa en términos más políticos. “Alfonsín está enojado porque perdió control sobre el PAMI y la ANSeS. Antes, los interventores eran (Federico) Polak, que es su amigo, y (Rodolfo) Campero, que le respondía”, explicaba. “La campaña se viene encima, las encuestas lo preocupan y está ensayando discursos. Es parte de su estrategia para diferenciarse del Gobierno”, discurría un funcionario con despacho en la Rosada.
Mientras los funcionarios continuaban especulando, ayer Alfonsín reunió a los candidatos radicales de todo el país (ver nota aparte). Un gesto que –aunque estaba planificado de antes– le sirvió para dejar en claro quién manda en el partido. Hoy, el jefe del radicalismo difundirá un documento crítico del Comité Nacional titulado “Hacia la unión nacional”.
Los dos actos revelan la complejidad de la disputa: con la campaña por las elecciones de octubre en marcha, en medio de un contexto social complicadísimo, con los vínculos con el PJ en duda y el diálogo con el sindicalismo casi cortado, al Gobierno sólo le queda el (tibio) respaldo del radicalismo. Una relación difícil, que ayer se enfrió unos grados, profundizando aún más el aislamiento crónico de la Rosada.

 

Menos lindo, se dijeron de todo

“Les hace de idiota útil a los grupos concentrados de la economía, hace campaña contra la política, como si hubiera nacido de un repollo”, acusó Leopoldo Moreau. “Es un demagogo que defiende la lógica de la política cerrada, que sólo se mira el ombligo sin preocuparse por la gente. Si yo soy un idiota útil, él es un inútil”, respondió Lautaro García Batallán.
Los dos radicales se cruzaron en un programa televisivo como consecuencia de la disputa desatada por Raúl Alfonsín, que acusó al Gobierno de motorizar una campaña en su contra (ver nota central). Moreau salió en defensa de su partido y aseguró que García Batallán es “el inspirador” del plebiscito para apurar la reforma política. “Esa consulta le costará al Estado unos 70 millones de pesos”, aseguró.
“En el caso de que hubiera plebiscito, el costo no sería de 70 sino de 11 millones”, respondió García Batallán, viceministro del Interior y hombre cercano a De la Rúa. “Por si Moreau no lo sabe, desde hace un año espera tratamiento en la Cámara alta una iniciativa del Gobierno que contiene sólo un tercio de las reformas que se deberían llevar adelante, de modo que si yo soy un idiota útil él es un inútil. Moreau es de los políticos que dicen que hay que reformar la política, pero no lo hace, como lo demuestra el hecho de que siendo senador nunca propuso siquiera tratar la iniciativa. Si Moreau dedicara sólo cinco minutos de los que usa para criticar al Gobierno a trabajar en el Senado, tal vez le iría mejor a él y al radicalismo”.

 

ENCUENTRO CON LOS CANDIDATOS DEL RADICALISMO
El comienzo de la campaña

Los candidatos del radicalismo de todo el país coincidieron ayer en la conveniencia de desplegar un discurso electoral “adecuado en cada provincia para buscar un mejor posicionamiento de la Alianza de acuerdo al distrito y sus prioridades”. Así, empezaron a hilvanar una estrategia de campaña, cuyos ejes políticos serán trazados hoy por el plenario del Comité Nacional de la UCR. Lo que se discutirá es un documento elaborado por el propio Raúl Alfonsín, que avanza sobre su idea de convocar a un gobierno de unidad nacional.
Aunque la discusión política quedó postergada para hoy, las declaraciones que el titular de la bancada de diputados de la UCR y candidato por Catamarca, Horacio Pernasetti, formuló después de reunirse con sus correligionarios que buscan una banca en el Congreso dan la pauta sobre el ánimo que impera entre los hombres del partido radical: “Vamos a apoyar lo que sea necesario y a criticar lo que esté mal. También vamos a pedir rectificaciones como lo venimos planteando”, adelantó.
“Este camino adoptado por el Gobierno no sólo es distinto a lo que se prometió en 1999, sino que además nos está conduciendo al fracaso”, se sumó Rodolfo Terragno. El candidato a senador por la Capital Federal advirtió también que “no se puede recuperar la Alianza teniendo una política contradictoria” y señaló que no importa si Domingo Cavallo sigue o no al frente del Ministerio de Economía “si se sigue con esta política”.
Los candidatos, de todos modos, sobrevolaron esa discusión y se dedicaron a evaluar la situación y las chances en cada distrito. Buena parte de los análisis se realizaron a partir de un sondeo nacional hecho entre fines de junio y principios de julio que llevó el consultor Manuel Mora y Araujo y de las opiniones que aportó su colega Analía del Franco.
La impresión de los encuestadores de que la elección no está nacionalizada entusiasmó a todos los presentes, entre los que se contaron varios gobernadores como Angel Rozas (Chaco), Roberto Iglesias (Mendoza), Oscar Castillo (Catamarca) y Sergio Montiel (Entre Ríos). Además de Alfonsín, estuvieron también el presidente provisional del Senado, Mario Losada; el titular de la Cámara baja, Rafael Pascual; y el ministro del Interior, Ramón Mestre.
Varios de ellos volverán a verse las caras hoy en el mismo lugar, aunque el asunto ya no será tan técnico, sino que lo que estará en discusión será la política. El documento que Alfonsín preparó para someter a la aprobación del Comité Nacional y el debate prometen críticas al Gobierno, reclamos de que se retomen los enunciados originales de la Alianza, pedidos de reprogramación de la deuda externa y cuestionamientos a Cavallo, entre otras cosas para destacar.

 

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