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“Que yo pueda ser candidato de
Menem es un elogio inmerecido”

Jorge Asís, candidato a senador por la provincia, competirá por fuera del peronismo, con sello menemista. En este reportaje hace lo que mejor le sale: definir irónicamente a sus adversarios.

El ex embajador Jorge Asís
acude a la ironía para definir vitriólicamente a sus adversarios.

Por Romina Calderaro

Ofrece un “Té Asís”. “Lo preparo con agua mineral y uso uno de las mejores hebras británicas”, revela. Y luego, se dedica a una de sus actividades preferidas: definir con ironía y cierto cinismo a la clase política argentina. Entre otros conceptos, el candidato a senador de la alianza Frente Popular en Buenos Aires (FrePeBa) sostiene que Elisa Carrió “hace gala de una suerte de ‘hembrismo’, que vendría a ser como un machismo al revés que se da cuando se quiere buscar una cierta complicidad de la mujer” y que uno de sus mejores atributos es “ser gorda”. Que Luis Farinello es “la mezcla entre Nené Cascallar y Camilo Torres, un hombre digno de una modestia artificial”; que Eduardo Duhalde es “una encuesta y una organización” y Carlos Ruckauf “una pauta publicitaria y mucho periodismo alquilado”.
–¿Usted es el candidato del menemismo en la provincia de Buenos Aires?
–Esa fantasía que tiene el otro de creer que yo puedo ser el candidato de Menem es un elogio inmerecido. Yo reivindico en grandes líneas la acción de Menem, pero en ningún momento me atrevo a presentarme como un candidato suyo. Es más: hay muchos connotados menemistas que no me llaman por teléfono porque temen que les pida que me paguen el celular o un remis.
–¿Y por qué decidió ser candidato?
–Porque estoy haciendo política. Soy un hombre de la provincia de Buenos Aires y creo que las opciones son bastante precarias. Hay una disolución del Estado provincial, una gestión absolutamente catastrófica desde por lo menos hace ocho o nueve años. Hay un desgobierno en la provincia.
–Alguna vez me dijo que uno de los riesgos de ser candidato a un cargo legislativo es ser electo.
–Bueno, es uno de los riesgos (risas).
–¿Y qué haría si lo eligen?
–Si yo soy senador le puedo decir que tengo alternativas y proyectos para cada uno de los problemas fundamentales para la Argentina. Pero no los deslizo por los medios. Porque cualquier asesorcito que te ve en un programa de cable te lo roba, lo da vuelta y lo presenta como propio.
–¿No es piantavotos ser candidato y menemista?
–El tema Menem es un problema. Yo no puedo ser candidato, ni siquiera requerir su apoyo, no invoco su nombre y tengo que estar el setenta y cinco por ciento del tiempo, sobre todo con la prensa, hablando de la cuestión Menem. Pero hay algunos connotados menemistas que cometen el error de apoyar a Luis Patti.
–¿Y usted qué piensa de Patti?
–Creo que es un candidato de un solo tema. Del mismo modo que el candidato de Acción por la República (Guillermo Francos) que se retiró de su banca por cansancio moral, siguiendo el ejemplo de Alvarez, parece que descansó bastante rápido en su moralidad. Yo creo que Cavallo proporciona a la realidad política argentina una a veces saludable dosis de histeria y altas dosis de esquizofrenia política. Y de pronto, no se sabe muy bien dónde está el oficialismo, dónde la oposición. Como les dije a los amigos, a un Cavallo devaluado hay que revisarle los dientes.
–Hablemos de su competidor Luis Farinello.
–A mí lo que me molesta del tema Farinello es la utilización de la religión como hecho político. En esos casos, suceden algunos malentendidos. Farinello me parece un hombre digno. De una modestia elaborada, artificial. Una combinación de Camilo Torres y Nené Cascallar. Lo que me interesa en Farinello es la impotencia conceptual de la izquierda, que no puede generar un líder y tiene que colgarse de la sotana que no utiliza el cura.
–¿De verdad no respeta a Elisa Carrió?
–No es que no la respete. Ella puede ser indirectamente aludida cuando yo hablo de la impotencia conceptual del progresismo argentino porque de la misma forma que lo siguen a Farinello la siguen a ella.
–No es lo mismo. Convengamos en que Farinello y Carrió tienen un nivel de formación y conceptual diferente.
–Está bien... sinceramente... vienen a la provincia de Buenos Aires. Creo que el candidato es un Cafiero. Una de las grandes ventajas que tiene mi fuerza política es que no tiene ningún Cafiero para ofrecer.
–Volvamos a Carrió.
–Sí. Ella se impone en principio corporalmente. Eso es importante para el manejo de su palabra asociada a esta especie de invulnerabilidad. Pero no me parece que se pueda hurgar mucho en la profundidad de sus conceptos. Padece también otro inconveniente que es difícilmente explicable y que se puede entender mal. Ella hace gala de una suerte de “hembrismo”, que vendría a ser como un machismo al revés, que se da cuando se quiere buscar una cierta complicidad de la mujer. Por ejemplo, cuando dice “no cambia, como los maridos”. Busca “la matriz del Estado mafioso” para lo cual investiga viejas transferencias aferrada a un crucifijo y proclama barbaridades amparada en la eucaristía. La definí como “La Gioconda pintada por Botero”. Y le está hablando alguien a quien le gustan las gorditas. Y no sólo por mi admiración el Fellini de Ocho y Medio, La Dolce Vita. Casi le diría más: uno de sus mejores atributos es que es gorda.
–Siguiendo su línea de razonamiento respecto del progresismo en la Argentina, ¿cree que a Carrió le puede pasar lo que a Alvarez o a Graciela Fernández Meijide?
–Creo que el antecedente de Alvarez o Fernández Meijide juega en favor de ella. Carrió está capitalizada por ese antecedente y me parece que es un poco más robusta. No sólo corporalmente. Ella sabe manejar la ineptitud y la incapacidad de los políticos para enfrentarla.
–¿Y cómo ve al tándem Eduardo Duhalde-Carlos Ruckauf?
–Los principales responsables de la catástrofe gestionaria en la provincia de Buenos Aires son Eduardo Duhalde y Carlos Ruckauf. El caso de Ruckauf es patético: fue un hombre que llegó a gobernador por su debilidad política. Y encima, los dos se imaginan a sí mismos como hombres providenciales para después del 14 de octubre.
–¿Cómo definiría a Duhalde y a Ruckauf?
–Duhalde es una encuesta y una organización. Y Ruckauf es una pauta publicitaria y mucho periodismo alquilado.

 

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