Por Roque Casciero
Por esas paradojas que a menudo
ofrece la realidad, en la Argentina de la última dictadura militar
un porcentaje importante del público televisivo celebraba semanalmente
el accionar de dos parapolicías. Por supuesto, los agentes Bodie
y Doyle no formaban parte de un grupo de tareas sudamericano, sino que
eran parte de CI5, una agencia secreta británica con la posibilidad
de obrar al margen de las leyes. De todos modos, entonces causaba cierta
consternación que los héroes de una serie estuvieran siempre
al filo de parecerse a quienes se encargaban de que desaparecieran personas.
¿Por qué atraía tanto Los profesionales,
entonces? Porque los guiones eran realistas, duros y a menudo violentos;
la estética parca y despojada, comparada con la de las series estadounidenses
del momento; y los dos personajes centrales, con toda la carga dudosa
que podía encontrarse en su labor, siempre estaban del lado de
los buenos, como para que los seguidores se quedaran tranquilos.
Visto desde el presente, el programa conserva las características
que lo convirtieron en un éxito: al contrario de otros, podría
decirse que envejeció bien. Por eso es un favorito en el canal
Uniseries, que lo programa todos los viernes (a las 12 y las 23) y sábados
(a las 15 y las 24). Y también ése es el motivo por el cual
esa señal de cable lo seleccionó para su habitual maratón
mensual: esta noche, a partir de las 21 y con la conducción de
Roberto Pettinato, se podrán revivir seis capítulos clásicos
de Los profesionales.
Liderados por el jefe Cowley (interpretado por Gordon Jackson), los agentes
Bodie (Lewis Collins) y Doyle (Martin Shaw) debían enfrentarse
a terroristas del Tercer Mundo y a espías soviéticos. Y
a menudo los métodos de ambos bandos eran similares (por ejemplo,
para hacer confesar a un adversario), por eso la serie fue censurada en
varias oportunidades en su país de origen. El maratón de
esta noche comenzará, como es lógico, con el primer capítulo
de la serie, Locuras privadas, peligro público. En
él, un ejecutivo se tira por una ventana luego de beber un café
con ácido lisérgico, y luego se suceden asesinatos sin razón
aparente, hasta que el CI5 entra en acción. En segundo lugar se
verá Perro viejo con trucos nuevos, en el que el jefe
se involucra directamente en la acción (una rareza dentro de la
serie) al hacerse pasar por un ministro secuestrado. Klans
men, el tercer envío, trata sobre la violencia racial: Doyle
se infiltra en un grupo que ataca a los ciudadanos negros. En Fin
de semana en el campo, los dos agentes son secuestrados cuando viajan
a una granja con sus novias: esta vez, tendrán que pelear desde
una posición desventajosa. Y el último capítulo,
Descubierto en un cementerio, muestra a Doyle baleado y con
alucinaciones sobre sus acciones pasadas. Aunque sólo suceda en
la televisión, a veces los parapolicías tienen conciencia.
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