Por Cristian Vitale
Lo que recibirá Argentina,
en una época de recortes de todo tipo, es una parte de Judas Priest,
la banda que supo colar, a fines de los 70, un sonido crudo y directo,
entre Black Sabbath y Led Zeppelin. Pero el Judas que mañana actuará
en el Estadio Obras no es el mismo que aquel: ya no está Rob Halford,
el frontman que inició camino propio con el objetivo de modernizarse
en los 90. Su reemplazante, Tim Ripper Owens, es ahora
quien va al frente con su voz en cada incendiario show de la banda originada
en Birmingham, Inglaterra. Somos muy buenos amigos y estamos pasando
un buen momento. Soy parte de mi banda favorita de heavy metal. Esto es
grandioso para mí, declara Owens, en diálogo telefónico
con Página/12. Espero encontrar todo bien en Argentina,
se ilusiona, consciente de que el heavy metal, en este país, mantiene
su legión de fieles.
Owens ingresó al grupo a mediados de los 90. Halford aún
intentaba aggiornarse para sonar a tono con la época. Mientras,
su ex banda buscaba el cantante adecuado para ocupar su lugar. Una tarea
difícil. La idea era mantener bien alto la esencia pesada del grupo.
Su llegada, entonces, implicó un desafío: recuperar a la
banda del naufragio post Halford. Al principio tenía cierto
temor a la no aceptación: algunos fans querían mucho a Halford
y me preguntaba todas las noches cómo tomarían mi ingreso.
Por suerte, debo decir que los seguidores son grandiosos. Me aceptaron,
porque aceptaron que Halford tiene su propia banda y que, pese a que ya
no es el cantante de Judas Priest, le está yendo todo muy bien.
Por mi parte, lamento que los fans tengan que acostumbrarse a mí
haciendo lo mismo que hacía Halford en su momento. Me siento un
afortunado por esto. El resto, sería bueno preguntárselo
a ellos dice Ripper, apodo cuya traducción exacta
al castellano suena poco estética: Rasgador.
Los seguidores argentinos tendrán, mañana a la noche, la
oportunidad de comprobarlo. Estos Judas alternativos, muy distintos a
aquellos que asomaron en los 70, repasarán sus clásicos
sin omisiones: Vamos a tocar muchos clásicos, como por ejemplo
Living After Midhight, y también va a haber muchos
temas de un disco clave para nosotros, Painkiller (1990), informa
Owens. Además, presentarán temas de los últimos dos
discos, trabajos de los que participa el nuevo cantante: Jugulator (1997)
y el flamante Demolition, al que el vocalista define como mucho más
melódico y moderno que sus predecesores. Demolition es un
poco más moderno que los anteriores. Es, por sobre todas las cosas,
muy melódico. En lo personal pienso que es uno de los mejores discos
de la carrera de Judas, aunque debo reconocer que otro de mis favoritos
fue grabado cuando yo ni siquiera soñaba con cantar con ellos,
hablo de Sad Wings of Destiny, comenta, haciendo referencia al segundo
disco de la banda, editado en 1976.
Con respecto a Jugulator, Owens reconoce que es la placa que mejor interpreta
el legado del Judas ortodoxo: Es un disco de heavy metal bruto.
Si vos querés enseñarle al mundo que Judas Priest sigue
siendo sinónimo de heavy metal, haceles escuchar Jugulator. Con
esto digo todo, resume orgulloso.
Párrafo aparte merece su mirada sobre Halford, el héroe
metálico que se presentó en River a mediados de enero de
este año junto a Queens of the Stone Age y Iron Maiden. Rob se
había ido de Judas agotado del heavy metal tradicional, e intentó
modernizarse editando dos discos a los que pocos prestaron
importancia. Su vuelta a las fuentes, que fue saludada fervorosamente
por los viejos fans de Judas, se tradujo en Resurrection, su último
disco solista. Su heredero, por convicción o por diplomacia, lo
sigue admirando: Me hace feliz que Halford haya vuelto a tocar heavy
metal. Es más, deseo escuchar siempre ese tipo de música,
que es su rock, el que siempre me gustó. Espero que siga en esa
línea artística. No escuché mucho de su música,
pero lo poco que escuché me gustó. Y, aunque no puedo dar
una opinión definitiva sobre lo que está haciendo ahora,
sigue siendo uno de mis ídolos. No puedo olvidar mis épocas
de fan, cuando deliraba por los temas de Defenders of the Faith (1982).
Mi orgullo, por eso, es ser parte de mi grupo preferido, concluye.
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