Domingo Cavallo volvió
a negar, en conferencia de prensa, que en el memorando de entendimiento
firmado con el Fondo Monetario esté previsto algún recorte
en las transferencias a las provincias en concepto de coparticipación
de impuestos. Sin embargo, en ese documento, que el propio ministro difundió
ayer, se dice lo contrario: En caso de que los ingresos tributarios
durante el resto del año sigan siendo inferiores a los niveles
previstos en el presupuesto 2001, como ocurrió en julio, y, por
consiguiente, el gobierno federal no pueda asignar recursos para realizar
las transferencias adicionales requeridas para cumplir con la coparticipación
mínima de impuestos establecida en el Compromiso Federal de diciembre
de 2000, trataremos de reequilibrar los términos convenidos en
dicho pacto para generar un ahorro neto de hasta $ 900 millones durante
el resto del año 2001, afirma el texto en su página
10. De otro modo, si la recaudación sigue floja, el Gobierno promete
al FMI dar de baja el pacto de transferir una suma fija mensual a las
provincias y estima que así podría ahorrarse
hasta 900 millones en cuatro meses.
La otra novedad relevante que incluye el Memorando de Política
Económica suscripto, para conseguir el salvataje financiero
del Fondo, es que se reconoce que para este año la economía
sufrirá una contracción superior a la del año pasado.
Tal como anticipó Página/12 hace dos semanas, el Gobierno
reconoció ante Washington que el PBI del 2001 caerá nada
menos que 1,4 por ciento. Así, este será el tercer año
consecutivo de reducción del producto (la baja en el 99 fue
de 3,6 por ciento y en el 2000 de 0,5).
Cavallo, que a poco de asumir como ministro dijo que hacia el último
trimestre del año la economía estaría creciendo un
10 por ciento, intentó relativizar el nuevo pronóstico acordado
con el FMI. Esa no es una meta. es una proyección pesimista
para estimar las metas fiscales y que no haya riesgo de incumplimiento,
argumentó. El documento, sin embargo, no habla de pesimismo sino
de prudencia: Se proyecta, con criterio prudente, que el crecimiento
del PBI real será negativo para la totalidad del año como
consecuencia de la debilidad del consumo y la inversión,
asegura.
Por lo demás, el Memorando o Carta de Intención
no contiene sorpresas. Salvo, claro, un párrafo incluido por los
funcionarios de Economía que seguramente habrá sonado a
música en los oídos de los técnicos del Fondo. Se
refiere a incrementar la flexibilización del mercado laboral permitiendo
a los empleadores ofrecer contratos de empleo temporales con un nivel
más de sueldo y prestaciones (ver aparte).
Como bien dijo ayer Cavallo, la única meta que contempla
esta carta es la meta de déficit cero. Todo lo demás
queda supeditado a dicha meta. Por ejemplo, cuando se habla de la posibilidad
de recortar fondos coparticipables a las provincias, se lo hace en el
contexto de poder alcanzar el déficit cero entre los meses
de agosto y diciembre. En realidad, teniendo en cuenta el déficit
fiscal acumulado hasta julio, la Carta mantiene la meta anual de déficit
de 6500 millones de pesos, estipulada con el Fondo en el acuerdo firmado
a principios de año, el que abrió el camino al blindaje.
E incluso, se menciona la posibilidad de ampliar dicho déficit
en 300 millones adicionales.
Desde diciembre del 2000, gracias a un acuerdo sellado entre el ex ministro
Machinea y los gobernadores, las provincias reciben de la Nación
una suma fija mensual establecida para este año en 1365 millones
de pesos. Durante el año pasado, este garantía sirvió
como un tope a la transferencia de fondos desde la Nación y significó
que las provincias resignaran a favor del gobierno nacional
casi 1000 millones de pesos. Sin embargo, debido al derrumbe de la recaudación
de impuestos, en julio la garantía funcionó al revés,
como un piso que para alcanzarlo la Nación tuvo que constituir
con fondos propios por 300 millones de pesos. Si la recaudación
siguiera barranca abajo, los cálculos oficiales, ahora plasmados
en el memorando con el Fondo, coinciden con las estimaciones de las consultoras
privadas: la Nación resignaría a favor de las provincias
unos 900 millones de pesos hasta fin de año. Por eso, todo indica
que los funcionarios del equipo económico que negociaron en Washington
incluyeron el párrafo que habla de un eventual recorte de dichos
fondos como una forma de hacer creíble la meta de déficit
cero ante los ojos de los funcionarios del FMI.
Cavallo se preocupó en la conferencia de prensa de negar que el
gobierno nacional vaya a incluir la ley de coparticipación vigente.
Estamos cumpliendo y vamos a seguir cumpliendo con los compromisos
de la ley de coparticipación, afirmó, como una forma
de aliviar la tensión política creada esta semana con los
gobernadores, a causa de sus propias declaraciones periodísticas
el domingo último. Y hasta consideró irrelevante
hablar de incumplimiento, porque no va a haber tal incumplimiento.
Sin embargo, el ministro dejó abierta una ventana para sentarse
a negociar con los gobernadores, como esta misma semana lo dejó
entrever el Jefe de Gabinete, Chrystian Colombo. Si surgiera algún
inconveniente para transferir fondos, la Nación se
sentará con las provincias para ver cómo resolvemos el problema,
aseguró. Sea como fuera, el memorando sí menciona explícitamente
el compromiso de empezar a discutir después de las elecciones una
nueva ley de coparticipación, que debería ingresar como
proyecto al Congreso antes de fin de año.
Los puntos salientes
Las proyecciones del Gobierno para el año, volcadas en
el Memorando de Política Económica elevado al FMI,
indican una caída del Producto Bruto real para este año
del 1,4 por ciento, contra un crecimiento originalmente previsto
del 2 por ciento. Las importaciones se reducirían un 7 por
ciento, mientras que las exportaciones crecerían un 4 por
ciento. Según prevé el documento, las reservas internacionales
brutas en el Banco Central tendrían una recuperación
con respecto a su nivel actual, alcanzando a fin de año a
18.500 millones de dólares.
En cuanto a las medidas y políticas que se aplicarán
para alcanzar la meta de Déficit Cero, la Carta de Intención
plantea:
Una serie de medidas
en materia de administración tributaria para mejorar el control
de los contribuyentes y sancionar a los bancos que no faciliten
la incautación de los fondos de los evasores (ver aparte).
Recorte de 2300 millones
de pesos del gasto primario en el segundo semestre; si los ingresos
tributarios siguieran por debajo de los niveles previstos en el
presupuesto, se buscará replantear el compromiso de asignación
de recursos a las provincias por coparticipación para
generar un ahorro neto de hasta 900 millones de pesos durante el
resto del año.
La meta del déficit
de 6500 millones al 31 de diciembre se alcanzará, pero se
considera necesario elevar en 350 millones de pesos el tope del
déficit a fin de setiembre.
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CAIDA
DEL 20 POR CIENTO EN LAS IMPORTACIONES
La recesión vacía el container
Por David Cufré
Mientras Domingo Cavallo se
desvive por lograr el déficit fiscal cero, la economía real
olvidada detrás de aquel objetivo sigue dando muestras
de su deterioro. Los últimos datos del intercambio comercial son
elocuentes. En julio las importaciones se desbarrancaron un 20 por ciento
respecto al mismo mes del 2000, acumulando una caída de 8 por ciento
en siete meses. Semejante contracción evidencia que más
allá de lo bajo que puedan ser los precios de los productos importados,
aquí no abundan los compradores. Pero si el consumo interno aparece
desnutrido, las exportaciones tampoco son el motor que arranque a la economía
de la recesión. Por el contrario, en julio disminuyeron 0,5 por
ciento contra igual mes del año pasado, y desde enero avanzaron
apenas 3 por ciento, una cifra muy menor si se tiene en cuenta la magnitud
del saldo exportable por la falta de consumo doméstico.
Lo único favorable de la abrupta caída de las importaciones
es que el saldo de la balanza comercial fue superavitario en 586 millones
de dólares, contra los 165 millones de julio del año pasado.
Las compras ascendieron a 1769 millones, mientras que en siete meses sumaron
13.225 millones. Las exportaciones, en tanto, fueron por 2355 millones
en julio y llegaron a 15.810 millones desde principios de año.
Cuando se achica el mercado local, lo importante es tener el mercado
internacional como alternativa. En este momento, Argentina no tiene ni
lo uno ni lo otro. Es difícil imaginar que en estas condiciones
pueda venir un inversor a radicar un proyecto productivo, advirtió
el consultor Guillermo Carracedo, especialista en temas de comercio exterior.
En los productos de consumo masivo, nuestros precios están
desfasados un 30 por ciento, agregó, apuntando a los problemas
de competitividad de la economía.
En rigor, cuando Cavallo asumió como ministro también enfocó
su diagnóstico de la crisis en la falta de competitividad, producto
de un atraso cambiario que calculó en 20 por ciento. Fue entonces
cuando ideó la Convertibilidad ampliada y el factor de empalme.
Sin embargo, Carracedo apuntó que lo que se ganó en competitividad
por el nuevo dólar comercial en este momento, entre
el 5 y el 6 por ciento resulta insuficiente para solucionar
el problema, y más aún cuando para algunos sectores cayeron
los subsidios de exportación.
Para el ex vicepresidente de Bunge & Born, el Gobierno debe poner
como objetivo prioritario el aumento de las exportaciones. Y para ello
tiene que mejorar la competitividad, ya sea a través de una devaluación
o de mayores subsidios a los exportadores. Bajar más los
costos no parece posible. Hace meses que soportamos una constante deflación
y sin embargo no alcanza para compensar el atraso cambiario, señaló.
En 1995, en medio de la crisis del Tequila, la Argentina logró
pegar un salto en sus exportaciones, fundamentalmente orientadas a Brasil.
Desde ese momento pasaron muchísimas cosas, incluidas la
devaluación del real y del euro. Y Brasil se juega completamente
a aumentar su comercio exterior. El gobierno de Fernando Cardoso dijo
que es exportar o morir. Comparando esa actitud con la del
gobierno argentino, es fácil imaginar adónde irá
un inversor extranjero que quiera instalarse en la región,
concluyó.
Sueldos tendiendo
a cero
En la Carta de Intención del acuerdo con el FMI, el Gobierno
expresa abiertamente su esperanza de que sigan bajando los sueldos
en el sector privado. En el campo de la reforma laboral arranca
el punto 21 del documento, el Ministerio de Trabajo ha iniciado
la renegociación de los convenios colectivos de trabajo vencidos,
con lo que se espera lograr más flexibilidad en las condiciones
de empleo. Pero por si no había quedado claro qué
implica más flexibilidad laboral, el texto ofrece más
explicaciones: Además continúa,
se están preparando planes para mejorar la capacitación
laboral de las personas que se incorporen al mercado de trabajo
y de los desempleados, permitiendo a los empleadores ofrecer contratos
de empleo temporales con un nivel más bajo de sueldo y prestaciones.
Para el Gobierno, que bajen los sueldos es un hecho positivo.
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