Por Nora Veiras
La Ciudad de Buenos Aires obtuvo
los mejores resultados del país en el Operativo Nacional de Evaluación
de la Calidad de los estudiantes no sólo de quinto año del
secundario sino también de tercer grado de la primaria y de segundo
año del nivel medio. Comparando con los niveles alcanzados en 1999,
a pesar de seguir al tope de la escala se registró una leve caída
entre los ahora egresados del secundario (-4,39 por ciento en Lengua y
3,92 en Matemática). Si bien la comuna porteña pertenece
a la región centro que es la de mayor nivel socioeconómico
variable cuya incidencia en el aprendizaje quedó ratificada,
el secretario de Educación porteño, Daniel Filmus, destacó
que en un país que polariza, lo único que tiende a
igualar es la educación y ejemplificó: Entre
un pobre que se recibió de abogado y un rico que también
se recibió hay menos diferencia que entre un pobre que dejó
de estudiar y un rico que estudió.
La difusión de los datos que realizó el gobierno porteño
y la Nación se diferenció en la cantidad de información
y en las cifras. En primer lugar porque la Ciudad presentó los
resultados no sólo de quinto año sino también de
tercer grado y segundo año y, además, realizó una
comparación entre 1999 y 2000. En segundo lugar porque para poder
contrastar la información no se tomaron los resultados aislados
del 99 sino que se realizó una ponderación de las
pruebas. Es decir que se consideraron los ejercicios equivalentes en los
dos últimos años del Operativo para así equipararlos.
Esa es la razón por la cual el promedio nacional en Lengua que
dio la Ciudad para quinto año es de 67,7 por ciento mientras que
el que dio la Nación fue de 59,1. En el caso de Matemática,
el equipo del ministro Andrés Delich dijo que la media fue de 61,3
mientras que ese dato equiparado dio 65,25. El gobierno porteño
dijo que no están todavía disponibles los resultados comparativos
entre la educación pública y privada. No es un tema menor
teniendo en cuenta que el sistema está casi partido al medio: en
primaria hay 150 mil chicos en las escuelas públicas y 120 mil
en las particulares.
Filmus, la directora de Investigación, Graciela Morgade, y la directora
de Planeamiento, Flavia Teriggi, presentaron la fotografía de la
evaluación porteña en base al informe que les entregó
la Nación. Los resultados más relevantes son los siguientes:
u La tasa de escolarización del nivel inicial (niños de
5 años) es del 89,8 por ciento; en el primario de 98,4 y en el
secundario de 88,1 por ciento. Sólo este dato cuantitativo pone
a la Ciudad en el nivel medio 20 puntos promedio por encima de la región
Nordeste. El 16 por ciento de los alumnos viajan desde el conurbano bonaerense
a las escuelas de Capital: son 20 mil chicos (en el Otto Krause, el 30
por ciento son bonaerenses).
u Los dos colegios dependientes de la Universidad de Buenos Aires, el
Nacional y el Carlos Pellegrini, no hicieron la evaluación por
conflictos internos. Se supone que son los públicos de mejor performance.
u En tercer grado y en segundo año, los alumnos porteños
mejoraron con respecto al año pasado. Filmus consideró que
el rendimiento en el nivel primario es mucho mejor y más
parejo.
u La mayor brecha a favor de la Ciudad se produjo en el segundo año
del nivel medio (ver cuadros). Filmus estimó que es probable que
haya bajado el rendimiento promedio nacional en ese año por la
incorporación masiva de alumnos al haberse extendido la obligatoriedad.
La Provincia de Buenos Aires incorporó, desde la aplicación
de la reforma educativa, un millón de alumnos al correr de séptimo
a noveno año (segundo del secundario) la obligatoriedad.
u El nivel educativo de los padres tiene un alto impacto en el rendimiento
de los chicos. Las respuestas correctas pasan de 56,6 por ciento en los
hijos de familias sin estudios formales al 74,5 por ciento en los chicos
con padres con estudios terciarios o universitarios. Filmus remarcó
que no es abismal la brecha educativa teniendo en cuenta que sílo
es la económica. La teoría del derrame de los
que más tienen a los que menos tienen es evidente que fracasó
en lo económico, lo único que llega a los de abajo es la
educación. Por eso recortar presupuestos en educación sería
atentar contra alguna posibilidad de igualación.
u En quinto año de Matemática, los sectores de nivel socioeconómico
bajo dieron un 59,8 por ciento de respuestas correctas, en el nivel medio
de 67,1 por ciento y en el alto de 73,6 por ciento.
El equipo porteño se ocupó en destacar los beneficios y
limitaciones de las pruebas estandarizadas de evaluación. Rescató
como útil la recolección de información para poder
tomar decisiones de política educativa a partir de la individualización
de los problemas. Pero, Filmus destacó que para analizar la calidad
hay que investigar los procesos en ese sentido me parece excelente
la investigación de María del Carmen Feijoó en la
Provincia que mide las diferencias de cómo entra y cómo
sale el chico, es decir lo que la escuela agrega.
Muchas veces se dice que la educación genera y reproduce
la desigualdad. En realidad, la desigualdad se genera antes, en el origen
de los chicos. Tampoco reproduce porque hay una tendencia a la equiparación.
Sí se puede decir que la escuela no tiene la suficiente fuerza
para igualar totalmente. Estos resultados refuerzan la idea de la necesidad
de la presencia del Estado y de un ministerio nacional que ponga más
donde más se necesita y compense las desigualdades, concluyó
el secretario en un momento en que gran parte del peronismo impulsa la
anulación de la cartera nacional.
Ibarra, con optimismo
El jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, dijo
a Página/12 que los resultados de la evaluación educativa
muestran que estamos recogiendo los frutos de nuestra decisión
de enfrentar esa gran batalla educativa, que es la batalla por la
calidad de la enseñanza, sostuvo el frepasista.
Ibarra señaló que el sector educativo representa más
del 28 por ciento del presupuesto, lo que implica la inversión
más alta de la historia en la Ciudad. Si queremos
que la educación pública sea efectivamente el gran
instrumento de igualación social, debemos dotarla de los
más altos niveles de calidad, agregó.
Asimismo, el jefe de gobierno aseguró que una educación
pública de calidad le otorgará a nuestros hijos las
herramientas necesarias para enfrentar a un mercado laboral difícil,
restringido y exigente, por lo que el incremento en
la calidad de la educación contribuirá a combatir
la deserción escolar y a aumentar la participación
de la comunidad.
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OPINION
Por Hugo Yasky *
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No nos han derrotado
Finalmente, la debacle financiera y el ajuste salvaje irrumpieron
violentamente en la provincia de Buenos Aires. El que hasta hace
poco era el estado más rico del país empezó
a reproducir el paisaje de lo que algunos tecnócratas neoliberales
denominan las provincias inviables: piquetes de desocupados cortando
rutas, edificios públicos ocupados por empleados reclamando
el pago de salarios, poda salarial, pago en bonos. Aquello que parecía
propio del país oculto estalló de pronto. Chocamos
contra esa realidad. Sin previo aviso. Sin escalas.
Esto es lo que explica el grado de convulsión que alcanzó
este conflicto que se expresó en una paralización
educativa a lo largo de 23 días, cuyo único antecedente
se remonta al año 1958. Esto explica también que en
un hecho absolutamente inédito no haya quedado rincón
de la provincia en el que no se hicieran marchas que unieran a padres,
la mayoría de los cuales por primera vez participaban de
una protesta callejera y a muchos docentes que, también por
primera vez, se incorporaban a una lucha de este tipo. El pico máximo
de ese estado de movilización fue el imponente acto con 60.000
personas frente a la gobernación de La Plata, que reunió
a docentes, médicos, judiciales, estatales y familias enteras,
exponentes de una clase media que se sabe acorralada y empujada
inexorablemente en el tobogán de la pobreza.
Este cimbronazo que puso al desnudo la absoluta falta de consenso
de las políticas de ajuste que el establishment económico
y político persiste en mostrar como el único camino,
hizo aflorar las dicotomías profundas de esta Argentina fragmentada.
¿Cómo explicarse si no la profusa campaña mediática
que intentó instalar la contradicción
entre padres y docentes, apelando al golpe bajo de presentar a los
alumnos como rehenes de sus educadores? ¿Cómo entender
si no la desenfrenada virulencia verbal del Dr. Duhalde, que pareció
querer reasumir como una suerte de gobernador ad-hoc la vieja política
de mano dura que lo hizo tristemente célebre entre la docencia
bonaerense? ¿Cómo entender que en un hecho que podría
formar parte de la antología del absurdo, un vocero del establishment
como Hadad reprodujera generosamente el audio con las diatribas
de una docente autoconvocada que calificaba de traición
la suspensión de un paro contra el que durante 20 días
el propio Hadad dirigió sus dardos más envenenados?
¿Cómo entender la vehemencia de unos y otros coincidiendo
en su esfuerzo por tratar de convertir en derrota, lo que en realidad
ha sido una expresión de dignidad y lucha que no se pudo
doblegar? El conflicto aún tiene final abierto. Pero la docencia
bonaerense no se amilanó ante las amenazas del Gobierno,
logró gran parte de sus reclamos y volvió a las aulas
sin resignar ni una de sus demandas. Esto es lo que no perdonan
los que necesitan un pueblo resignado a la derrota.
* Secretario general de SUTEBA.
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