Por Marcelo Justo
Desde Londres
Diane Pretty tiene una enfermedad
motora degenerativa incurable y no quiere seguir viviendo pero, paralizada
del cuello a los pies, no puede suicidarse. Para impedir una penosa y
prolongada agonía quiere que su marido, con quien está casada
desde hace 25 años, la ayude a acabar con su vida. Brian Pretty
está dispuesto a hacerlo pero según la Fiscalía de
la Nación podría ser acusado de asesinato porque la ley
británica prohíbe el suicidio asistido. Diane y Brian interpusieron
un recurso contra la decisión de la Fiscalía y ayer la Alta
Corte de Justicia de Londres admitió estudiar el caso. A partir
de este inédito dictamen se podría revertir esta situación
y sentar un importante precedente para un replanteo de la legalidad de
la eutanasia en Gran Bretaña.
En la Alta Corte de Justicia de Londres se respiraba un clima de tensa
emoción cuando el juez Silber comenzó a leer su dictamen.
El juez, que definió el caso como trágico, indicó
que había suficientes testimonios escritos y orales como para autorizar
una revisión judicial de la decisión de la Fiscalía
de la Nación que le había negado la inmunidad judicial a
Brian Pretty en caso de que asistiera a su esposa a suicidarse.
Silber añadió que la revisión judicial,
mecanismo legal por el que los súbditos de la corona pueden apelar
las decisiones del Estado, debía realizarse cuanto antes.
En silla de ruedas, con una computadora adherida que utiliza para comunicarse
con el movimiento mínimo que le permiten las yemas de los dedos,
Diane Pretty, de 42 años, se puso a llorar. El primer round de
una batalla legal que puede adelantar el momento de su propia muerte le
pertenecía. La Alta Corte reconocía que la decisión
de la Fiscalía de la Nación podía considerarse una
violación de la ley de derechos humanos que rige a los 15 países
de la Unión Europea y que prohíbe todo tratamiento inhumano
y degradante.
A la salida de la Corte, Brian Pretty, convertido en vocero de su esposa,
dijo a la prensa que Diane estaba muy contenta con el resultado
de la audiencia. Ella quiere tener derecho a elegir sobre su propia
vida. Esta es su decisión. Mi opinión no cuenta, aclaró.
Debido al estado avanzado de su enfermedad, el abogado de Diane destacó
la importancia de que la próxima audiencia se realice de inmediato.
Su condición se deterioró rápidamente desde
el año pasado y Diane quiere evitar el estrés y la indignidad
que padecería si la enfermedad sigue su curso, señaló
Phillip Havers. Los médicos predicen que la muerte por la enfermedad
motriz que padece es inevitable y que ocurrirá por
un fallo respiratorio producido por debilidad muscular. El rumor circulante
ayer era que la nueva audiencia concretaría en las próximas
cinco semanas.
El caso ha polarizado las dos posiciones que se enfrentan en torno al
tema de la eutanasia y el aborto: los pro-elección y los pro-vida.
Mientras los primeros basan sus argumentos en los derechos del individuo
a elegir su destino (como madre o ser vivo), los segundos lo hacen en
el derecho sagrado de la vida. Los grupos pro-vida temen que el caso Diane
Pretty se añada a una serie de precedentes que podrían conducir
a Gran Bretaña por la senda de Holanda donde el suicidio asistido
es legal.
Nosotros comprendemos que alguien con una enfermedad de esta naturaleza
se sienta tan deprimido que quiera terminar con su propia vida, pero que
a partir de esto se quiera establecer el derecho a morir es inaceptable
porque anula el derecho fundamental a la vida y termina creando categorías
de personas que no son consideradas dignas de vivir, señaló
a la prensa el doctor Michael Howitt, de la Campaña contra
la Eutanasia.
Según una investigación publicada el año pasado por
el prestigioso British Medical Council sobre el régimen de muerte
asistida en Holanda, uno de cada cinco pacientes de los 4 mil que mueren
anualmente conasistencia médica no dieron la explícita autorización
que exige la ley para que se les aplique la inyección letal que
los mata en menos de un minuto. No queremos que pase lo mismo en
Gran Bretaña, precisó Howitt.
Los pro-elección acusan a los pro-vida de adoptar posturas tremendistas
para impedir toda discusión racional del tema. Es importante
que se mantengan todas las salvaguardias legales necesarias para que la
eutanasia sea siempre voluntaria, pero esto no quiere decir que no se
pueda avanzar por este camino, indica Jenni Burt, de la Sociedad
para la Eutanasia Voluntaria. Los especialistas hacen una distinción
entre eutanasia voluntaria y la involuntaria. En la primera, se administra
una droga letal al paciente cumpliendo su expreso deseo. En la segunda,
el médico o la familia toman esta decisión porque el paciente
se encuentra en estado vegetativo. Una evidencia de la complejidad del
tema es que la misma Diane Pretty señaló ayer que se oponía
al suicidio asistido. No tanto por el derecho sagrado a la vida
sino para proteger a los vulnerables que pueden ser obligados involuntariamente
a suicidarse, indicó su abogado Phillip Havers
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