Por Oscar Ranzani
La modernidad rompió
con las reglas clásicas del oscurantismo que se caracterizó
por ser una premisa de la Inquisición y, a la vez, desterró
el valor de verdad que tenían los mitos sobre los que se asentaba
su filosofía. En los últimos tiempos, la ficción
cinematográfica se encargó de retratarla a través
de Juana de Arco, El nombre de la rosa y Las brujas de Salem, entre otras
producciones. Ahora, el formato televisivo documental intenta reconstruir
su historia. La Inquisición es precisamente el título
de la producción que History Channel emitirá en dos partes,
hoy y el sábado próximo a las 19, dentro del espacio conocido
como Misterios de la historia. Bajo la premisa de que la
Inquisición, inventada por la Iglesia para salvar las almas de
los hombres, produjo un gran sufrimiento humano, el documental escarba
la historia desde 1100 hasta fines del siglo XVIII, a través de
un relato en off sostenido con la participación de numerosos investigadores.
Algunos de ellos estuvieron incluso presentes cuando el papa Juan Pablo
II anunció en 1998 la apertura de los archivos secretos de lo que,
en palabras del pontífice, hoy conocemos como una fase tormentosa
en la historia de la Iglesia.
1100 fue el año que en el Imperio Romano aparecieron dos grupos
cristianos disidentes. Uno de ellos, los valdenses, no eran clérigos
pero predicaban la Biblia a su manera por el sur de Francia y el norte
de Italia. Este grupo terminó siendo excomulgado a través
de un documento emitido por el Papa Lucio III. El otro grupo, los cátaros,
era más radical que los anteriores: se consideraban los verdaderos
religiosos y permanecieron hostiles hacia la Iglesia, a la que consideraban
maligna. En el siglo XII, Europa era el centro de la herejía
y durante la era medieval estos grupos fueron perseguidos, torturados
y ejecutados. En esos tiempos, la herejía era considerada como
una traición a Dios y luego de que los cátaros asesinaran
en 1208 a un representante papal, el papa Inocencio III, enfurecido, emitió
un documento en el que sostenía que el propósito de la Iglesia
era divulgar la salvación, y un hereje muerto sólo
puede ir al infierno.
Sin embargo, Inocencio III falló en la erradicación de este
grupo disidente y su sucesor, Gregorio IX, instauró en 1231 un
plan para volcar toda la fuerza legal en su contra. Para llevar a cabo
esta tarea nombró a los inquisidores y los envió
a las campiñas alemanas y francesas con el objetivo de que aquellos
herejes que se rehusaran a practicar sus creencias fueran quemados en
la hoguera. De esta manera, le puso sello definitivo al nacimiento de
la inquisición.
La Inquisición incluye una innumerable cantidad de
documentos de la época, que contribuyen a conocer la dureza del
pensamiento religioso. En cada recorrido histórico quedan expuestos
los distintos tipos de torturas que se utilizaban contra los herejes para
sacarles alguna confesión, y las diversas fases del proceso inquisitorial
tales como el período de gracia, el edicto de fe y el enjuiciamiento.
Antes de 1252, la Iglesia prohibía a los inquisidores aplicar torturas.
Sin embargo, cuando los cátaros asesinaron a un inquisidor, el
papa Inocencio IV la autorizó como un medio legítimo para
detectar mentiras. La Inquisición también expone
los mecanismos del miedo que operaban en los pobladores europeos y las
dificultades para probar la inocencia, una vez que los inquisidores arrestaban
a una persona. Una combinación de imágenes fotográficas,
retratos y simulacros de época condimentan la estética del
documental.
Un capítulo aparte merece el siglo XIV, cuando la cruzada contra
la herejía alcanzó su cenit. En esa época se acentuó
la incidencia del ala política y del Estado en la cruzada antiherética,
a través de las figuras del rey francés Felipe El Hermoso
y del español Fernando de Aragón. Por otro lado, en el siglo
XIV la inquisición dejó sus huellas en España, paísque
obligó a los judíos a abandonar la península. Si
se oponían, sólo tenían como opción convertirse
al cristianismo. Cansados de las persecuciones, muchos judíos optaron
por esta decisión. Sin embargo, volvieron a ser perseguidos acusados
de practicar la judaización en secreto, un problema
que se extendió durante más de doscientos años.
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