Por Emanuel Respighi
El ex modelo Horacio Cabak
lleva ya siete años trabajando casi ininterrumpidamente en televisión,
una experiencia con la que se fue convirtiendo en uno de esos conductores
pertenecientes al género para toda la familia, carilindos
y campechanos, de consumo tanto para la jovencita como para la abuela.
Tras haberse puesto delante de las cámaras en programas sobre el
mundo del espectáculo, de concursos, de publicidad y hasta en magazines
periodísticos, Cabak conducirá a partir de mañana
(de 20 a 22, por Azul Televisión) Números rojos,
un programa de entretenimientos de Ideas del Sur, la productora de Marcelo
Tinelli. Pero Cabak no regalarálujosos viajes alrededor del mundo,
ni autos último modelo, ni dinero contante y sonante. En una Argentina
sumergida en una interminable recesión, el programa tendráuna
finalidad más directa y humanitaria: cancelar las deudas de los
participantes y eliminar la sensación de soga al cuello.
Aunque tiene todo para ser un programa surgido del despacho de algún
productor argentino, el formato de Números rojos fue
comprado en el exterior, y lleva varias temporadas de éxito en
España y en Estados Unidos. El mecanismo es simple: cuatro concursantes
con deudas previamente documentadas compiten en una serie de juegos acumulativos
(en los que van juntando dinero) y eliminatorios. El participante que
más rondas eliminatorias pase, más posibilidades tendráde
saldar su deuda con lo recaudado en los juegos. Lamentablemente,
hoy en día, un gran porcentaje de la población estácon
deudas, en muchos casos impagables. El programa les permitirá solucionar,
ya sea en un 40 o en un 100 por ciento, alguna parte de estas deudas,
explica Cabak a Página/12.
¿Cuál cree que ser el elemento clave de Números
rojos?
La estrecha relación que tendrácon la emotividad.
Los participantes no son anónimos, ya que las personas que vienen
a jugar se presentan y plantean la historia de la deuda que intentan saldar
en el programa y que prácticamente le complica toda su vida. Y
como el programa no regala premios para disfrutar sino saldar esas deudas,
los participantes reaccionan de manera diferente a los de cualquier otro
programa del género. La gente percibe esa tensión dramática.
¿Cómo garantizan que la plata que ganan los participantes
vaya destinada directamente a la deuda?
Tenemos un equipo que se encarga de la parte legal y de la transacción
del dinero. Como nosotros reclamamos la documentación de la deuda
de los participantes para que ésta sea fehaciente y no nos engañe
algún vivo, la producción realiza un seguimiento anterior
y posterior de los concursantes. Porque esa plata, sí o sí,
es para cancelar la deuda. No puede tener otro fin. Es más, si
la deuda es de 4800 pesos y la persona gana 5 mil, sólo se otorga
el monto que salda la deuda. El resto se repartirá entre los demás
participantes.
¿Podría calificarse a Números rojos
como un programa producto de esta época?
Creo que la situación económica del país tiene
mucho que ver. Hoy más que nunca. Porque gran parte de la gente
que se presentó al casting tenía deudas producto de la inestabilidad
laboral y económica. Si el país estuviera mejor gobernado
y administrado, este programa no se hubiese pensado, o la cantidad de
gente que se hubiera presentado al casting hubiese sido insignificante
en relación a las más de dos mil que lo hicieron. Y las
deudas, por supuesto, hubieran sido de menor monto.
Usted trabajó con Nicolás Repetto y ahora lo hace
con Marcelo Tinelli, dos importantes productores televisivos. ¿Qué
diferencias encuentra entre ellos?
Me siento un privilegiado, porque no sólo son empresarios
exitosos sino que también son los mejores conductores del país.
Si me llamaron quiere decir que estoy haciendo las cosas bien. La diferencia
entre ellos es que Marcelo tiene un multimedio y Nicolás sólo
una productora. Esto hace que Marcelo tenga muchos asuntos que atender.
En cambio, Nico se siente más cómodo en una estructura más
pequeña, más personalizada. Pero, al mismo tiempo, siendo
dos superestrellas, yo sé que cuando los necesite me van a parar
la oreja. No son tipos que ponen esa barrera que muchas estrellas terminan
construyendo a su alrededor.
CHABROL
ES UN ADICTO A LA tv
Ahora, la nouvelle tele
El famoso cineasta francés
Claude Chabrol admitió que pasa gran parte del día ante
la televisión, sobre todo atrapado por los programas de juegos
y los reality shows. Chabrol afirmó, empero, que no sufre a causa
de esta bulimia televisiva que, ante todo, le proporciona
un interesante material de reflexión. El director de La mujer infiel
contó en una entrevista que concedió al diario parisino
Liberation que le gustan los programas de concursos y los reality shows
porque siente fascinación personal por ver ganar a la gente.
Eso es fantástico. Su avidez por observar a las personas
participando en este tipo de programas se asemeja al interés de
un investigador de insectos, aseguró, lo que no resulta muy
simpático. Por supuesto que hay emisiones repugnantes
que obligan a sentarse muy lejos del aparato, reconoció el
cineasta, de 71 años, del que está en cartel en Buenos Aires
el ácido film Gracias por el chocolate. Las afirmaciones de Chabrol,
uno de los padres del movimiento conocido como la nouvelle vague,
llamaron mucho la atención en Francia porque allí raramente
los intelectuales o artistas reconocidos aceptan su condición de
espectadores compulsivos de la televisión.
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