Por Horacio Verbitsky
Los catálogos de buenas
intenciones que la Mesa del Consenso impulsada por la Iglesia, el justicialismo,
las dos CGT y la UCR difundieron en forma concertada el miércoles,
el jueves y el viernes obedecen a la generalizada impresión de
que en las elecciones legislativas a celebrarse en un mes y medio el gobierno
sufrirá un castigo rotundo que acabará con él tal
cual hoy es. No tiene mayor utilidad analizar el contenido de esas generalizaciones,
tan floridas e irrelevantes como las plataformas electorales que llevaron
al gobierno a Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Fernando De
la Rúa, porque sólo expresan la voluntad de sus autores
por posicionarse del mejor modo para el día después. Tal
descalabro impediría la culminación del mandato del presidente
De la Rúa o al menos le impondría una cesión tan
manifiesta de poder como para obligarlo a alejar al ministro de Economía
Domingo Cavallo y designar a un jefe de gabinete ajeno a sus preferencias,
que exprese los acuerdos políticos celebrados entre radicales,
peronistas, grupos económicos, sindicalistas y obispos. Todos ellos
sienten temor por la movilización social en ascenso, sólo
comparable a la de 1973, y que al Episcopado le sugirió el riesgo
de la anarquía social.
Cada hipótesis registra por lo menos dos variantes:
En caso de renuncia presidencial: culminación del mandato por otro
funcionario electivo, según la vigente ley de acefalía,
o elección anticipada luego de su reforma en una noche. En tal
caso cada partido presentaría sus propios candidatos.
En caso de isabelización: gobierno de coalición radical-peronista
o administración justicialista pura. La encabezaría Eduardo
Duhalde, y De la Rúa quedaría reducido a una figura decorativa.
Para algunos de los emisores, se trata de una expresión de deseos,
como el camionero Hugo Moyano, quien pidió la convocatoria a elecciones
para elegir a un nuevo jefe de Estado. Para otros es apenas un desenlace
posible de la crisis. El alquimista que diseñó estas combinaciones
es el propio Duhalde, quien no hace otra cosa que reeditar ahora el plan
que elaboró en 1996, cuando temía que la bancarrota del
menemismo arruinara sus propias chances electorales, mientras la desocupación
y las movilizaciones populares ya sembraban temores sobre la denominada
gobernabilidad. La novedad es que el principal operador de tales combinaciones
sea ahora Alfonsín. Aunque nadie lo sostenga con todas las letras
e incluso el documento justicialista afirma lo contrario, este bloque
propicia el abandono de la convertibilidad. El nuevo caballito de batalla
es la reestructuración de la deuda pública. Pero nada dice
de la apertura financiera que ha permitido fugar casi un dólar
del país por cada dólar de endeudamiento. Del otro lado,
la entente De la Rúa-Cavallo se amplía hacia el menemismo,
con el que el ministro ha cerrado un acuerdo electoral en la Capital.
Ese arco registra matices que van desde el mantenimiento de la actual
paridad hasta la dolarización.
Otra hipótesis
Un estudio realizado en la Capital y el conurbano bonaerense por la consultora
Equis, indica que el 83,4 por ciento de la población evalúa
en forma negativa al gobierno nacional, mientras el 63,8 por ciento piensa
mal del gobierno bonaerense y el 51,1 por ciento del de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. Ocho de cada diez creen que el presidente carece de capacidad
para conducir la crisis, nueve de cada diez no creen que el país
esté saliendo de la recesión y nada menos que el 55,8 por
ciento está de acuerdo con adelantar las elecciones presidenciales.
La imagen presidencial reúne 61,8 por ciento de opiniones negativas,
sólo superada por la del ex vicepresidente Carlos Alvarez (65,6
por ciento), Cavallo (66 por ciento) y Menem (69,6 por ciento), y apenas
unos puntos por encima dela de Alfonsín, de quien opinan mal el
58 por ciento de los entrevistados, pero a buena distancia de la de Duhalde,
con el 41,7 por ciento en contra (ver cuadro 1).
Pero tampoco sería razonable prescindir de otras hipótesis,
también basadas en hechos de la realidad. Las elecciones chaqueñas
para reemplazar al vicegobernador, renunciante luego de un escándalo
por el desvío de fondos destinados a la educación, demuestran
que, pese a todo, la Alianza aún está en condiciones de
presentar batalla en determinados distritos. El fastidio con las políticas
seguidas por De la Rúa y Cavallo no ha hecho olvidar que el justicialismo
puso la economía en las mismas manos que la Alianza. Por otra parte,
no todas las derrotas serían mala noticia para el gobierno nacional.
Por ejemplo, el hipotético fracaso de Rodolfo Terragno en la Capital
Federal y el de Raúl Alfonsín en la provincia de Buenos
Aires, lejos de debilitarlo lo fortalecerían, al devaluar las principales
alternativas que desde su propio partido cuestionan el rumbo político
del gobierno. Todos los sondeos bonaerenses indican que Alfonsín
será derrotado por Duhalde en forma muy amplia y que ni siquiera
tiene asegurada su banca como senador por la minoría. Las gestiones
que Alfonsín realizó en los últimos tres meses en
pro de un gobierno de unión o de salvación nacional apuntaban
a generar un nuevo marco político que le permitiera retirar su
candidatura, tal como hizo en 1997, con el pretexto de la formación
de la Alianza. Su última aventura electoral en la provincia de
Buenos Aires, cuando sometió a consulta popular su propuesta de
reforma constitucional en 1994, terminó en un desastre: el radicalismo
ocupó el tercer lugar en el conjunto provincial y el cuarto en
el GranBuenos Aires. Pero el justicialismo prefirió dilatar la
concreción de cualquier acuerdo hasta el 15 de octubre.
El panorama para el ex presidente se oscureció aún más
cuando Elisa Carrió presentó la candidatura del intendente
radical de Trenque Lauquen Jorge Barrachia, que denunció el doble
discurso de su ex líder. Ante esta candidatura reaccionó
con la mayor dureza el presidente del comité bonaerense del radicalismo,
Federico Storani, quien hasta ahora había evitado cualquier confrontación
con la legisladora. El grado de su preocupación se advertirá
leyendo al revés la tabla en cuyo rubro negativo descuellan Menem,
Cavallo, Alvarez y De la Rúa. Con 45 por ciento de imagen positiva
y sólo 16 por ciento de negativa, la encabeza Carrió. Lo
más asombroso es que estos valores se repiten incluso en La Matanza,
donde Artemio López midió las valoraciones positivas y negativas.
En este caso se omitieron las regulares y los desconocimientos, por lo
que los totales no suman cien por ciento, pero se agregó el indicador
diferencial de imagen, que surge de restar los negativos de los positivos
(ver cuadro 2).
La encuesta fue realizada antes de que Carrió presentara sus candidatos
en la provincia de Buenos Aires. También incluye un apartado con
la pregunta maldita .¿A cuál de estas fórmulas no
votaría nunca?.. En ese caso, Alfonsín-Moreau (con el 42
por ciento) duplican las opciones por Duhalde-Remes Lenicov (con el 21
por ciento). Las perspectivas de Terragno en Capital son algo mejores,
pero tampoco él parece encaminarse a la victoria. El sondeo de
Equis arroja un 19,1 por ciento de intenciones de voto en favor de Alfredo
Bravo, de ARI, contra 17 por ciento en favor del radical.
Problemas
El sondeo de Equis también inquirió por los principales
problemas que perciben los encuestados. Los resultados del aglomerado
Capital y Conurbano ubican en primer lugar a la desocupación, seguida
por la recesión económica, la clase política y recién
en cuarto puesto la inseguridad, una preocupación que comenzó
a disminuir en cuanto el gobernador Rückauf dejó de azuzar
el tema y se dedicó a los patacones. Las diferencias entre lugares
de residencia y estratos socioeconómicos son menos significativas
que los promedios generales. El cuadro 3 muestra los porcentajes obtenidos.
Del dicho al hecho
El principal problema de planteos como los formulados en los documentos
y discursos salvacionistas y unitarios nacionalistas es la credibilidad
de sus voceros. El miércoles, al mismo tiempo que Rodolfo Daher
comenzaba en la Plaza de Mayo la embestida contra el pago de la deuda
externa, que luego acompañarían peronistas y radicales,
la Mesa de Consenso convocada por el cardenal Raúl Primatesta difundía
un documento titulado El auténtico desarrollo humano. El piadoso
texto se preocupa por una mejor atención primaria de la salud y
por el concepto social de la atención médica. Uno de los
firmantes es Pablo Challú, secretario de Comercio en el primer
gabinete de Carlos Menem y luego lobbysta de la cámara que agrupa
a los laboratorios farmacéuticos locales, CILFA.
En 1995, el ministro Cavallo objetó la ley de patentes que había
votado el Congreso y que el Poder Ejecutivo decidió no promulgar.
Dijo que los legisladores habían sido confundidos por el
fenomenal lobby del señor Challú y mucha plata detrás.
La insidiosa sugerencia de Cavallo fue confirmada por el propio Challú,
quien admitió haber entregado hasta 100.000 dólares a los
distintos partidos con representación parlamentaria. Esta
es una cosa normal en las instituciones y no es distinto de lo que han
hecho otras cámaras y empresarios, adujo Challú, como
si estuviera hablando de un caritativo reparto de caramelos y juguetes
en el Día del Niño. Ninguno de los partidos mencionados
se dio por aludido. Durante la gestión de Challú en el gobierno
nacional el precio de los medicamentos aumentó tres veces y se
desalentó la posibilidad de que se pudieran vender en las farmacias
medicamentos genéricos, sin marcas de fantasia.
El capítulo del informe de la comisión parlamentaria sobre
el lavado de dinero dedicado a Posible relación entre operaciones
financieras sospechosas y el tramite parlamentario de la Ley de Patentes,
analiza una serie de Operaciones sospechosas del laboratorio Roemmers,
uno de los principales de la Cámara para la que trabajaba Challú.
La comisión utiliza para ello los documentos aportados por el Senado
de los Estados Unidos sobre operaciones en cuentas bancarias abiertas
en el Citibank Nueva York por varios sellos de goma del escribano Raúl
Juan Pedro Moneta y los coteja con la cronología de la ley de patentes,
sus vetos, decretos reglamentarios y negociaciones políticas. Se
trata de movimientos de fondos del laboratorio Roemmers, de uno de sus
ejecutivos, Hernán López Bernabó y de varios miembros
de la familia Roemmers. En total, casi 20 millones de dólares que,
en distintas operaciones, saltan en un mismo día de una cuenta
a otra sin explicación. .Toda la operatoria configuraría
una típica maniobra financiera de triangulación, que carecería
de justificación económica, de lógica y racionalidad.,
afirma la comisión. Esta semana, el juez federal Jorge Ballestero
indagó a uno de los acusados de haber ensobrado esas y otras contribuciones,
el ex presidente de la Unión Industrial Claudio Sebastiani, quien
como es natural lo niega. Estos son los verdaderos costos de cierto modo
de hacer política, a los que ni Duhalde ni Alfonsín gustan
referirse.
La distribución
Ni el bloque que se insinúa entre De la Rúa, Cavallo y los
restos del menemismo, ni la entente alfonsduhaldista plantean el problema
de la distribución de la riqueza. Algunos de sus documentos la
mencionan, pero sólo en forma lateral. No fundamentan las herramientas
que la producirían o, cuando lo hacen, éstas son claramente
insuficientes, como los 150 pesos mensuales para cada jefe de hogar desocupado
que propuso Alfonsín. La distribución es, en cambio, el
eje de la propuesta del Frente Nacional contra la Pobreza, una nueva identidad
política que esta semana hizo su presentación pública
con una conferencia de prensa en la que Elisa Carrió fue acompañada
por Víctor De Gennaro, Martha Maffei, Luis DElía,
Patricio Echegaray, representantes de organismos de derechos humanos,
iglesias, federaciones universitarias, chacareros y pequeños empresarios
y María América González, quien aún cree posible
recuperar al Frepaso para una causa popular. Con 8.000 dólares
de producto bruto per cápita, la Argentina está en condiciones
de lograr que nadie quede bajo la línea estadística de la
pobreza. Los detalles de la propuesta, que incluye un seguro de desempleo
de 380 pesos mensuales, una asignación por hijo de 60 y una consulta
popular el 10 de diciembre para plebiscitarlos, serán expuestos
entre el 11 y el 21 de este mes, a lo largo de una marcha que partirá
de Buenos Aires y se dividirá en siete columnas para recorrer 75
ciudades y culminar de regreso con una gran concentración en la
Capital. La presencia de Carrió en ese espacio sugiere que está
atenta a no repetir los errores que aislaron al Frepaso y precipitaron
al licenciado Alvarez a una evaluación pública cruel, peor
aún que las de los grandes responsables de la hecatombe, Menem
y Cavallo.
CUADRO 1 CUADRO
2 CUADRO
3
La
militarización
Por HV
La Prefectura considera que
la pretendida fusión con la Armada constituiría de hecho
una absorción, tendiente a remilitarizar la seguridad interior.
No obedecería a razones presupuestarias sino a una concepción
ideologista de la seguridad, incompatible con la institucionalidad democrática.
No existen zonas grises entre lo militar y lo policial. La Armada
y la Prefectura sólo tienen en común el ámbito espacial
de actuación, de igual modo que el Ejército con la Policía
Federal. Todos los demás aspectos inherentes a la competencia,
estructura organizativa y necesidad de existencia pertenecen a campos
diferentes, dice un documento sin firma ni membrete que oficiales
de la Prefectura distribuyeron entre legisladores de todos los partidos.
El miércoles 12, el ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, quien
propuso al gabinete impulsar la fusión usando las facultades delegadas
por el Congreso al Poder Ejecutivo, deberá responder por su proyecto
ante la comisión de Defensa del Senado. El documento emitido el
jueves por el Partido Justicialista adelanta que no admitirá ninguna
modificación a la estructura y organización de las Fuerzas
Armadas y de Seguridad.
El informe de Prefectura pone en duda el alegado ahorro que se obtendría,
ya que el desequilibrio presupuestario no se produce en la Prefectura
sino en la Armada, que en los últimos años duplicó
en forma deliberada organismos y funciones de la fuerza de seguridad,
con el deliberado propósito de fagocitar a la Prefectura. Por eso,
mientras la Prefectura tiene sus cuentas en orden y sus pagos al día,
la Armada está en cesación de pagos y ha reducido la semana
laboral a cuatro días. Dado el costo superior de los medios navales
militares sobre los que emplea la Prefectura para tareas de seguridad
interior como la captura de pesqueros furtivos o asistencia a pobladores
ribereños, las mismas tareas serían másonerosas e
implicarían postergar, una vez más, la reestructuración
de la Armada. La reducción de personal contemplada en el proyecto
de absorción disminuiría la eficiencia funcional y favorecería
el contrabando, la evasión impositiva, la inmigración ilegal,
el narcotráfico, el deterioro del medio ambiente, la depredación
de la riqueza ictícola. También incrementaría los
riesgos en la navegación comercial y llevaría al incumplimiento
de los compromisos asumidos ante la comunidad internacional para la salvaguarda
de la vida humana en el mar (ver cuadro).
El documento de la Prefectura recuerda la diferencia conceptual entre
Defensa Nacional y Seguridad Interior, tal como la recogen las leyesrespectivas.
La defensa requiere el empleo de las Fuerzas Armadas para enfrentar agresiones
externas y destruir al enemigo y se rige por el derecho internacional
público. La seguridad interior es el ejercicio del poder de policía,
basado en la aplicación de los códigos procesal y penal,
para verificar el cumplimiento de las leyes de la Nación, previniendo
o reprimiendo delitos y contravenciones. Cuando actividades tan diferentes,
se confundieron, durante la guerra fría y bajo el imperio de la
doctrina de la Seguridad Nacional, el Estado adoptó las mismas
prácticas terroristas que decía combatir, con las
trágicas consecuencias cuyos remezones perduran hasta hoy.
Al mismo tiempo, los organismos policiales adoptaron la respectiva cultura
militar, con sus propias normas, ritos y códigos, lo
cual los alejó de los valores propios de la sociedad civil,
a la que por su naturaleza pertenecían.
Según el documento de la Prefectura, concluida la guerra fría
y la dictadura las Fuerzas Armadas tratan de acentuar los nuevos
desafíos, amenazas, escenarios o roles, en relación
con delitos transnacionales, como contrabando, narcotráfico,
terrorismo, migraciones clandestinas, desequilibrios ecológicos.
Para cumplir con esos nuevos roles, las Fuerzas Armadas deberán
realizar tareas de inteligencia interior, que las leyes vigentes
también les prohiben. En un tramo que parece aludir a la pretensión
del Ejército de entrenar 30.000 reservistas con fondos sustraídos
al auxilio a los desocupados, la Prefectura vaticina que las Fuerzas Armadas
tratarán de seguir forzando los límites legales para avanzar
sobre políticas sociales y comunitarias, por representarles
un mayor rédito político, absorbiendo funciones
de las fuerzas de seguridad.
CUADRO
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