Por Raúl
Kollmann
Misión: los oficiales
y suboficiales en actividad, retiro y baja de las Fuerzas Armadas preverán
la ocupación de los puestos de combate, a ejecutar con un preaviso
de 48 horas. Hay un solo Comandante, quien conduce a través de
la rigurosa cadena de mandos, quien por su condición de general
de brigada será identificado una vez iniciadas las acciones.
Este es el texto de la Orden de Operaciones Número 1 a la
que Página/12 tuvo acceso en exclusiva del Ejército
Nacional en Operaciones, una reorganización del autodenominado
Movimiento Nacional Carapintada. El supuesto regreso del grupo que se
alzó en armas contra la democracia viene acompañado de un
par de carteles en los que dejan en claro su perfil ultraderechista. Las
consignas son Dios y Patria o Muerte, todo es lícito menos
dejar perecer a la patria y Renuncia ya del presidente de
la Nación y todos los legisladores nacionales. Ellos aseguran
tener detrás a la abrumadora mayoría de los suboficiales
y al 30 por ciento de los oficiales en actividad y amenazan con
una demostración de fuerza. Desde otros sectores ex carapintadas
(ver aparte) dicen que quienes están detrás de esta reorganización
en verdad son un par de vivos que pertenecieron al movimiento,
no tienen mayor presencia en el Ejército y sólo quieren
aparecer públicamente para después pedir dinero en el exterior,
por ejemplo al gobierno venezolano del ex paracaidista y comandante del
ejército, Hugo Chávez.
El encuentro se iba a producir en Bella Vista, tradicional territorio
de los hombres de Aldo Rico, pero tras algunos cabildeos la cita se concreta
en la cafetería de un shopping de la zona norte. Los dos interlocutores
se presentan como capitanes del Ejército, aunque llegan a los autores
de esta nota a través de un hombre que, al menos en el pasado,
estuvo claramente relacionado con El Ñato, como le dicen a Rico.
Se presentan: Nosotros somos parte del Estado Mayor militar y también
hay una mesa de conducción política.
¿Quiénes son los jefes? ¿Rico? ¿Seineldín?
pregunta este diario.
Por ahora, por unas semanas, no vamos a decir nada.
¿Por qué?
Porque recién en ese momento vamos a salir a la luz.
Los primeros datos que averiguó este diario es que el encarcelado
Mohamed Alí Seineldín no tiene nada que ver y los repudia,
pero no se puede establecer todavía si tienen o no el respaldo
de Rico. El análisis político en el que los dos capitanes
asientan la supuesta reconstrucción del movimiento carapintada
tiene cuatro patas:
Creen que en noviembre (así,
exactamente en noviembre) va a asumir el poder su archienemigo, Raúl
Alfonsín. Según ellos, habrá una derrota catastrófica
de la Alianza en las elecciones y entonces De la Rúa tendrá
que cederle el poder a quien será el presidente de la Cámara
alta, Alfonsín, ya elegido senador. Es una especulación
algo extraña ya que se supone que, si como dicen las encuestas,
hay una derrota de la Alianza, el mayor derrotado seguramente será
Alfonsín en la provincia de Buenos Aires. Abstrayéndose
de estas realidades, los supuestos reorganizadores del carapintadismo
obviamente quieren espantar a sus colegas suboficiales y oficiales con
el mito del archienemigo Alfonsín e impulsan la preparación
militar para el caso de que el ex presidente gobierne.
No descartan que Fernando de
la Rúa encabece un fujimorazo, o sea que se disuelva el Parlamento
y el Presidente asuma el poder supuestamente apoyado por el actual jefe
del Ejército, Ricardo Brinzoni. Ese sería el objetivo del
plebiscito de noviembre o diciembre: fortalecer a De la Rúa para
el autogolpe. Ellos, por supuesto, creen que hay que prepararse militarme
para enfrentar la eventual sedición de De la Rúa con Ricardo
Brinzoni, otro de sus archienemigos. O sea que estarían del lado
de la democracia (sic). Eso sí, por ahora no van a
participar de los procesos electorales porque desde lo electoral
no se generan espacios de poder. Aunque recuperemos lo que consiguió
el Modín, no sería suficiente en este momento.
No vamos a tolerar el
regreso de Mario Firmenich, se encolerizan. En verdad es otro fantasma
que agitan, aunque el ex montonero-consultor económico, recauchutado
en nuevo montonero, aparece, por ahora, como una fuerza flaca y patética.
Cuando hablan de Firmenich ni ellos mismos parecen creerse lo que enuncian:
Hay que prepararse para responder.
Debe recuperarse la fuerza
corporativa militar. Este es el punto en el que ponen todo el énfasis,
porque siempre según dicen quieren recuperar capacidad
de presión interna en el Ejército. Estamos impotentes
porque destruyen las unidades de combate. A un hombre que lo entrenan
toda una vida para que se suba a un tanque le pueden decir que le bajan
el sueldo, pero no que es imposible subirse al tanque porque no hay dinero
para hacerlo andar. Le pueden decir que se cierra el cuartel al mediodía
y que se busque otro trabajo, pero no que no habrá más entrenamiento
para el combate. No se puede tocar el derecho a ser soldado.
Con ese discurso, militarista, con un toque antiajuste, unas raciones
de nacionalismo y patrioterismo, igual devienen en una definición
llamativa: Las fuerzas armadas deben participar en el combate contra
el narcotráfico, o sea lo que propone, palabra por palabra,
Estados Unidos. Los nuevos-viejos carapintadas consideran que eso no es
actuar en seguridad interna prohibido por la Constitución
y juran y perjuran que en su cabeza no está reprimir, por ejemplo,
a los piqueteros.
Sobre la base de todos estos puntos políticos, la supuesta estrategia
del Movimiento Nacional Carapintada y el Ejército Nacional en Operaciones
(que son lo mismo, uno en la política y el otro en lo militar)
consiste en proponer la realización de algún movimiento
de fuerza. Por ejemplo, rebelar alguna dependencia del Ejército
si es que se pretende cerrar una unidad operativa. Para ello dicen contar
con la gente y la inserción suficiente en los cuarteles. Al grito
de ningún tanque sin tripulación y ningún fusil
en el armario, se pondría en marcha la sublevación.
Ese es justamente el punto más dudoso. En el Ministerio de Defensa
nadie quiere escuchar hablar del tema y no contestan preguntas. Otras
corrientes carapintadas ya les declararon la guerra: sostienen que son
un grupito de oportunistas, que no tienen ningún objetivo militar
sino que su único objetivo es conseguir dinero. Supuestamente,
en algún tiempo fueron financiados por la ultraderecha francesa
y ahora buscan dinero del movimiento del venezolano Hugo Chávez
o incluso del paraguayo Lino Oviedo.
Como siempre en el campo carapintada todos se cruzan acusaciones con todos:
de vivir de la municipalidad de San Miguel, donde Rico es el intendente,
de administrar la barra brava de Boca o controlar las instalaciones en
River, de vender la estructura jurídica del Modín, de haberse
acercado a Eduardo Massera o a las filas del justicialismo.
Igual, la acusación más habitual que se cruzan unos con
otros es que trabajan para la SIDE o son un armado de la central de espías.
El interrogante es si habrá otros capítulos de este sainete.
EL
MAPA DE LOS ODIOS ENTRE EX AMOTINADOS
Internas con la cara pintada
La geografía carapintada
está llena de odios y diagnósticos que son difíciles
de comprobar. Unos dicen que son mayoría, otros contestan que no
existen y se acusan de traición, negocios sucios y relaciones non
sanctas por todos lados. Un conocido coronel se mofa de los carteles y
la orden de operaciones número 1:
Son un movimiento virtual y lo único que buscan es hacerse
conocidos, legitimarse.
¿Para qué?
Posiblemente para conseguir financiamiento. Son retirados y civiles,
sin ascendiente entre los oficiales y suboficiales en actividad. Creo
que conozco a los que están detrás de esos afiches y siempre
hicieron negocios, no política.
¿Cómo se hacen esos negocios?
Los movimientos político militares siempre tienen dónde
conseguir apoyos. Yo no le pediría al gobierno francés ni
al español, pero sí al de Hugo Chávez. Hay lugares
donde buscar, claro que antes de pedir, uno tiene que ser conocido, demostrar
que existe. A algunos les puede llegar apoyo de los lefebvristas seguidores
del ultraconservador arzobispo francés Marcel Lefebvre o
de otras organizaciones militaristas del mundo.
¿Entonces hay tranquilidad en el Ejército?
No, no. Nosotros estamos en contacto con el personal. En la fuerza
hay tanto malestar como en la sociedad, pero no rebeldía ni desobediencia.
Están en otra cosa, cada cual se preocupa por zafar del ajuste
en su área. Los militares de hoy son más parecidos a los
diputados que a los antiguos carapintadas: les dieron la orden de recortar
pero nadie quiere hacerlo y cada cual cuida su propia quinta.
En los diálogos con distintos sectores carapintadas, las acusaciones
son furiosas. Estas son algunas de las cosas que se dicen entre ellos:
Rico mantiene a un pequeño
grupo en la municipalidad de San Miguel. Están hace años
en los negocios de la intendencia.
El ex jefe Jorge Venturino
está trabajando con Luis Patti, con quien negoció la estructura
jurídica del Modín y ubicó algunos de sus hombres
en las listas para esta elección. Intentaron sacar una revista
del estilo del Informador Público y querían editar grabaciones
que comprometieran a figuras de la Alianza. Pero no les fue bien.
Otro capitán, Luis Polo,
que tuvo fuertes papeles en las rebeliones carapintadas estaría
ahora en el PJ.
Un capitán, Larramendi
negociador del acuerdo de Semana Santa, junto al ex diputado
Morello y otro militar Sánchez Zinni, estaban con Seineldín,
pero después se fueron con Rico. Anduvieron por Paraguay y ahora
volvieron para juntarse con Santiago Cúneo, que se hizo famoso
por manejar una especie de petrolera menemista y carapintada en sociedad
con Rico y su esposa.
Los seineldinistas más
ortodoxos se agruparon alrededor del ahora candidato Gustavo Breide Obeid,
quien encabeza las listas bonaerenses del Partido de Acción Popular
y se postula para una banca en el Senado. En principio el detenido coronel
Mohamed Alí Seineldín bendijo esa lista.
El teniente coronel Listorti
parece que se ocupa siempre según las fuentes carapintadas
de manejar la barra brava de Boca.
Hace un año, en River
Plate se armó un escándalo de proporciones con la custodia
de las instalaciones del club y el estadio. La empresa a cargo era de
un grupo de carapintadas contratados por la directiva que encabezan David
Pintado y Alfredo Dávicce. Fueron relevados.
En el 97 algunos carapintadas
se acercaron a Massera y habrían trabajado para él a cambio
de un sueldo.
Todos reconocen que hay grupos
carapintadas duros y promilitaristas dentro del Ejército. Son nostálgicos
que hacen folletos y volantes y a veces usan nombres como el de Fuerzas
Armadas Sanmartineanas (FAS).
El plan de la opereta
La Orden de Operaciones
número 1 consiste en tres hojas tamaño carta, sin
membrete y sin ningún elemento que pruebe su circulación
entre hombres de las Fuerzas Armadas. En el punto dedicado a la
Situación se menciona específicamente que inactivando
el 75 por ciento de las unidades del Ejército es nuestra
obligación auto imponernos una misión inspirada en
el modelo sanmartiniano. La Misión consiste en que
los oficiales y suboficiales en actividad, retiro o baja (obviamente
los echados por las sublevaciones carapintadas) preverán
la ocupación de los puestos vacíos de combate en las
unidades inactivas, a ejecutar con un preaviso de 48 horas.
En el Concepto de la operación se habla de un apresto y alistamiento
voluntario, discreto y privado, realizado con personal disponible
en cada guarnición y a partir de que se dispongan los medios
de transporte necesarios con efectivos interguarnicionales. En una
tercera etapa los reemplazos serán previstos con los liceístas
y ex aspirantes a oficiales de reserva. Como se ve, no hay
precisiones de ningún tipo, de manera que bien podría
tratarse más de una amenaza que de un plan de operaciones.
Habrá Misiones particulares para veteranos de Malvinas,
veteranos de la guerra contra la subversión, para los asesores
militares en las embajadas latinoamericanas, para los oficiales
de inteligencia y para los veteranos de las fuerzas de paz en el
extranjero.
Los recursos financieros se proveerán a través
de la cadena de mandos y los comandos de cuerpo y brigadas deben
ser cerrados una vez iniciadas las acciones. Aquí tampoco
se ven precisiones, ni siquiera generalidades como por ejemplo decir
que el centro de las operaciones estará en la zona Norte
o en el Oeste o en Campo de Mayo. Da toda la impresión que
se trata más bien de seducir a algún suboficial.
Hay un solo comandante, quien conduce a través de la
natural y rigurosa cadena de mandos, quien por su condición
de general de brigada y veterano será identificado naturalmente
una vez iniciada las acciones. Aquí hablan de un general
de brigada, retirado, como conductor. Habrá que ver si existe
o no.
Hay un capítulo de Asuntos Populares, muy dedicado a las
cuestiones políticas. Por un lado mencionan que tendrán
que colaborar en el control de los inminentes hechos de violencia
que se avecinan, obviamente por el malestar de la gente. Aunque
dicen que no son represores, se ofrecen para evitar males
mayores. Mencionan su respaldo a un plan económico
desarrollista y afirman que es falso, mal intencionado e inmoral
plantear el déficit cero. Se oponen incluso al recorte de
los llamados gastos políticos y creen que se está
haciendo una campaña anti-política para llevar adelante
el fujimorazo encabezado por De la Rúa y Brinzoni. No
creemos en derechas o izquierdas, sólo existe el campo nacional
y sus enemigos.
Dejamos nuestra fe depositada en Dios y la Virgen, fuente
de toda inspiración y verdad. Respetuosos del orden natural
sabemos que no siempre la ley de los hombres es igual a la justicia,
lo legal no siempre es justo, por cuanto actuaremos solamente sometidos
a la justicia, (obviamente no a la ley). Todo es lícito,
menos dejar perecer a la Patria, concluyen.
|
|