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LOS CIBEROKUPAS: UN DOLOR DE CABEZA PARA CANCILLERIA
Traficantes de nombres

Sus nombres conforman una
�lista negra� en la Cancillería: son hombres y mujeres que es dedican a inscribir como propios miles de dominios de Internet con nombres ajenos, para después venderlos. Cuando los casos llegan a la Justicia los ciberokupas pierden, pero mucha gente no lo sabe y opta por pagarles.

Por Alejandra Dandan

La lista está en manos de uno de los diplomáticos de Cancillería. Es un informe reservado con la identificación de 60 okupas cibernéticos made in Argentina: los que ganan dinero robando nombres y registrándolos como propios en Internet. Después los revenden. Los más poderosos tienen hasta 50 mil sitios a su nombre. Todos los días atoran los sistemas informáticos de la Cancillería con solicitudes de registros. En el edificio de Retiro nadie sabe cómo detenerlos. Han inventado métodos, modos de vigilancia y barreras jurídicas para frenar este ejército que ha encontrado en la web un hueco para generar dinero y, también, estafas. Página/12 accedió en exclusiva a esa lista negra de okupas cibernéticos. Conoció algunas de sus ingenuas víctimas y habló con parte de los okupas ocultos ahora mismo, en algún lugar del ciberespacio. Para detenerlos, Cancillería evalúa un arancel para la inscripción de dominios de Argentina en Internet. El tema no es simple: para muchos esa solución vulnera el espíritu libertario de las redes.
Los ciberokupas son dueños de la mayor parte de esas direcciones que comienzan con www y tienen la extensión punto ar. De los 75 mil registros de dominio que se tramitan ahora en la Cancillería, la mitad está en manos de uno de ellos. La voracidad de estos seres estimuló en el ministerio un seguimiento casi obsesivo de sus nombres. Por eso desde hace unos meses comenzaron con un relevamiento para detectar identidades y métodos de quienes desde hace unos tres años inscriben nombres soñando revenderlos por millones.
Esto empezó aquí en el 97 cuando Diego Gassi se anotó en el Registro de Dominios de Nombres de Argentina en Internet como dueño de freddo.com.ar. Los dueños de Heladerías Freddo no lo supieron hasta el día que intentaron abrir un sitio en la web. Pero ya era tarde: su identificación .com.ar estaba en manos de un okupa. Freddo no pagó para recuperar el nombre, mecanismo usado, en cambio, por muchas de las empresas de primera línea que prefieren evitar el largo camino de restitución judicial.
Los dueños de las heladerías iniciaron un recurso de amparo pocos meses más tarde. El 27 de noviembre del 97, el juez federal Luis María Márquez cerró la discusión: a través de una resolución pidió a la Cancillería que se “suspenda preventivamente el nombre de dominio freddo.com.ar” registrado para Spot Netweok en el Registro de Nombres porque “Heladerías Freddo SAICA ha quedado autorizada para utilizar esa designación”.
Desde aquel momento hasta ahora, las causas judiciales que han llegado al edificio de Retiro suman cincuenta y tres. En todos los casos, las víctimas de las okupaciones son empresas de primera y segunda línea. A lo largo de estos años algunos fueron pidiendo amparos cuando advirtieron que sus sitios web de Argentina habían sido “tomados”. Los registros de la Cancillería dan cuenta de que los okupas invadieron, entre otras, las direcciones de expochacra.com.ar, laley.com.ar y femeba.com.ar, de la Federación Médica de la Provincia de Buenos Aires.
Aunque los conflictos se resuelven, en general, con la transferencia de la titularidad como medida cautelar, en el camino, los usurpadores intentan sus negocios. En el mundo cobraron millones por la propiedad de nombres como bussines.com y también aquí hicieron alguna fortuna (ver aparte).
Okupa.ar
El nombre electrónico se convierte en marca cuando se inicia el trámite de registro. A partir de ahí goza de los mismos derechos que las patentes intelectuales. En la web rige un principio: “Primero en llegar, primero en derecho”. El que primero anota un nombre o una marca, aunque en el planeta “off line” tenga dueño, gozará de su propiedad en la red. A la inscripción de marcas se dedican los okupas pero también a la invención de nombresfáciles y cortos, codiciados por quienes buscan una rápida identificación para llevar adelante negocios on line.
La obsesión contra los ciberokupas comenzó hace dos años, con el boom de las punto com locales que plagaron de pedidos de registro a Nic Argentina (nic.ar), el sitio oficial de la Cancillería para el empadronamiento de nombres. La inscripción de registros no se cobra y esto fue uno de los estímulos claves para disparar las estadísticas. En este momento, en el país hay 486.289 sitios registrados y sólo unos cien mil tienen uso real. El resto espera en manos de los okupas: pretenden la venta.
Pero la sucesión de amparos aceptados por la Justicia parece vulnerar el orden del universo virtual regido por el que llega primero. Los okupas punto ar están nerviosos por eso: “Los jueces se confunden –critica un ciberokupa–: toman marca por dominio, cuando en Internet las cosas son distintas”. Gustavo C. tiene dos causas abiertas por apropiación indebida de nombre. Además de okupa es un abogado especializado en el tema. “No existe aún una sola sentencia firme”, va diciendo cada vez más nervioso. Hace unas semanas, llegó al piso trece del ministerio el pedido de un ciberokupa. Quería un dominio vacante: lanchile.com.ar. Los operadores del sistema sospecharon. Rápidamente, le pidieron la autorización de la compañía de líneas áreas chilena.
El okupa dijo:
–¿Qué línea aérea?
Le explicaron:
–LanChile.
El okupa terminó:
–No quiero una página para aviones: Yo importo LANgostas CHIlenas.
A pesar de ese intento, la triple w de lanchile.com.ar no quedó okupada. Cancillería frenó la invasión con un alerta a la empresa. LanChile registró el sitio a su nombre y de ese modo evitó el sinuoso laberinto judicial en busca de un amparo.
Cuando el caso LanChile quedó resuelto, otro ciberokupa probó una maniobra similar. Pidió un registro para comercializar PLumas NAcionales. El registro buscado era pluna.com.ar.
La Cancillería dejó el tema en manos de la Justicia. Aunque el organismo no está facultado para rechazar nombres vacantes, cuando tiene sospechas deriva los casos a la Justicia. Pero la legitimidad de los nombres y los reclamos recibidos en estos años consiguieron alterar al ordenado mundo diplomático.
Los muertos vivos, por ejemplo, fueron uno de los últimos temas de debate entre los operadores del sistema del ministerio. Ahora saben que si existen, sólo viven en la web. Lo supieron cuando apareció el primer propietario muerto del Registro de Dominios, tema que debió tratarse en serio.
Es que un nombre electrónico tiene status de bien jurídico, como una casa o como el auto del hombre que, hace unos días, llegó al piso trece de Cancillería para trasmitir la trágica noticia: su hermano, dijo, había muerto. Era el dueño de uno de los registros punto ar y quien lo anunciaba pretendía la titularidad del muerto.
Nadie supo bien qué hacer con aquel caso. El cuerpo de funcionarios al mando de la administración de nombres no tenía reglas de procedimientos sobre muertos. Para ganar tiempo, le pidieron al hermano una certificación de defunción y consultaron el tema con los técnicos juristas del edificio. Días más tarde, la resolución estuvo lista: el hermano tuvo que ir a Tribunales para incluir el sitio en los trámites de sucesión del muerto.
Espionaje a los okupas
Los invasores de nombres se especializaron por géneros. Algunos roban marcas, otros nombres pero el grupo más grande dedica varias horas del día a inventarlos. Damián M. es uno de los inventores pero, además, está entre los ciberokupas mejor rankeados del país. No es millonario, sino pirata. Sus pasos fueron seguidos cuidadosamente sobre alguna de las pantallas del ministerio. Alguien contó un día los dominios a su nombre y los que tenía en trámite. A partir de ese momento, Damián M. quedó ubicado en el segundo puesto del ranking okupa: tiene 2562 sitios a su nombre y otros 45.090, aún en trámite.
El señor Damián M. es dueño de un sistema con alto grado de sofisticación. Esto también fue anotado por los espías. Damián usa un “robot”, dicen ellos, que combina palabras automáticamente. La mayoría de sus nombres parecen resultados de absurdas combinaciones de palabras pero los que saben aseguran que detrás de esas fórmulas, Damián M. espera buenas ventas.
Las tareas de espionaje no lograron neutralizarlo. Cuando Cancillería congeló sus trámites, Damián M. puso en órbita a su mujer. Patricia M. trepó al quinto puesto del ranking: se convirtió en okupa. Lleva acumuladas 1367 páginas propias y ahora 15.311 en trámite. Entre los dos, controlan el 50 por ciento de los trámites de dominio pendientes en el piso trece del edificio de Retiro.
El matrimonio M. usa un diccionario como fuente de ideas. Otros okupas prefieren no inventarlos. Usan guías de teléfonos o de la cámara de comercio para registrar dominios. Pero también existen quienes buscan otras fuentes de inspiración. La base de datos de Cancillería tiene okupas con un botín de nombres robados en listados de jugadores de fútbol y políticos. Para acertar los robos, algunos juegan de turistas. Hay quienes después de pasear por Mar del Plata han disparado al sitio oficial los nombres de todos los restoranes, hoteles y hasta de los bodegones alicaídos de la costa. El método acaba de repetirse ahora con todos los locales disponibles de Puerto Madero.
Jorge K. conoce el tema. Hace años está enfrentado con Yahoo. La empresa americana abrió dos causas en su contra en el Juzgado en lo Civil y Comercial Federal 10 por “cese de uso de marca”. Página/12 encontró a Jorge K. en algún lugar del Uruguay donde vive desde hace diez años, cuando abrió una veterinaria en Colonia. Como era fanático del Gulliver de Swift, usó el nombre de sus personajes para su negocio. Desde aquel momento, dice ahora, la veterinaria se llama Yahoo. Pero esa decisión no generó los juicios. Las causas se abrieron años después, a partir del 97 cuando Jorge K decidió lanzar su veterinaria Yahoo en un sitio de la web.
Primero registró: Yahoobank.com.ar. Después siguió con yahoosubastas.com.ar. El propósito siempre era el mismo, explica: “La expansión y comercio de la veterinaria”.
Más adelante anotó yahoomail.com.ar:
–¿Para?
–Para que los clientes de acá y de Miami me manden mensajes.
–Ajá ¿Y yahoofree.com.ar también fue por la veterinaria?
–Sí, claro –sigue K.–, ahí se regalan y se ofrecen animales.

 

El fin del boom

La caída del boom de las punto.com tal vez tenga uno de sus mejores parámetros entre las estadísticas del Registro de Dominios de Nombres de Internet con la extensión punto ar. El mapa de estadísticas de Nic Argentino se vuelve, de pronto, una radiografía de una actividad y un país en crisis: los registros cayeron casi un 50 por ciento de acuerdo con el índice de crecimiento que tuvieron años anteriores. Aunque incidieron los nuevos mecanismos de control antiokupa (ver aparte), la regresión parece un reflejo directo de la depresión en el mercado cibernético.
El mapa de registros tuvo su mejor nivel de alza entre el 96 y el 97, con una estampida que produjo en los registros un aumento del 974 por ciento. Ese año los dominios registrados fueron 21.797. Un año más tarde, el sitio oficial anotó 53.180: el resultado fue un crecimiento del 144 por ciento. En el 99, los dominios inscriptos fueron 176.586 y en 2000, 368.408. En lo que va del este año, los dominios punto ar abiertos fueron 153.636.

 

SE DEBATE LA POSIBILIDAD DE ARANCELAR EL REGISTRO
Límites para los ocupantes

Los ocupantes ilegales de nombres son un problema en todo el planeta. En la Cancillería se discute ahora arancelar el Registro de Nombres de Dominios de Internet en Argentina para frenar la inscripción de direcciones electrónicas de acuerdo con las recomendaciones dadas por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en este tema. El arancelamiento está en debate desde hace dos años y fue previsto en una de las últimas resoluciones aprobadas para el campo de los dominios virtuales con matriz en el país. Aunque existen críticas, para los administradores locales de la web es el único modo de frenar el negocio vinculado con la okupación de los nombres con la extensión punto ar.
El paso más fuerte dado por la Cancillería en este rumbo ocurrió el año pasado. A partir de setiembre, el sitio oficial de Registros sumó nuevos requisitos intentando una política de mayor control. Este límite fue habilitado por la Resolución 2226/2000. Entre otros puntos, se estableció la obligación de registrar DNI, CUIT o Cuil para los interesados en una dirección electrónica con la extensión punto com.ar. En esta resolución, además, se dejó asentada la necesidad de “arancelar los servicios de registración para evitar favorecer la actividad de los llamados usurpadores de nombres”.
Los registros están tarifados en buena parte del globo. Brasil, por ejemplo, cobra 15 dólares al año para la matriculación y, en general, los valores son menores a los dominios .com.,org y .net de Estados Unidos. El costo de esas inscripciones es de 35 dólares al año. En algún momento, durante los últimos meses del mandato de Carlos Menem se había establecido un piso de 50 pesos y un techo de 100 para estas inscripciones. En ese momento, además, el negocio iba a quedar en manos de amigos. Una de las normativas que ahora está sólo suspendida había previsto transferir a Correo Argentino, en manos del grupo Macri, la administración del servicio de Nic Argentino.
De todos modos, la resolución de agosto del año pasado avanzó en la regulación del sistema. Entre las modificaciones incorporó el vencimiento al año de las licencias. Pero esta disposición no se cumple. Fuentes de Cancillería indicaron que sin el arancel el vencimiento no tiene sentido. Ahora los dominios se renuevan automáticamente.
Aunque la idea de pagar por un dominio en Internet quedó formalizada en aquella resolución, la Cancillería aún no consigue consenso real para ponerlo en marcha. Quienes lo intentan aseguran que Argentina es uno los países más vulnerables entre okupas. Por la difusión de la Internet en el país, la cantidad de dominios resultan demasiados. Desde el 96 hasta ahora, los sitios pasaron de 1927 a 486.289 de los cuales más del 60 por ciento, aseguran en Cancillería, sólo 100 mil están activos.

 


 

DESDE MADONNA HASTA JULIA ROBERTS Y MARCELO TINELLI
También usurpan a los famosos

La usurpación de los nombres famosos es uno de los atractivos de más rédito para los okupas. De Sting a Julia Roberts, muchas han sido las estrellas okupadas. Aquí el de Marcelo Tinelli fue uno de los casos que provocó más ruido el año pasado, pocos días antes de que Madonna consiguiera que la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) terciara para arrancar su nombre de las manos de otro okupa cibernético.
Robert Parisi pagó 20 mil dólares en el 98 por el dominio de www.madona.com, que poco más tarde puso en órbita textos y material fotográfico non sancto de la estrella pop. Madonna pidió la mediación de la OMPI para controlar el sitio donde Parisi, mientras duró la batalla legal, le recordaba todos los días la cantidad de mujeres que en el mundo llevaban el nombre de la Virgen María. Lo cierto es que Madonna tiene su nombre registrado como marca y la OMPI entendió su reclamo como legítimo. Sting no tuvo esa suerte, aunque sí Julia Roberts. Isabel Adjani fue otra de las famosas atacadas por okupas, que hasta se interesaron por el dominio del finado Jimi Hendrix.
Esta intermediación propuesta por la OMPI se ha vuelto cada vez más usual. El organismo estableció un sistema de reclamos que evita la intervención de la Justicia. El año pasado, de los 1286 casos que tuvo en sus manos falló a favor de la transferencia de 817.
El caso de Marcelo Tinelli nunca llegó a esa instancia. El juez federal Raúl Tettamanti dispuso en agosto del año pasado la cancelación preventiva del nombre del dominio www.marcelotinelli.com en Intenic de los Estados Unidos. Quienes siguieron el caso aseguran que el joven había capturado el nombre web de Tinelli para vendérselo por varios miles de dólares. Para disuadirlo, primero le mandaron una carta documento y a continuación fueron a la Justicia.
Hasta el ex presidente Carlos Menem podría haber sido okupado. De ser así, próximamente podría tener un nuevo pleito. De acuerdo con la información de whois.dnsystems.
com, rastreada por este diario, el administrador de www.carlosmenem.com es un viejo amigo: Diego Albamonente. Aunque Menem puede estar al tanto de la okupación, otros nunca lo supieron hasta el día que intentaron tener un sitio en la web.

 

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