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Un día de arte, fotos y rarezas
en La Boca con ateliers abiertos

La Secretaría de Cultura porteña organizó un día de artes en el barrio de Quinquela. La fiesta sigue hoy, con talleres abiertos, exhibiciones callejeras y visitas guiadas.

Portillos llevó sus obras hasta
el lugar de exhibición en un “cortejo” de enmascarados.

Por Carlos Rodríguez

Desde la ópera, representada por el vestuario de época de una obra de Giuseppe Verdi –en tres de las versiones que se representaron en el Teatro Colón–, hasta el azar de la quiniela en cien obras sobre números, del cero al 99, realizadas por mujeres que están detenidas en el penal de Ezeiza. Desde las pinturas y esculturas –y sus veinte perros, de carne y hueso– de la artista entrerriana Mildred Burton, todo expuesto en su cálido atelier, a las fotos del boxeador Raúl Balbi, antes y después de una pelea perdida, con las huellas del combate en pleno rostro. La galería que ayer, a pesar de la lluvia, fue visitada por más de cinco mil personas, está abierta hasta hoy en el barrio de La Boca. Se trata de la muestra multidisciplinaria “La Boca/Estudio Abierto”, organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno porteño.
Un buen lugar para comenzar el recorrido son los salones de la Fundación Proa, en Pedro de Mendoza 1929, frente al remozado escenario natural de la Vuelta de Rocha, esquina Caminito. En coincidencia con el centenario de la muerte de Giuseppe Verdi, se exhiben los trajes, los zapatos y los antifaces utilizados en tres puestas de la ópera “Un ballo in maschera”, realizadas en los años 1940, 1970 y 1994. El vestuario, acondicionado para la ocasión, estuvo a cargo de Mini Zuccheri, y es acompañado por distintas escenografías de Emilio Basaldúa, Claudia Billourou, Jorge Ferrari, Alberto Negrin, Horacio Pigozzi y Jorge Sarudiansky. El paseo por los blancos salones de Proa es acompañado por un guía que explica el argumento de la ópera, que bien podría ser “un culebrón con el típico triángulo pasional y el crimen a cuchillo”, que en este caso reemplazó –tal vez por imposibilidades técnicas– al medio utilizado en la historia real que inspiró a Verdi. “Al conde Ricardo de Warwick (eje de la obra) lo mataron con un disparo de clavos; no me pregunten más porque no puedo dar más explicaciones al respecto”, se excusó el guía.
También sobre Pedro de Mendoza, a pocos metros, está la fundación Andreani, donde se exhiben obras de distintos cuño hasta objetos personales de Alfredo Portillos. La variedad es tal que va desde un ataúd antiguo hasta una cuna en la que arrullaron al autor; desde un viejo gamulán “maltratado con harina, aceite, pintura” hasta un curioso audiovisual que se asemeja a un videogame.
En el Galpón Estudio, sobre la misma calle, un grupo de artistas plásticos exhiben obras inspiradas en los “criterios de exclusión social” que resumen en un sólo escenario todo aquello que puede apreciarse durante una recorrida por la ciudad de Buenos Aires: bolivianas vendiendo verduras en la calle, personas “reducidos” en el piso o contra la pared por “agentes del orden”, un hombre durmiendo en el umbral de la casa que nunca tendrá. Allí están las fotos del boxeador Balbi, antes de la pelea, peinadito y con la cara fresca, y el después de la derrota por “nocaut técnico”, con el rostro amoratado y los cabellos como si fueran alambres que se tensan luego de meter los dedos en el enchufe.
La artista Mildred Burton, con sus 60 años, conmovió con sus obras y también con su calidez a decenas de visitantes, muchos de ellos extranjeros, que seguían llegando como para quedarse. Pero hay mucho más que puede verse hoy, todavía, desde el mediodía hasta entrada la noche. Las fotógrafas Paula Grandio, Rosana Ojeda, Marula Di Cuomo, Cecilia Szalcowich, Rossana Schioijet y Karin Idelson, exponen sus trabajos en una muestra sencillamente diabólica denominada “666”, que está abierta en el conventillo de la Vieja Rotisería, en Magallanes 861.
También está el taller La Estampa, de las presas de Ezeiza, que juegan a todos los números de la quiniela con una serie de dibujos en lenguaje tumbero, el que se habla en las cárceles. También se puede ver un video sobre el golpe de 1976 realizado por el Grupo de Arte Callejero; se puede asistir a un happenning en el estudio de Amalia Bara, en Garibaldi y Magallanes, con participación de artistas boquenses; comprobar las mil y una cosas que son capaces de hacer los vecinos de Catalinas Sur; moverse al ritmo de un ensayo de la murga Los Navegantes del Sur y hasta realizar una visita guiada a la Bombonera, el mítico estadio de Boca Juniors, opción no apta para gallinas. En los comercios de la zona y en puestos callejeros es posible obtener folletos con recorridos y direcciones para todos los gustos.

 


 

ASALTO EN GREGORIO DE LAFERRERE
Muertos en el súper

Por un magro botín de 300 pesos en efectivo, un matrimonio fue asesinado en la localidad de Gregorio de Laferrere, en el partido de La Matanza. Las víctimas fueron Juan Orlando Bustamante, de 62 años, y su esposa Elba Irene Leguiza, de 55, propietarios de un minimercado que fue asaltado por dos hombres armados cerca de la medianoche del viernes. El hombre quiso resistirse al robo y fue baleado a quemarropa, junto con su mujer, mientras que dos empleados del comercio salieron ilesos.
El robo comenzó cerca de las 23 en un comercio ubicado en la esquina de Rafael Obligado y Cordero, en la zona conocida como Altos de Laferrere. Dos hombres encañonaron a los propietarios y a dos empleados. Como el hombre intentó resistirse, iniciando un forcejeo con uno de los delincuentes, el otro comenzó a disparar. El hombre, su mujer y las otras dos personas se ocultaron detrás del mostrador y de una de las góndolas.
Bustamante fue herido de bala en el abdomen y su esposa en el tórax. El hombre fue llevado a la clínica San Carlos, pero falleció poco después. Lo mismo ocurrió con la mujer, internada en el hospital Paroissien de Isidro Casanovas. Después de vaciar el cargador, los delincuentes hicieron lo mismo con la caja, que guardaba la irrisoria suma de 300 pesos.
En la Capital Federal, en el barrio de Villa Devoto, cuatro asaltantes se llevaron dinero de varias cajas de la sucursal del supermercado COTO en Lope de Vega al 4500. Los ladrones se movilizaban en un Fiat Uno. Dos entraron al local y los otros dos se quedaron en el auto, con el motor en marcha. El robo duró unos minutos y cuando todos volvieron a estar a bordo del vehículo, salieron a toda velocidad.
En el escape se llevaron por delante al agente Francisco Alberto, de 45 años, quien se encontraba realizando servicios de policía adicional en el barrio. Hay versiones contradictorias respecto de si llegaron o no a llevarse el dinero que habían logrado sacar de varias cajas. El agente herido presta servicios en la Unidad Contencional de Móviles y quedó internado en el hospital Bartolomé Churruca.

 

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