Por
Eduardo Videla
Hay zonas de Buenos Aires donde, por las noches, cuatro de cada diez automovilistas
manejan alcoholizados, según revela un estudio realizado por el
gobierno porteño. Son los lugares donde abundan los restaurantes,
confiterías y boliches bailables. El relevamiento, realizado por
la Dirección de Seguridad Vial porteña, arroja que, sobre
7559 controles realizados, el 14 por ciento de los conductores tenía
restos de alcohol en sangre. Sobre aquel total, el 4 por ciento registraba
valores superiores a medio gramo por litro de sangre (el límite
máximo tolerable que marca la ley): fueron sancionados con multa
y, además, debieron esperar hasta que se les pasara la borrachera.
La medición se realizó entre 27 de marzo y el 31 de julio
último en distintos puntos de la ciudad y en diferentes franjas
horarias, entre las 18 y las 6. La intención era saber si
la gente bebía al salir del trabajo, antes de llegar a su casa.
El resultado arrojó que la gente no toma entre las 18 y las 21,
pero tiene la costumbre de beber después de esa hora, con la cena,
dijo a Página/12 la directora de Seguridad Vial, Leticia Piris.
El estudio forma parte de la segunda etapa del programa de control de
alcoholemia iniciado en diciembre de 2000. La primera etapa hasta
marzo de este año se hicieron otros 7500 controles pero sólo
después de la medianoche. En esa ocasión, los resultados
dieron que un 10,8 por ciento de los conductores había consumido
alcohol, y que el 5 por ciento había superado el máximo
permitido.
El aumento en esta segunda medición (al 14 por ciento) obedece
a que se incorporaron los controles después de las 21, argumentó
Piris.
Según la funcionaria, el porcentaje de conductores con alcohol
en sangre es muy alto comparado con países como España,
donde los niveles están entre el 3 y el 5 por ciento.
De acuerdo con el relevamiento, la zona de mayor riesgo es el barrio Las
Cañitas, donde el 44,12 por ciento de los automovilistas controlados
tiene alcohol en la sangre. Le siguen en el ranking Barrio Norte (42,11
por ciento), Palermo (41,90) y la zona de Retiro donde se concentran los
pubs (39,62).
En esta segunda etapa, los controles se realizaron también entre
choferes profesionales, de taxis y colectivos. Se realizó
un acuerdo con los gremios de los colectiveros y los taxistas, y con las
cámaras empresarias, para hacer una campaña de educación:
en esta primera etapa se avisaba previamente a las líneas donde
se iba a hacer control. Tal vez por eso, sobre un total de 1510
controles, sólo se registraron seis casos positivos.
A partir de agosto, las cosas son distintas: los controles a profesionales
se hacen en forma imprevista. En esta tercera etapa se incorporó
el examen matutino, desde las 8 a las 14, no sólo para detectar
a los que beben temprano sino, más bien, a los que manejan con
la resaca de la noche. Los operativos están a cargo de auxiliares
de Educación Vial, con asistencia de la Policía Federal
y el SAME. Los controles también incluyen la obligación
para los motociclistas de usar casco.
Para llegar al límite de 0,5 gramo, son suficientes dos chops de
cerveza, dos vasos y medio de vino o dos medidas de whisky. El pico de
alcoholemia se alcanza una hora después de la ingestión
de la última copa, y la concentración en sangre desciende
a un ritmo de 0,2 gramo cada hora.
En las dos primeras etapas se controló también el uso del
cinturón de seguridad, aunque sin labrar infracciones. Apenas el
16 por ciento usa esa protección, aunque las mujeres resultan ser
más precavidas: el 22 por ciento llevaba abrochado el cinturón.
Menos
muertos en accidentes
Un
informe de la Dirección de Seguridad Vial porteña,
en base a datos de la Policía Federal, revela que en un año,
la cantidad de accidentes de tránsito en la ciudad descendió
un 10 por ciento, mientras que las muertes en esos episodios bajaron
un 30 por ciento.
De acuerdo con los datos, entre diciembre de 2000 y abril de 2001
se registraron 3032 accidentes de tránsito, contra 3318 producidos
en el mismo período del año anterior. Los heridos
en estos hechos también bajaron: de 3567 a 3291. Pero el
descenso mayor se dio en las muertes: 59 contra 41. La titular de
Seguridad Vial, Leticia Piris, atribuyó el fenómeno
al control de velocidad de velocidad más efectivo que
se realiza: los automovilistas han bajado la velocidad promedio
y los incidentes que se producen son menos cruentos.
|
|