Las
negociaciones continuarán hasta que las velas no ardan: la Conferencia
contra el Racismo de la ONU empezó el viernes en Durban (Sudáfrica)
y aún no tiene ninguna declaración oficial para ofrecer.
La posible condena al Estado de Israel y al sionismo en general como racista
levantó polvaredas en Estados Unidos, que envió una delegación
de nivel intermedio (y sólo como observadora) y amenaza con retirarse
de Durban si esto prospera. En Europa, la Comisión Europea declaró
que esta conferencia no es lugar para reflexionar sobre Medio Oriente.
Obviamente, Israel fue el primero en denunciar. La responsabilidad de
la redacción del texto oficial cae en las espaldas de Noruega.
Una cumbre paralela de diversas ONG ya condenó a Israel como un
Estado racista.
Se están manteniendo negociaciones. Noruega presentó
un primer esquema que no era conveniente, y está trabajando para
modificarlo junto a otros representantes occidentales. No queremos que
esta conferencia fracase. Esto es lo que dijo una fuente diplomática
palestina cercana a las conversaciones. Otra fuente, ésta del lado
norteamericano, afirmó que no se van a aceptar modificaciones al
texto propuesto por Noruega. De estas dos posturas puede desprenderse
que la delegación noruega resolvió no incluir el tema de
Medio Oriente en la declaración final.
La postura de los palestinos, cuyo líder Yasser Arafat está
en Durban, es apoyada por el conjunto de los países árabes
y por Fidel Castro, que también viajó a Sudáfrica.
Se está buscando un pretexto para sabotear esta asamblea
con el pedido de que no se utilicen determinadas palabras para calificar
a Israel, que tiene un gobierno reaccionario de extrema derecha. Pero
la verdad es que se está cometiendo un horrible genocidio contra
el pueblo hermano palestino, declaró el líder cubano.
El espaldarazo adicional a la posición palestina vino del foro
de las ONG, que sesionó en forma paralela a la ONU en Durban y
que condenó a Israel por ser un Estado racista culpable
de genocidio contra los palestinos.
Sin embargo, esta declaración final de las ONG contó con
la oposición de algunas ONG de peso, como la Federación
Internacional de las Ligas por los Derechos Humanos, Amnistía Internacional
y Human Rights Watch, además del Centro Simon Wiesenthal. Si
Israel cometió crímenes de guerra y atrocidades contra el
pueblo palestino, emplear el término genocidio es simplemente inexacto,
declaró Reed Brody, uno de los delegados del Human Rights Watch.
Este es el peor documento antijudío desde el fin de la Alemania
nazi, reaccionó Abraham Cooper, del Centro Simon Wiesenthal.
El rechazo a una declaración de este calibre en la conferencia
de la ONU también cuenta con el rechazo de pesos pesados diplomáticos,
que parecen dispuestos a ir más allá de la mera condena.
En el caso de Estados Unidos, sus funcionarios ya anunciaron que la menor
referencia a la situación en Medio Oriente en una declaración
final sobre el racismo provocará el inmediato retiro de la delegación
norteamericana de Durban, que ya está reducida a un segundo nivel
por la mera posibilidad de que este tema sea discutido en la ciudad sudafricana.
Israel se expresó en el mismo sentido. Esto es un giro crítico
de la relación de Israel con la ONU, dijo el jefe de la delegación
israelí en Durban, Mordejai Yadid. Estamos dispuestos a compromisos,
pero nuestras líneas rojas son: no al lenguaje del odio, no a la
condena de Israel. Esta conferencia ha sido tomada como rehén por
los palestinos y sus aliados, acusó. Esta conferencia
no debe concentrarse en conflictos regionales, tales como Oriente Medio.
Estamos preparados para debatir en otros foros. Esta conferencia debe
mantener su objetivo de lucha contra el racismo y Europa quiere que tenga
éxito, señaló la representante de la Comisión
Europea en Durban, Odile Quintin.
La declaración contra Israel también cuenta con la oposición
de la Argentina, Chile y Brasil. El ministro de Justicia y jefe de la
delegación argentina en Durban, Jorge de la Rúa, confirmó
que la Argentina no firmará el documento final si incluye lenguaje
agraviante para Israel.
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