Por
Patrick Barkham *
Desde Sydney
Tropas
australianas supervisaron ayer el delicado traslado de 433 refugiados
del carguero noruego a un barco de la marina en medio de un clima tormentoso
cerca de la isla Christmas. Después de ocho noches acurrucados
debajo de lonas y adentro de contenedores vacíos en la cubierta
del Tampa, anoche, finalmente, los refugiados pudieron dormir bajo frazadas
y sobre catres en el barco de la marina australiana. Abastecido con raciones
del ejército y con cajas extra de equipos médicos para el
viaje de una semana al Puerto Moresby, en Papúa-Nueva Guinea, el
Manoora también llevará a bordo a un equipo de traductores.
El viaje de los refugiados en el barco australiano, que tiene capacidad
para 450, podría extenderse por un juicio iniciado en el tribunal
federal de Melbourne, donde activistas de derechos civiles están
tratando de que los reclamos de los refugiados sean procesados en tierra
australiana, bajo la ley australiana. Los abogados de la organización
de derechos humanos Liberty Victoria aceptaron ayer que se llevara adelante
el traslado siempre que el gobierno garantizara que cualquiera de los
refugiados pueda quedarse a bordo y esperar la decisión del tribunal
si ésta no fuera concluida para cuando ellos llegaran a Puerto
Moresby. El grupo Liberty Victoria sostiene que, bajo las leyes de migración
australianas, los refugiados fueron detenidos ilegalmente por el gobierno
después de entrar hace nueve días en aguas territoriales
australianas en el Tampa. Los abogados de la organización sostienen
que los refugiados gozan del derecho a buscar asilo en Australia. El gobierno
sostiene que no tiene ninguna obligación legal de aceptarlos y
que son libres para viajar a cualquier otro lugar en el mundo.
Se espera que el tribunal dé a conocer su veredicto esta semana,
pero las apelaciones al tribunal de segunda instancia y luego a la Corte
Suprema podrían prolongar el proceso hasta la semana que viene.
La negativa de la coalición derechista que gobierna en Australia
de permitir el asilo a los refugiados ya le costó al país
1,5 millón de dólares por día. El resultado fue que
el costo total hasta ahora es mayor que el que hubiera significado detener
a los refugiados en los remotos campos de detención en que Australia
encierra a quienes solicitan asilo. El costo total de la operación
de trasladar a los refugiados a Nauru y a Nueva Zelanda se estima que
será de 36 millones de dólares. Los sondeos muestran una
opinión pública muy favorable al plan del premier australiano
John Howard. El líder de la oposición, Kim Beazley, un senador
del partido Verde, Bob Brown, y la líder de la Democracia Australiana,
Natasha Stott Despoja, recibieron anoche amenazas cartas que contenían
balas por oponerse a la postura dura del gobierno en relación
con los refugiados.
Nauru, el destino al que los refugiados han de optar ante la negativa
australiana, es una ex colonia británica y la república
más pequeña del mundo: una isla del Pacífico de 8
millas cuadradas con 12 mil residentes. La mayor parte de ella es un páramo
tóxico después de un siglo de explotación minera
de fosfato. La isla importa toda su comida y se abastece de electricidad
desde Australia. Estados Unidos estima que 70 mil millones de dólares
han sido lavados por la mafia rusa a través de 400 bancos nominalmente
basados en Nauru. La oferta de Nauru de albergar temporalmente a 300 refugiados
llega una semana antes de que un equipo europeo avance en sus esfuerzos
por inspeccionar el lavado de dinero en la isla.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère
|