Por Cledis Candelaresi
El Gobierno está reformulando todos los planes sociales administrados por la Nación, una parte de los cuales quedarán en la órbita del Ministerio de Trabajo, bajo el recién creado Servicio Nacional de Empleo y Formación. Producto de aquel rediseño se fragmentará el actual universo de 100 mil beneficiarios de planes Trabajar: una porción de ellos �los que consigan ser insertados en un régimen de pasantía� continuarán bajo la responsabilidad de Patricia Bullrich; los que por edad o escasa calificación estén irremediablemente fuera del mercado laboral pero califiquen como destinatarios de algún auxilio social, podrán aspirar a una de las subvenciones que administrará desde el 1º de enero la Agencia Social. Así, la ANSeS dejará de administrar el subsidio de desempleo.
La ministra Patricia Bullrich fue la encargada de explicar ayer en el gabinete la propuesta del Senef, que subsumirá las funciones que hasta hace poco tuvieron la Secretaría de Empleo, desde la órbita de la cartera laboral, y la de Pyme, dependencia de Economía. Según aseguró la funcionaria a sus pares, el sistema será �más dinámico y menos burocrático� de lo que fueron hasta ahora los procedimientos para acceder a los planes de empleo cuyo objetivo, se empeñó en destacar, es facilitar la reinserción de los beneficiarios al mercado de trabajo.
Contraprestación. Para ello, cambiarán tanto las condiciones para gozar de ese beneficio: ya nadie podrá hacerlo si no es a cambio de algún tipo de contraprestación. Esta podrá asumir la forma de una pasantía en una empresa privada, que durante un lapso determinado contará con mano de obra gratuita. Pero también puede imponer la obligación de destinar una cierta cantidad de horas a cursos de capacitación, que el Estado planea organizar, detrayendo parte del presupuesto que hoy dispone para los planes de empleo. Estas, entre otras definiciones, son parte de la letra fina de un propuesta integral de planes sociales que el gobierno anunciará en detalle en los próximos días, cuando el gabinete social termine de pulirla.
Subsidio de desempleo.
La misma imposición regirá para el subsidio de desempleo, que la cartera laboral prevé denominar como �de integración al trabajo�. Es un hecho cierto que los millones anuales que el Estado invierte en estos programas �sean recursos del Tesoro o préstamos de organismos multilaterales de crédito� dejarán de ser competencia de la Administración Nacional de la Seguridad Social.
Padrón. Trabajo aspira a firmar acuerdos con las provincias que le permitirían ejecutar su idea de �ventanilla única� por jurisdicción. Se elaborará un padrón único de beneficiarios, presunto recurso para evitar que una persona cobre una subvención de la Nación y otra desde la provincia o municipio. Esto supone sacar de escena o limitar el papel de las organizaciones no gubernamentales que administran esos programas sociales, muchas de ellas promotoras de las protestas piqueteras.
Negociación. El Senef tendrá participación de empresarios y sindicatos. Con los primeros, el gobierno aspira a coordinar los regímenes de pasantía a subvencionar con recursos del Estado. Con los segundos, pretende negociar una porción de los fondos que hoy muchos gremios destinan a capacitación, para que sumen ese aporte a la masa de recursos con los que el Senef asistirá a desocupados.
Transición. Los actuales beneficiarios de planes de empleo en ejecución, no sufrirán ninguna modificación en sus actuales contratos. Pero deben saber que, si aspiran a renovarlos, tendrán que sujetarse a nuevas condiciones y, en algunos casos, cambiar de manos. Una señora de 65 años que trabaja en un comedor comunitario sólo puede aspirar en el futuro a la asistencia de Desarrollo Social.
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