Por Laura Vales
El día empezó con tironeos, empujones, invitados sorpresa que aparecieron sin aviso y un clima de tensión que hizo pensar que todo podía irse de las manos. Pero en su segundo congreso nacional, los piqueteros cerraron un acuerdo que englobó a todas las organizaciones de desocupados, con sus diferencias y matices. La receta fue sumar propuestas; el resultado, que habrá un plan de lucha con un poco de todo: cortes de ruta (el primero se verá desde hoy hasta el viernes), cabildos abiertos en el conurbano y el interior, apoyo a la marcha de siete columnas del Frente Nacional Contra la Pobreza y, en algunos lugares, piquetes a la entrada de las fábricas. Finalmente, el 21 de setiembre, los desocupados confluirán con la movilización que el Frente �y la Central de Trabajadores Argentinos, que lo integra� realizará a la Plaza de Mayo. La apuesta es que ese día haya 200 mil personas frente a la Casa de Gobierno, repudiando el ajuste.
En la segunda asamblea piquetera �que recibió la visita de Hebe de Bonafini y un grupo de Madres� hubo cerca de 1500 delegados de 14 organizaciones. Si el anterior congreso contuvo el encanto y la confusión resultantes de reunir por primera vez a desocupados de todo el país, ayer lo que se vio fue un primer intento de ordenar un movimiento dispar, que tiene sectores organizados a nivel nacional, grupos mas bien regionales, líneas piqueteras vinculadas a los partidos de izquierda y pequeñas asociaciones de vecinos que tienden a autorrepresentarse.
Una de las novedades fue que todos los delegados debieron llevar actas, con la firma de 20 desempleados, que avalaran su representatividad. Otra, tal vez la más notable, que la asamblea eligió una conducción nacional piquetera, en la que están los dirigentes de las principales organizaciones: Luis D�Elía (de la Federación de Tierra y Vivienda, que integra la CTA), Juan Carlos Alderete (de los desocupados de la Corriente Clasista y Combativa), junto a representantes del Polo Obrero y del Movimiento Sin Trabajo Teresa Vive, entre otros. Hasta ahora, los distintos grupos habían coordinado acciones de protesta, pero sin establecer autoridades de manera estable.
Todo esto venía siendo discutido y acordado en las reuniones que los distintos grupos mantuvieron en las últimas semanas. La sorpresa la puso el Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), que temprano en la mañana desembarcó con una fuerte delegación en el predio del santuario del Sagrado Corazón de San Justo, donde se hizo el congreso.
Nadie los esperaba; a la cabeza de la delegación, con un pañuelo celeste al cuello, se presentó Roberto Martino. Su sector se hizo conocido en el primer día de corte de rutas coordinado en todo el país, cuando tomó la sucursal del Banco Provincia en Florencio Varela. El episodio irritó al resto porque contradecía el acuerdo de que una protesta acotada a piquetes pacíficos que dejaran alternativas al tránsito. Desde La Matanza, D�Elía y Alderete forzaron una votación sobre si mantener o no la toma, que fue transmitida en directo por la televisión. Desde adentro del banco, Martino, que impulsaba la ocupación, perdió y tuvo que retirarse.
Una semana más tarde protagonizó otra ocupación �del Ministerio de Trabajo, en La Plata� por la que 57 piqueteros, incluido Martino, permanecieron detenidos hasta hace pocos días. En el medio, no hubo contactos de este sector con el resto de los piqueteros para la organización del congreso de ayer; por eso sorprendió la aparición del grupo y hubo una fuerte disputa sobre si debían entrar o no.
En lo formal, el cuestionamiento básico fue que la Asamblea era de delegados, mientras que los desocupados del MTR no respetaban tal criterio. Tras una hora de empujones, griteríos y desconcierto se decidió que todo el mundo entrara a la asamblea. Martino incluso subió al escenario y planteó su contrapropuesta: un plan de lucha con cortes que interrumpieran el tránsito por tiempo indeterminado, especialmente en el ingreso a las plantas fabriles. Hubo un votación y la moción quedó enminoría. En un contrapunto posterior, se decidió sumar el criterio de cortar la entrada de las fábricas.
Los piqueteros anunciaron finalmente que la protesta consistirá en:
Desde este mañana al mediodía, cortes de 24 horas en todo el país, que confluirán el viernes con el paro nacional y la movilización de los estatales.
Hasta el 21 de setiembre habrá asambleas en capitales de provincia y municipios de desocupados y trabajadores, para debatir sobre la situación económica y social.
El jueves 20 comenzará una nueva tanda de cortes de ruta, por 36 horas, que se cerrarán acompañando la marcha a Plaza de Mayo del Frente contra la Pobreza.
Se convocará, por último, a una tercera asamblea a realizarse en el mes de octubre. Que esta vez, en lugar de ser exclusivamente de desocupados, buscará a incluir a sectores sindicales.
Los piqueteros quieren también impulsar el llamado a un paro general convocado por las dos CGT y la CTA. Están convencidos de que sus reclamos no tendrán una salida si no consiguen el respaldo de todos los sectores: por eso designaron una comisión que dialogará con las centrales. Ayer se esperaba incluso la presencia de Julio Piumato y Juan Carlos Schmid, de la CGT Rebelde. Pero la tensión entre las distintas agrupaciones y algunos abucheos cuando se mencionó esa posibilidad desalentaron a los moyanistas.
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