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Urso sigue tras las huellas de Alberto Kohan y de los financistas

El juez citó para el 8 de octubre a Hugo Martínez Viademonte, ex secretario de Alberto Kohan. Libró oficios a Suiza, Uruguay y Estados Unidos para conocer a los titulares de cuentas sospechosas.

Por Eduardo Tagliaferro

Mientras las miradas del menemismo están pendientes del próximo fallo de la Cámara Federal en el que se decidirá el futuro procesal del Jefe, el juez Jorge Urso continúa buscando esclarecer algunos aspectos desconocidos de la trama que rodeó la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador. El magistrado llamó a Hugo Martínez Viademonte, ex secretario de Alberto Kohan en la Secretaría General de la Presidencia, a testimoniar el próximo 8 de Octubre en su juzgado. También libró distintos oficios para conocer los nombres de los titulares de cuentas bancarias radicadas en Suiza, Uruguay y Nueva York.
En la sede neoyorquina del Citibank, Urso pretende conocer quién es el operador de la cuenta 36977649. Por eso, en su oficio preguntó a las autoridades estadounidenses si la cuenta estaba a nombre de la empresa Daforel, o de la financiera Multicambio. En sus preguntas, el magistrado quiere saber si esa cuenta no era manejada por los titulares de la financiera de la calle Sarmiento al 400. Por eso incluyó en el posible listado de operadores de dicha cuenta a Pedro Stier, René y Sergio Matalón, José y Débora Schayo. En el año ‘96, Aníbal Ibarra había denunciado que la cuenta del Citi estaba a nombre de Daforel y/o de Piano International Corporation. En su testimonio, Ibarra había afirmado que “en dicha cuenta se depositaba solamente dinero negro –o azul como se lo conoce en la jerga financiera–”. La declaración de Ibarra precisaba también que “las constancias sobre esa cuenta –que también alternativamente puede estar a nombre de Piano International Corporation– eran celosamente guardadas en una caja de seguridad del entonces Banco Federal, de Sarmiento y Reconquista. Claro está que esa caja de seguridad no estaba a nombre de Multicambio sino de dos empleadas”. La insistencia de Urso se explica porque la justicia norteamericana durante varios años rechazó los exhortos que despachaba desde Comodoro Py. Algo que parece haber cambiado cuando remitió a la Argentina seis cajas con documentación sobre la cuenta que Daforel tenía en el MTB Bank de Nueva York.
Entre los exhortos remitidos por Urso, figura uno a su par Facundo Cubas pidiéndole copias de la causa que tramita en su juzgado sobre el extraño suicidio del capitán de navío Horacio Estrada. El represor de la Esma había tenido un rol destacado en la venta ilegal de armamento argentino a Ecuador. En esa operación ofició de intermediario junto al traficante francés Jean Bernard Lasnaud. Estrada supo militar en la Fepac, la fundación liderada por Kohan para armar los equipos destinados a asesorar a Carlos Menem en políticas de Defensa. Su extraño suicidio ocurrió unos días antes de que el marino declarara frente a Urso. El hecho fue tan dudoso, que entre los llamados telefónicos realizados antes de su muerte hubo algunos hacia las oficinas de la SIDE. El dato estaría acreditado en el expediente, por ese motivo Urso pidió una copia del mismo a Cubas.
Por esas rarezas, Cubas es un riojano muy amigo de Menem. Incluso, en compañía de su hijo, llegó hasta la quinta de Armando Gostanian en Don Torcuato para entrevistarse con el ex presidente. Que un juez encargado de esclarecer la muerte de uno de los traficantes que intervinieron en la venta ilegal de armas, visite a quien está acusado de ser el jefe de la asociación ilícita que realizó la maniobra, no pasó desapercibido para el Consejo de la Magistratura. El diputado Pablo Fernández realizó una presentación destinada a dilucidar si el magistrado había violado alguno de sus deberes profesionales. Se abrió un expediente y luego de la feria judicial de invierno se realizó el sorteo de rigor para determinar quién de los integrantes de la comisión se haría responsable de las actuaciones. A Cubas la suerte no le fue esquiva. El expediente recayó en las manos del senador justicialista Augusto Alasino, quien hasta ahora no tomó ninguna iniciativa.
Por el momento el ex asesor de Kohan, Martínez Viademonte tendrá que declarar sólo como testigo. Su nombre apareció en el expediente luego de que lo mencionara el brigadier Tomás Medina. El militar tenía el poderpara venderle seis submarinos nucleares a Taiwan. Luego de entrevistarse con Karim Yoma, Medina sostuvo que fue derivado a Kohan y éste dejó el tema en manos de Martínez Viademonte. Después de mucho peregrinar, Medina precisó que acompañado por el ex asesor de Kohan llegó a la SIDE, donde se reunió con Carlos Tórtora, quien le dijo que “pretendía crear una empresa para tercerizar las ventas que hacía el Estado”.

La conexión con la AMIA
Una de las tantas hipótesis que pretendieron explicar la voladura de la mutual judía de la AMIA, fue que se trataba de una represalia de alguno de los países árabes ante el incumplimiento argentino por presuntas ventas de armas pactadas con anterioridad. Tal vez esto explique el exhorto que el juez Juan José Galeano le remitió a su par Jorge Urso, para que le acerque todos los antecedentes vinculados a la Secretaría de Asuntos Especiales de la Cancillería, que comandaba Alfredo Karim Yoma. Como los antecedentes son cuantiosos, Urso accedió a que su colega consultara el expediente que tramita en su juzgado, pero no le envió copias.
La semana pasada, el coronel retirado Jean Charles Uranga había señalado que la presencia de Karim en esa secretaría vaciaba de contenido su cargo de Secretario de Producción para la Defensa. Incluso precisó que “en esa época, las únicas ventas de armamento estaban destinadas a los países árabes”. Algo que palabras más, palabras menos, había también declarado el vendedor de armas Horacio Calderón. En reportaje a este diario, el ex embajador Oscar Espinoza Melo, admitió que en la primera gira de Menem a Siria, el ex presidente le había prometido a los sirios un reactor nuclear. La gran cantidad de testimonios explica la preocupación de Galeano. Aunque en verdad a las puertas de que la causa de la AMIA llegue a juicio oral, el magistrado tiene varios motivos por los que preocuparse.

 

 

 

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