Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


BALANCE DE LA OFICINA ANTICORRUPCION
Autoevaluación piadosa

A 18 meses de gestión, la OA hizo un análisis de sus resultados. Según su percepción, todos fueron aciertos. Sin embargo, quedan varias asignaturas pendientes. Y dudas sobre la continuidad.

Por Irina Hauser

La Oficina Anticorrupción (OA) presentó ayer el balance de sus primeros 18 meses de existencia: 1400 denuncias recibidas, 300 derivadas en presentaciones judiciales, 33 personas procesadas, un cumplimiento del 98 por ciento en la presentación de declaraciones juradas, grandes ahorros en licitaciones, entre otros éxitos. Todavía, sin embargo, del otro lado de la balanza el organismo carga con algunos puntos oscuros: casi no denuncia a nadie con nombre y apellido, menos aún si es radical; dice tener autonomía, pero el ministro de Justicia, de quien depende, hasta lo desmiente ante los medios; sus miembros se quejan por ser pocos, pero prefieren no ser más; el sistema de declaraciones juradas funciona, pero aún no permite saber, por ejemplo, quién le paga a un funcionario. Y, como si esto fuera poco, el esfuerzo durará lo mismo que el gobierno de turno.
“El problema de la corrupción en Argentina es importante e impacta sobre la crisis general y política al perjudicarla confianza de los ciudadanos en el sistema”, evaluó José Massoni, titular de la OA, al presentar ayer el informe de su gestión. Más allá de este diagnóstico, Massoni señaló que está muy conforme con los resultados del trabajo que su equipo lleva realizado y dijo creer que la reforma del Estado, y en su propia repartición, ayudará a reducir la corrupción en los próximos años.
Es verdad que la OA ha conseguido buenos resultados en algunas de sus demandas penales. Entre las 300 que menciona en su informe –33 que la tienen por querellante– puede vanagloriarse de que el ex titular del PAMI, Víctor Alderete, lleva más de un año preso; el cuñado de Graciela Fernández Meijide, Angel Tonietto, está procesado rumbo a un juicio oral; y la ex secretaria de Recursos Naturales, María Julia Alsogaray, va camino a adquirir una mancha más, si no hacia a la cárcel.
No es menos cierto que las denuncias a menudo evitan individualizar a los personajes involucrados. Los nombres del radicalismo se pronuncian poco o con extrema cautela. La identificación de los imputados queda librada al magistrado que reciba el expediente. Tal es así que, cuando la OA investigaba a Carlos Ruckauf –como ex embajador en Italia– a partir del testimonio de empresarios italianos que lo vinculaban a un pedido de coimas para instalar una red de gas en Argentina, el ministro de Justicia, Jorge de la Rúa, salió lo más tranquilo a decir que no era cierto que en realidad nadie estaba investigando al gobernador bonaerense.
Según el informe que Massoni presentó ayer –junto al director de Investigaciones, Manuel Garrido, y al de Políticas de Transparencia, Roberto de Michele–, la corrupción en la administración nacional tiene maneras concretas de manifestarse: con pagos de sobreprecios en contrataciones, favoritismo en las licitaciones, el uso irregular de bienes del Estado, pedidos de coimas, favoritismos en el control estatal de concesiones de servicios privatizados, entre otras modalidades.
En los casos que analiza, la OA tiene por política apuntar hacia los funcionarios alta jerarquía, explicó Garrido. La mayoría de las denuncias son presentadas por ciudadanos comunes, y también las hay de reparticiones públicas. Pero la idea en la Oficina es hacer cada vez más pesquisas de oficio. Les preocupa tener una buena difusión de su actividad, pero no tanta. También se quejan por ser pocos, pero no quieren ser más.
El balance también indica que lograron informatizar el sistema de declaraciones juradas de los funcionarios, que era en papel, y eso elevó el índice de cumplimiento del 67 por ciento –registrado por la Oficina de Etica del menemismo– al 98 por ciento. Y en unos días publicará la lista de los que no han cumplido. Hay más elementos para conocer la evolución patrimonial de los funcionarios, pero aún no hay forma de detectar si alguien les paga además del Estado. El nuevo método, defienden, permite un ahorro de 1.800.000 pesos. La cultura de la austeridad la impusieron en tres licitaciones, puntualizan, donde lograron ahorrar más de 3 millones.
En el rubro de incompatibilidades y conflictos de interés, la OA reporta 63 casos resueltos y 15 en trámite. Al presidente Fernando de la Rúa no le preocupa ese esfuerzo: modificó por decreto la ley de Etica para flexibilizar el acceso a cargos públicos desde el sector privado.
Los hombres anticorrupción también tienen en su haber un anteproyecto de Ley de lobby y otro de Ley de Acceso a la Información. En el informe, reiteran su queja por haber tenido que defender 49 veces su capacidad de querellar, cuestionada incluso por jueces y fiscales. Contra viento y marea, y a pesar de pertenecer al Ministerio de Justicia, aseguran que tienen autonomía –aunque por lo bajo dicen que preferirían tener más– “demostrada porque denunciamos digan lo que digan”. La idea de una fusión de la OA con la Fiscalía de Investigaciones Administrativas dependiente del Ministerio Público –cuya dirección está vacante y su futuro en discusión– ya no les parece tan temible. Si les garantizaran la permanencia en sus puestos, por lo menos sabrán que el sueño de la transparencia puede aspirar a unos años más de batalla.

 

 

PRINCIPAL