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Qué importa dónde caen las bombas
nucleares si EE.UU. está seguro

Europa o Canadá podrían terminar
recibiendo las cargas nucleares de los misiles destruidos por el escudo del Pentágono.

Donald Rumsfeld no tiene ninguna duda sobre el escudo.
Pero sí Europa, Rusia, China y el Congreso norteamericano.

 

El escudo antimisiles impulsado por el Pentágono confronta un nuevo enemigo: el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Según investigadores del célebre MIT de Boston, las cabezas nucleares de los misiles lanzados contra Estados Unidos y eventualmente interceptados por el escudo antimisiles que planea desplegar Estados Unidos podrían caer sobre Europa o en cualquier lugar del mundo. El Pentágono de Donald Rumsfeld, que enfrenta una dura oposición interna y externa al escudo, se apresuró a minimizar el riesgo, pero las conclusiones de los científicos del MIT sólo agregan más munición al bando de los críticos del sistema, especialmente teniendo en cuenta que los principales objetores se encuentran en Europa Occidental, Rusia y China.
La opción elegida por el Pentágono es la de atacar al misil hostil durante la fase de propulsión, durante la cual es fácilmente ubicable: se comporta como un pequeño cohete y emite calor, facilitando su localización. Luego, en órbita baja, ya está más frío y es mucho más difícil de interceptar. �Primeramente, esta intercepción en fase de propulsión debe resultar, algo que no está demostrado�, explica George Lewis, físico especializado en sistemas de defensa antimisiles del MIT. �Pero si eso funciona, la otra pregunta que surge es: ¿dónde caerá la ojiva nuclear?�. Según las investigaciones del equipo de tres físicos del MIT, que trabaja desde años atrás sobre el tema, con la tecnología actual o con la eventualmente disponible en los años venideros, no hay ningún medio de interceptar un misil y al mismo tiempo controlar su punto de caída. �En la práctica -continúa Lewis-, se tratará de abatirlo lo antes posible, principalmente porque se querrá tener tiempo para realizar varios disparos si el primer intento falló. Esa es la razón por la cual no se tendrá mucho control sobre el lugar de caída de la ojiva nuclear�. Ya sea con misiles interceptores o con rayos láser gigantes disparados desde barcos o aviones, no hay prácticamente ninguna posibilidad de que la ojiva nuclear sea destruida, aseguran los físicos.
Ted Postol, profesor de física del MIT (cuyo curso se denomina �Fuerzas nucleares y sistemas de defensa antimisiles�), trabaja desde hace 15 años sobre el tema. Postol dio su testimonio ante el Congreso sobre el desempeño del sistema Patriot luego de la guerra del Golfo y, de 1982 a 1984, fue consejero científico del jefe de operaciones navales del Ejército estadounidense. �Si un misil es lanzado desde Corea del Norte, por ejemplo, e interceptado durante su fase de propulsión, la ojiva nuclear podría caer sobre Canadá o el extremo oriente de Rusia -aseguró-. Si es lanzado desde Irak o Irán, podría caer sobre Canadá, pero también sobre Europa occidental�.
Interrogado por la prensa, un portavoz de la organización de defensa contra misiles balísticos del Pentágono estimó que es �ilógico� que una ojiva nuclear pueda continuar su curso una vez destruido su misil portador. �Pienso que si se destruye un misil lanzado de Corea del Norte en su fase de lanzamiento, la ojiva caería probablemente en Corea del Norte�, declaró el teniente coronel Rick Lehner. Según Postol, posiblemente haya un medio de destruir la ojiva en el momento de la intercepción, principalmente con un proyectil de fragmentación que posea una parte destinada a impactar el lugar del misil que contenga la carga, pero �nadie trabaja en eso actualmente�.

El escudo recortado

Con la polémica misilística sobre el tapete, el Senado de Estados Unidos decidió ayer recortar 1.300 millones de dólares de los programas del escudo antimisil previstos en el presupuesto 2002, en un gesto que presagia una abierta confrontación con George W. Bush. El proyecto de ley incluye una cláusula �del presidente de la comisión, el senador demócrata Carl Levin� que requiere que el Congreso someta a votación cualquier prueba de defensa antimisiles que viole el Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM) de 1972. La batalla por los fondos dividió aguas entre los miembros republicanos y demócratas de la comisión, usualmente favorable al Pentágono: el recorte fue aprobado por 13 votos demócratas contra 12 de los republicanos. Finalmente, fueron aprobados 343.000 millones de dólares, incluidos los 18.400 millones extras solicitados por Bush.

 

 

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