Por Julio Nudler
�¿Estábamos condenados a quedar atrapados en esta encrucijada? ¿La convertibilidad tenía que llevarnos a esto?
�Sí y no. Establecer un plan de convertibilidad para eliminar el impuesto inflacionario es una mayúscula revolución, que exige hacer muchas reformas con suma rapidez. El sector privado tuvo que hacer mucha gimnasia para mejorar su productividad, y la hizo a comienzos de los �90. Pero el Estado no realizó nunca las llamadas reformas de segunda generación. El modelo quedó así desbalanceado. Se hicieron muy buenos deberes a nivel monetario, financiero y en ciertas ramas del sector privado, y poco o nada en instituciones importantísimas como la educación, la justicia, la seguridad social.
�¿Pudo haberse manejado mejor la crisis, una vez estallada?
�Nunca se hubiese llegado a estar tan mal si no fuera por los tremendos errores cometidos en los últimos 180 días. Hasta diría que hoy uno extraña a Machinea.
�¿En qué se equivocó Cavallo?
�Su primer error fue la modificación de la convertibilidad. Eso no puede plantearse en medio de una crisis de confianza del agente económico argentino, cuyos ahorros son la gran fuente de crédito del país. Lo que se logró fue provocar una estampida, que indujo la salida de 12 mil millones. Al final a Cavallo sólo le quedó la caja, y tuvo que imponer el déficit cero. Modificar simultáneamente la Carta Orgánica del Banco Central fue explosivo, y contribuyó a generar una mayor restricción crediticia.
�Pero Cavallo buscó un camino intermedio, partiendo de reconocer la sobrevaluación del peso y de confirmar que se mantendría la convertibilidad...
�Eso es precisamente lo peor. No tiene que haber camino intermedio porque produce incertidumbre, como la produjo la mención del euro. Yo no favorezco la devaluación, porque los argentinos perdimos la moneda en la hiperinflación de 1989 y no la hemos vuelto a recuperar. El 80 por ciento de los activos monetarios del país está en dólares. Esto ha sido un proceso endógeno. Hemos sido los argentinos quienes perdimos confianza en el peso como reserva de valor. Solo existió una decisión política de mantener el peso como medio de transacción. ¿Cómo hacer aquí una devaluación exitosa? ¿Cómo meter de la noche a la mañana el impuesto inflacionario y licuar los depósitos? En Brasil se pudo hacer porque hay demanda de reales, pero aquí no hay demanda de pesos. ¿Y qué pasaría luego con todos los créditos y deudas en dólares?
�Está a la vista que Cavallo equivocó el camino. ¿Pero hubiese sido mejor desconocer el problema de recesión y falta de competitividad con que se encontró?
�Es evidente que en los últimos años hubo una apreciación del dólar respecto de las otras monedas, ante lo cual el sector privado ajustó notablemente, con una reducción del 45 por ciento en los salarios, pero sin que el gasto público consolidado variara. Esa era una bomba. Yo estoy de acuerdo con algunos puntos del Plan Fénix, pero me parece que la falta de competitividad no radica tanto en el tipo de cambio sino en la falta de reforma de algunas instituciones, básicas para el crecimiento sustentable. Se necesita abrir la economía para que los 37 millones de argentinos generen valor agregado y chupen del mundo. Vivir con lo nuestro no me parece razonable. Que me perdone Aldo Ferrer. Hay que venderle al mundo y comprarle, porque es la manera de levantar la calidad de vida de los habitantes. Si nos quedamos con nuestros 37 millones de habitantes como mercado vamos fritos. Para esto necesitamos de la educación, la justicia. Para mí tiene que haber un plan de tremenda inversión en educación y en justicia. También en infraestructura, que está muy caída.
�¿Y de dónde saldrían los recursos, ya que vivimos en permanente ajuste?
�Creo que ahora que Brasil también está de acuerdo en ir hacia un mercado de las Américas, habría que negociar con Estados Unidos un pequeño PlanMarshall. Sería una inyección de plata para reconstruir una economía emergente que acumuló muchos problemas y que no puede hacerlo sola porque tiene al Estado en colapso. Sé que mis colegas de la Universidad de Buenos Aires, los que hicieron el Plan Fénix, no estarán de acuerdo, pero ellos nunca ven la restricción presupuestaria. Hace falta plata, pero plata que no produzca un crowding out (desplazamiento del crédito al sector privado por la demanda de financiación del sector público). Lo que precisamente ocurrió en la Argentina fue que como el Estado mantuvo su gasto en dólares, mientras el sector privado ajustaba, para mantener la solvencia fiscal hubo que aumentarle los impuestos al sector privado. Así es como éste está en el piso, destruido por la asfixia que le produce el sector público. Lo cual no significa que yo no crea que el Estado es importante para un sistema capitalista.
�Admitamos que la revaluación del dólar a partir de 1997 fue un hecho no previsto. Pero es justamente para defenderse de los hechos imprevistos que los países prefieren tener un tipo de cambio flexible. ¿Por qué la Argentina debe ser una excepción a la regla?
�Estoy de acuerdo. Pero hoy, si estamos pensando en ir a un mercado común de las Américas, la Argentina tiene una ventaja �tecnológica� frente a Brasil o Chile, que es su tipo de cambio fijo con el dólar. Esa institución debe ser preservada. Tanto Brasil como Chile van a tener que ir hacia un tipo de cambio fijo. Pero veamos: la Argentina tiene toda su deuda pública dolarizada, y además es el prestamista de última instancia -aunque no tenga las armas absolutas� del sistema financiero, que también está dolarizado. Por eso, en la relación costo/beneficio conviene mantener un patrón cambio dólar.
�¿Este patrón implica el 1 a 1, o puede ser otra la relación de cambio?
�Para mí, no hay que modificar la paridad cambiaria.
�Al decir que el sector privado hizo el ajuste y el sector público debe hacerlo también, ¿no está proponiendo profundizar la deflación?
�Voy a darle vuelta la pregunta. Yo no veo por qué una devaluación rompería con este esquema. Si para el déficit cero hay que aumentar la presión tributaria sobre los sectores que ya están en deflación, empeora la trampa deflacionaria de la deuda. Si me pregunta si la dinámica de la deuda pública argentina es consistente con la recuperación del crecimiento de la economía, mi respuesta es no. Acá hay dos alternativas planteadas: o tocamos la institución convertibilidad, o nos fijamos qué pasa con nuestra política de deuda pública. No podemos tocar todo a la vez. Hay que elegir. El último es el camino que a mí más me interesa.
�Algunas cosas se estuvieron haciendo al respecto, como el megacanje.
�El megacanje es una de las conversiones de deuda más desastrosas en la historia de la República. Se hizo la conversión a una tasa de interés altísima, y además acumulando los vencimientos en el 2004. Esto genera dos situaciones tremendas. Por un lado, se le puso un piso altísimo a la tasa de interés. Por eso el riesgo país no baja. Para bajarlo haría falta una enorme credibilidad, que este gobierno no tiene. Por el otro, se le carga al próximo presidente como primer tarea la reprogramación de una ola de vencimientos.
�Entonces, para salvar la convertibilidad hay que renegociar la deuda.
�En esto, increíblemente, los más heterodoxos han sido los republicanos estadounidenses, que plantearon la sustentabilidad de la economía. Por eso hablo de un Plan Marshall. Creo que la Argentina, además de encarar el problema de su deuda pública, tiene que lograr más mercados. La Argentina será sustentable si puede aumentar sus exportaciones. Y además el país necesita con urgencia acortar plazos.
�¿La reprogramación de la deuda puede hacerse unilateralmente?
�No. Esto hay que manejarlo con muchísimo cuidado. No sea que el país se quede sin líneas de crédito comerciales. Si son los estadounidenses los que promueven esta iniciativa, ellos deberían conseguir, desde el punto de vista del derecho internacional, aislar el problema del comerciointernacional de esta megatransacción financiera. Esto es muy difícil, pero creo que se puede hacer, aunque los norteamericanos todavía no tienen claro cómo lograrlo. El problema de una reprogramación voluntaria es que se necesita que el 95 por ciento de los tenedores de bonos se plieguen al acuerdo. El riesgo moral radica en los acreedores que preferirán quedarse fuera, pensando que una vez que el país alivió su situación gracias a la quita aceptada por los demás, ellos cobrarán a la par.
FLUCTUARIAN EN EL MERCADO EN RELACION CON EL PESO
Cada provincia con su moneda
Por J.N.
�¿Con los patacones no se está violando la convertibilidad?
�Si los patacones por ley tienen que cotizar a la par del peso, su emisión constituye una expansión monetaria �dictamina Della Paolera�. Creo que una solución razonable sería permitirles a las provincias, hasta un cierto límite, tener un tipo de cambio flexible en relación con el peso argentino. A una provincia que esté en una dramática situación fiscal, porque ha hecho una pésima administración o por lo que sea, podría permitírsele emitir su propia moneda hasta �digamos� el 20 por ciento de su gasto. Pero luego esa moneda debería cotizar en un mercado secundario. Uno esperaría entonces que el valor de mercado de cada moneda provincial reflejase la calidad del comportamiento fiscal de su administración. ¿Cuándo se acaba una crisis? Cuando los mercados reflejan el estado de cosas.
�Esto significa que no cree en el déficit cero para la Nación y todas y cada una de las provincias.
�Pienso que esta idea puede complementar bien a la del déficit cero. Si las monedas provinciales cotizan a descuento contra el peso argentino, el mismo mercado irá licuando el problema del exceso de gasto en dólares. Además, se le pondría un precio a la política. Habrá como un ranking de descuentos, que implicará una nota para cada gobernador.
�Esto significa que los empleados públicos de provincias con mala performance fiscal cobrarían menos, en términos de pesos o dólares.
�Obviamente habría que crear un fondo de compensación de corto plazo por si una moneda provincial cae por debajo de cierto mínimo. El déficit cero también lleva a una caída del gasto, pero este medio es mucho más rápido y transparente. La gran inconsistencia del patacón es que cotice a valor par con el peso.
�¿Por la situación fiscal de la provincia de Buenos Aires?
�Sí, porque es más acuciante todavía que la del consolidado nacional. Dicen que no es tan grave que optemos por la expansión monetaria a través de los patacones porque es un porcentaje muy bajo de la masa monetaria. Pero ése es para mí un argumento irrelevante. Lo interesante sería que los mercados reflejaran realmente la situación. Que las provincias tuvieran un tipo de cambio flexible con la República Argentina, y que ésta mantenga su tipo de cambio fijo con la moneda más fuerte del resto del mundo, sería una innovación muy interesante.
�¿Pero no interferiría en el comercio interior?
�No. Sería como en el Mercado Común Europeo antes del euro y antes de la serpiente monetaria. No quiero ser despectivo hacia ninguna provincia, pero si tengo un peso de...
�La Rioja...
�No, pobre, ¡La Rioja está tan castigada! Digamos de una provincia equis. Si el mercado dijera que el peso de esa provincia vale 60 por ciento, a ese valor yo probablemente lo aceptaría. Esto aceitaría las transacciones en lugar de entorpecerlas. El problema del patacón es que su precio a la par no refleja su verdadero valor.
�En su esquema las monedas provinciales tendrían libertad de precio pero una restricción cuantitativa...
�Es que cuando uno deja que el tipo de cambio lo determine el mercado, necesita tener una política monetaria independiente o exógena. Por tanto, como existe una ley de coparticipación de impuestos, el Estado federal debería coordinar con las provincias los topes de emisión de las monedas locales. Algunas provincias ni siquiera necesitarían emitir su moneda. Estarían totalmente �pesificadas�, ya que percibirían todos sus ingresos en pesos nacionales.
�ELIJAMOS DONDE NO CUMPLIREMOS�
Capitalismo pop y progre
�Si queremos tener un sistema capitalista popular y progresista no podemos admitir este grado de desorden del Estado argentino �afirma Della Paolera�. Lo que se necesita para reactivar una economía es recuperar la inversión, y ésta precisa reglas claras, no discrecionales. Si cada vez que hay un incendio aumentamos el impuesto al cheque, o decimos que el bien de capital va a bajar pero le ponemos el factor de empalme, con lo cual vuelve a subir, el inversor no pone un peso, aunque le ofrezcan planes de competitividad. Esta política económica no es creíble. Tampoco habrá inversión directa si seguimos con el corazón en la boca por un riesgo país a este nivel. Acá se cometió el error de pensar que con un auge de consumo habría crecimiento sustentable, cuando la clave es que la inversión tenga niveles altos durante mucho tiempo. Para eso hay que tener reglas estables, incluso cuando las papas queman. Y si no podemos cumplir en todo, elijamos ordenadamente en qué no lo haremos, en lugar de caer en un default que lo destruya todo. Seamos economistas, no contadores. Veamos si la cosa, además de cerrar, es sustentable. Por eso, tomemos el toro por las astas y discutamos la reestructuración de la deuda. Seremos conejillos de Indias, como dice Cavallo, pero consigamos a cambio un Plan Marshall.�
Echar gente para invertir
Las empresas de telecomunicaciones pidieron al Gobierno que las dispensara de efectuar las inversiones comprometidas hasta que mejore la situación económica. �Quien quiera hoy hacer inversiones tiene que bajar sueldos y eliminar empleos�, afirmó Roberto Pérez, representante de Movicom, al disertar sobre el régimen de licencias en el seminario de telecomunicaciones organizado por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham). Indicó que, así como �la Argentina no tiene crédito, tampoco lo tienen las empresas�, y en cuanto al desarrollo de la propia actividad como fuente de ingresos, dijo que �si la demanda cae y se sufren pérdidas, tampoco se puede contar con eso�. Pérez pidió postergar el sistema multicarrier (selección de operador de larga distancia por prefijo) y la portabilidad numérica (capacidad de mantener el número aunque se cambie de operador). Pero el Secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, advirtió que ya concluyó el período de consultas y que, por ejemplo, �multicarrier o selección por discado va a salir�, aunque reconoció que pueden discutir los tiempos de implementación. |
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