Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


CHACARITA PENSO DEMASIADO EN EL NEGOCIO DEL PUNTITO
Volvió Riquelme, Boca puso primera y ganó el primer partido del torneo

El cuadro de Bianchi perdió la virginidad en un partido apenas discretito. Gaitán y Guillermo Barros Schelotto, los mejores, hicieron un gol cada uno. El otro gol lo hizo Schiavi, con ayudita. Para Chacarita marcó Moreno, de penal.

Por Juan José Panno

De 4 partidos, Boca no había ganado ninguno y Chacarita no había perdido ninguno. Boca había marcado sólo 3 goles; Chacarita, 9. Los antecedentes numéricos volaron por el aire, hechos pedazos, al final del encuentro que Boca ganó por 3 a 1. Claro que los números también pueden quemarse si se los toma como punto de referencia de actuaciones y merecimientos. Dicho de otro modo: Boca, que no jugó bien, venció merecidamente, pero la diferencia de dos goles fue exagerada.
El partido se coloreó un poco con el golazo de Gaitán (lejos, lo mejor de la tarde); la volea espectacular de Guillermo, en el cierre; el fervor de las dos hinchadas y la expectativa que generó la reaparición de Riquelme. Y empalideció con el pobre arbitraje de Brazenas; las flojas actuaciones de Schiavi y Martínez; la actitud extremadamente conservadora de Chacarita; la escasez de situaciones de gol y la sensación de que no pasaba nada sobrevolando casi todo el tiempo la Bombonera. O sea: más malas que buenas.
En el primer tiempo, Boca llegó una sola vez y fue un golazo. Gaitán arrancó por el medio, con un exacto pelotazo para Guillermo, quien devolvió la sutileza con un toque a la entrada al área; Gaitán recibió, pasó limpiamente entre los centrales de Chacarita, encaró a Vivaldo, lo gambeteó muy bien abriéndose hacia su izquierda y definió con un zurdazo cruzado. El número 17 de Boca, que tiene la desgracia de que es un candidato firme al cachetazo y es normalmente el blanco de la impaciencia de los hinchas de Boca, se merecía un gol así, un gol acorde con sus reales posibilidades. Después, como para justificar a sus críticos implacables, hizo un penal pavote y polémico que le dio a Chacarita el empate. Tocando con precisión, tratando de jugar siempre, arriesgando, redondeó una buena actuación, de lo mejorcito desde que está en el club azul y oro. El penal mencionado se produjo a poco del final del primer tiempo; antes, Córdoba había salvado dos cabezazos de gol, uno de Quinteros y otro de Moreno. ¿Había sido superior Chacarita? No. Había aprovechado algunos espacios que le abría un rival más obligado a ir al frente. Parado con firmeza atrás sin desprender demasiado a laterales y volantes, el equipo de Chiche Sosa esperaba agazapado y casi le sale bien.
En el segundo tiempo entró Riquelme y ya se sabe la influencia psicológica que ejerce sobre propios y extraños, pero lo cierto es que el 10 no jugó bien y dejó claro que le falta fútbol luego del parate. Boca liquidó el partido no por Riquelme, ni por ninguno en especial; lo ganó porque acertó en un cabezazo de Schiavi con ayudín. Y en todo caso, porque siguió manteniendo una actitud más generosa en la búsqueda del arco rival. Chacarita, mezquino, recordó a Córdoba cuando se quedó 1–2 abajo y entonces, de contra, los de Bianchi pudieron alargar la diferencia en un jugadón de Jorginho que desperdició Clemente, y en otra de Clemente (había entrado como 4 bis, como bombero de Martínez) que se fue cerca. Sobre la hora, Riquelme empujó a medio mundo y Guillermo pescó una fantástica media vuelta. El broche, a una semana del Superclásico.

LA HINCHADA AZUL Y ORO, FELIZ
El romance con Román

Por F.M.

Finalmente se concretó ayer la tan ansiada vuelta del volante Juan Román Riquelme al primer equipo de Boca, después de casi tres meses de ausencia, debido a una lesión en su rodilla derecha. Jugó sólo los últimos 45 minutos y se lo vio extraño a su juego, con más errores que aciertos, pero su sola presencia en el campo alcanzó para que sus compañeros sacaran pecho y se animaran a jugar un poco mejor y para que los defensores de Chacarita tuvieran una preocupación extra, aunque la resolvieron sin mayores problemas.
Pasaron 73 días desde el último partido que había jugado Román, la final de la Copa Libertadores ante el Cruz Azul, en la Bombonera. Casi tres meses en los que el conjunto de Carlos Bianchi no ganó ni un partido; sumó dos derrotas y cuatro empates. Y ayer volvió Román, y volvió el triunfo. Aunque la entrada del volante, que fue recibido por un interminable aplauso de los hinchas locales, no fue decisiva en el resultado, ya que no aportó demasiada claridad en la ofensiva. Falto de fútbol y no del todo bien físicamente, el talentoso volante, a cuyas espaldas se montó la marca de Rivero, fue apenas un bosquejo de sí mismo, un dibujo incierto, aunque claramente esperanzador, sobre todo si se piensa en lo que el equipo tiene aún por delante: Cerro Porteño el miércoles, por la Copa Mercosur, y el próximo domingo el Superclásico con River, nada menos.
Está claro que Bianchi no exigirá a Riquelme a disputar estos próximos dos encuentros completos. La idea es que el volante continúe sumando unos minutos más ante los paraguayos y que llegue lo mejor posible frente a River, ya que un triunfo en el Monumental ante el puntero al menos compensaría en algo el flojísimo comienzo de Boca en este Apertura.
“Su actuación fue correcta para un jugador que hacía dos meses y medio que no jugaba. Pienso que tuvo bastante actividad a pesar de la marca, y que se desenvolvió bastante bien”, dijo Bianchi sobre la vuelta de Román.

 

 

PRINCIPAL