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OSCAR CUATTROMO, UNO DE LOS QUE PREPARAN EL PLAN DEL FREPASO
“Vivimos en el horror sin final”

El economista del Frepaso sostiene que el modelo está agotado y que la Convertibilidad tiene falencias insalvables.

Por David Cufré

Oscar Cuattromo es uno de los economistas del Frepaso que trabaja en la redacción de un documento que plantea la necesidad de edificar un nuevo modelo económico. En este reportaje con Página/12, el también director del Banco Provincia advierte que la dirigencia política no puede salir del dilema entre permanecer en el “horror sin final”, que es vivir en la crisis permanente, o ir “al final con horror”, que sería una devaluación descontrolada. Frente a ello, el dirigente explica lo que quiere ser el aporte del Frepaso para un nuevo modelo.
–¿Por qué el Frepaso dice que el modelo está agotado?
–Este modelo surgió con una fuerte apreciación del tipo de cambio y con un amplio grado de apertura comercial y financiera. Eso dio lugar a una reestructuración productiva que generó y genera crecientes déficit de balanza comercial. A comienzos de los 90, esos déficit fueron financiados con ingreso de divisas vía privatizaciones y vía inversión externa directa, que en su mayor parte fue para comprar empresas argentinas. A partir de mediados de los 90, los déficit se financiaron con un incremento descomunal de la deuda. Cuando el stock de deuda llegó a un nivel inmanejable, se cortó el crédito, que es lo que vemos ahora. Y entonces el modelo ya no tiene cómo financiarse.
–Cavallo dice que, como no hay financiamiento, hay que ir al déficit cero.
–A un costo terrible, eso resuelve una parte del problema, que es el fiscal. Pero queda el problema del déficit externo, que es lo que hace insustentable al modelo. La sustentabilidad es la capacidad de generar divisas para atender todos los compromisos. Y esto se consigue en una economía que crece, que aumenta sus exportaciones y logra tener superávit para financiarse. Como esto no está presente y tenemos una enorme deuda pública y privada, el corolario es que este modelo está agotado. No hay que discutir más, este sistema no tiene cómo financiarse.
–Argentina sólo consigue superávit comercial cuando cae en recesión.
–Exactamente. Argentina necesitó tres años de recesión, con un tercio de su población con serios problemas laborales, para tener un superávit comercial de sólo 1000 millones de dólares. El esfuerzo en la cantidad de trabajo destruido y en la contracción de la actividad es enorme para tener un superávit pequeño. Cuando uno ve esto se da cuenta que no tiene sentido discutir sobre la continuidad del modelo.
–¿Cómo se construye un modelo distinto?
–Ese es el debate que queremos dar. La propuesta de Cavallo es la del horror sin final: ajuste ortodoxo, recesivo, con caída de la demanda, baja de los salarios, todo para buscar un aumento de la credibilidad externa y que baje el riesgo país. Lo que propone es una larga decadencia, donde con suerte y viento a favor, si se recupera algo de crédito, creceremos a tasas vegetativas. Creceremos al 1, 2, 3 por ciento, dependiendo de cómo evolucionen los precios internacionales de los commodities. En el largo plazo, es un modelo con los mismos niveles de desempleo, de pobreza y de ingreso per cápita que tenemos hoy. Entre 1950 y 1980, España vivió con un ingreso per cápita que fue la mitad del argentino. Vivieron en esa mediocridad. Con el modelo ortodoxo, a nosotros nos espera lo mismo. O algo peor, si es que los precios de los commodities caen. Estabilizar el escenario actual es vivir en el horror sin final.
–Pero salir del modelo horroriza más a la sociedad.
–Claro, la gente le teme al final con horror. Cavallo y una parte del establishment agitan el fantasma de la devaluación descontrolada, con irrupción de una crisis inflacionaria como la de fines de los ‘80. Entre el horror sin final y el final con horror, la dirigencia política no acierta con el debate para salir de ese dilema.
–¿Cuál es la propuesta del Frepaso?
–Antes que en los instrumentos, debemos pensar en qué modelo de país queremos. Si la discusión se centra en la salida del tipo de cambio fijo, que es el tema más controvertido, no superamos el dilema que mencionaba antes. Tenemos que apuntar a un modelo que, durante la próxima década, nos permita generar un perfil de especialización productiva adecuado para aumentar las exportaciones, y que éstas tengan mayor valor agregado. Es la forma para mejorar la calidad del empleo y del salario.
–¿Eso se logra sin devaluación?
–Seguramente que no, pero antes de hablar de devaluación tenemos que resolver muchas otras cosas. Primer tema: redefinir el Estado. Necesitamos un Estado inteligente, con una nueva articulación con el sector privado para promover activamente este perfil de especialización pro exportador. Hay que poner la mejor capacidad estratégica para planificar. Segundo: reprogramar la deuda, para recuperar libertad fiscal. La reprogramación de la deuda es imprescindible, porque si no estamos ahogados fiscalmente para desarrollar políticas activas. Tercero: hay que hacer una profunda reforma tributaria para favorecer a la producción. Cuarto: debemos rediscutir todo el sistema previsional, porque parte del problema fiscal actual es que en los últimos 6 años les cedimos 22 mil millones de pesos a las AFJP. Quinto: intervención de la Aduana para terminar con la apertura ingenua. Sexto: necesitamos un Ministerio de la Producción y una Cancillería que discutan la integración con el Mercosur y con el ALCA.
–¿Qué fuerza política podría hacer esos cambios profundos, porque la Alianza no pudo?
–Ese es el punto. Necesitamos de una fuerte coincidencia política, que todavía no está. Es un impedimento muy fuerte para pensar en un modelo de crecimiento alternativo. Cada uno está pensando que el costo de la salida lo pague otro, y eso entorpece seriamente el debate. Para la dirigencia política es más cómodo plantearse los temas de la lucha contra la corrupción que discutir un nuevo modelo de acumulación y distribución del ingreso. La historia del Frepaso está teñida de esta falencia. Siempre fue más fácil decir Fulanito es ladrón que hacer el esfuerzo para cambiar el modelo.
–¿Sin consenso político, la propuesta del Frepaso naufraga?
–Lo que nosotros estamos intentando es generar el debate sobre un nuevo modelo, para no caer en el simplismo del no se puede, ni en el fatalismo del horror sin final, que significa que sigamos como estamos. Es cierto que si no se reconstruye una base ampliada de consenso, con intervención de los sindicatos, de las entidades representativas de la producción, y con una dirigencia política responsable, todo lo que proponemos no tiene forma de hacerse. Para ser sincero, lo que se percibe es que los liderazgos políticos que aparecen son mucho más proclives a comprar el escenario del horror sin final, porque es menos costoso en el corto plazo.
–En algún momento Cavallo admitió el problema del atraso cambiario.
–Claro, en marzo Cavallo reconocía una apreciación de la moneda del 20 por ciento, y decía que con el problema de precios relativos que tenemos no podemos crecer. Era el Cavallo “heterodoxo”, que se hacía cargo de lo que él inventó. El Cavallo actual es ultraortodoxo, y recupera la visión de Machinea-López Murphy, que dice que la reactivación se logra recuperando la credibilidad externa. Es la teoría del canal de crédito, por la cual la economía crece por mayor oferta crediticia al sector privado. A Machinea esa estrategia le fracasó en un contexto internacional y nacional sensiblemente mejor al actual.

EL FREPASO QUIERE CAMBIAR EL MODELO
Un documento de tema tabú

El Frepaso presentará esta semana un documento llamado a generar polémica. Es elaborado por economistas y diputados quienes, ante la virtual ruptura de la Alianza, se sienten con libertad para decir cosas que cuando participaban activamente del Gobierno sonaban a tabú. De todos modos, el trabajo le será entregado en mano a Fernando de la Rúa, quien lejos de admitir que el modelo está agotado, como aseguran los hombres del Frepaso, decidió atar su futuro al de Domingo Cavallo y a su plan de déficit cero.
La redacción del documento del Frepaso le fue asignada al economista y director del Banco Provincia, Oscar Cuattromo –ver reportaje aparte–, y al diputado Alejandro Peyrou. Pero también se reúnen para aportar ideas el presidente del bloque de diputados del Frepaso, Darío Alessandro; el secretario para las Pymes, Enrique Martínez, el vicepresidente del Banco Nación, Lorenzo Donohe, y el economista Daniel Novak. También se sumarán a la elaboración del documento el presidente del Banco Ciudad, Roberto Feletti, enviado por Aníbal Ibarra, y uno de los directores de la Corporación del Sur, Arnaldo Bocco. Aunque algunos de ellos sean funcionarios del Gobierno, consideran que el Frepaso debe marcar sus diferencias con el rumbo que eligió De la Rúa.
Todos ellos creen que la Convertibilidad es un obstáculo para el crecimiento y que debe ser reemplazada. Pero están teniendo cuidado en que el debate no se limite al tema cambiario, sino que insisten en que su propuesta es de un nuevo modelo, no sólo de un nuevo esquema cambiario. Los principales ejes del trabajo que darán a conocer en los próximos días son los siguientes:
- Reestructuración de la deuda. Se sostiene que si no se reprograman los vencimientos y se baja el costo de la deuda, ningún programa de crecimiento es viable. Una opción en estudio es negociar con los acreedores una quita del 50 por ciento en los intereses y una extensión de los plazos. Para eso, se necesita del apoyo del Tesoro de Estados Unidos.
- Revisión de los contratos con las privatizadas. Se plantea que debe quedar sin efecto la indexación de tarifas por la inflación estadounidense y su dolarización. Cuattromo sostuvo ante Página/12 que si se consigue un fuerte consenso político, medidas como éstas son perfectamente posibles.
- Revisión integral del sistema previsional. Se identifica al sistema de capitalización como uno de las principales causas del crecimiento del déficit fiscal.

 

 

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