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PAGINA/12 TUVO ACCESO AL PROYECTO DE EDUCACION
El último examen antes de recibirse

El Ministerio de Educación quiere que todos los graduados universitarios, públicos o privados, rindan un examen para determinar el rendimiento de las carreras. Críticas y fundamentos.

Por Javier Lorca

“Mamá, me recibí”, quiere gritar. Pero no puede. Ya cursó los cinco o seis años de rigor, ya aprobó la última materia. Sin embargo, todavía le falta algo para recibir su diploma de grado. Tiene que dar otra prueba: el Examen para Egresantes de Carreras Universitarias Acreditadas. El Ministerio de Educación elaboró un proyecto para aplicar el ECUA a partir de 2003. Página/12 accedió al documento. La idea es que todos los graduados de universidades públicas y privadas lo rindan como condición para recibir su título. “Lo que se pretende determinar –señala el proyecto oficial– es el rendimiento de la carrera y no el desempeño de sus estudiantes, sobre lo que se guardará una estricta confidencialidad.” No obstante, la evaluación no será anónima.
Frente a este y otros avances del Gobierno, la semana pasada los rectores universitarios criticaron en forma unánime “la proliferación de iniciativas parciales para introducir cambios puntuales en los sistemas normativos de la educación superior, sin atender a una visión de conjunto”.
Según la propuesta, el ECUA se tomará a estudiantes de carreras acreditadas, es decir, carreras cuyos planes de estudios e infraestructuras ya fueron autorizados por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau): por ahora, la única en esa condición es Medicina. El examen se tomaría una vez al año, en un mismo día para todas las carreras, y alcanzaría a todos los alumnos que cursen el último tramo de sus estudios. “Será obligatorio y constituirá un requisito excluyente para la entrega del título por parte de la universidad.” De acuerdo con las últimas estadísticas (1998), al año se gradúan unas 35 mil personas en el sistema universitario.
El diseño y la confección de la nueva prueba estaría a cargo de la Coneau. El ministerio prevé que el ECUA debería medir “el conocimiento de contenidos fundamentales comunes para todo egresante” y “las habilidades definidas en el perfil del graduado”. Y, además, cada alumno debería hacer una evaluación de la carrera y su organización, planta docente, equipos, biblioteca e infraestructura. La Coneau también se encargaría de procesar el resultado. De tomar el examen se ocuparían las universidades involucradas, bajo supervisión de observadores del ministerio.
“Una vez obtenidos los resultados del ECUA, el ministerio los dará a conocer públicamente, poniendo especial cuidado en la utilización adecuada de esa información.” Lo que no se quiere es construir un ranking. ¿Qué se pretende hacer? La Coneau haría un diagnóstico (teniendo en cuenta también las evaluaciones institucionales interna y externa) y una serie de recomendaciones finales. El ministerio verificaría el proceso de mejoras que deberían encarar las universidades, después de definir los plazos a cumplir. En Brasil, un examen muy similar ha llegado a provocar la clausura temporal de alguna unidad académica.
Para no herir susceptibilidades, el proyecto de Educación reitera que su pretensión es “determinar la calidad de los aprendizajes efectivamente logrados y no determinar la capacidad para el ejercicio profesional de quienes se encuentran en condiciones de egresar”. Y más adelante: “Dado su carácter institucional, no vinculante para los estudiantes, los exámenes serán confidenciales, no anónimos, estableciéndose... las claves y recaudos necesarios que aseguren la confidencialidad y el buen uso de la información.” Una pregunta obvia: ¿qué hará el Estado si se encuentra ante uno o varios graduados en Medicina cuyas evaluaciones resultan desastrosas? Más allá de recomendar mejoras institucionales, ¿los dejará ejercer?
La propuesta fue desarrollada por la Secretaría de Educación Superior del ministerio y presentada ante el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), donde se agrupan los rectores de las 37 universidades públicas del país. Las autoridades universitarias todavía no dieron su opiniónparticular sobre el proyecto, pero sí se expidieron en general. El miércoles pasado, en un acuerdo plenario, criticaron el avance de iniciativas parciales que no atienden a una visión de conjunto y reclamaron “una planificación estratégica a nivel nacional y regional”. Según confiaron a este diario, algunos rectores creen que “el ECUA, tal como está planteado, sería un avance sobre la autonomía universitaria, porque se quiere evaluar a los estudiantes que todavía están en la universidad. Distinto sería un examen para graduados, voluntario pero estimulado con la realización de pasantías”. Mientras, desde la Federación Universitaria Argentina (FUA), Manuel Terrádez apuntó: “Los estudiantes no nos oponemos a que se evalúe la calidad. Pero hay un problema metodológico: no hay garantías de que con una evaluación censal de este tipo se obtenga una evaluación institucional. Es un instrumento impreciso. No hay que evaluar el resultado, sino el proceso de aprendizaje”.

 

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