Elisa
Carrió acusó ayer al presidente Fernando de la Rúa
de tener una doble moral explícita. La titular de Alternativa
por una República de Iguales (ARI) consideró que el ejemplo
más claro de ello fue el caso de los sobornos en el Senado: Estoy
convencida de que fueron ordenados desde la Presidencia de la Nación.
La respuesta oficial fue también dura. El vocero Juan Pablo Baylac
sostuvo que la legisladora tendría que dejar de hacer campaña
sobre la honra de la gente honesta. No es ético y aconsejó
investigar el papel de la diputada en la Justicia chaqueña
durante la dictadura.
Carrió lanzó su estocada contra el Presidente durante un
reportaje por Radio Mitre. Estoy convencida de que (los sobornos)
fueron ordenados desde la mismísima oficina de la Presidencia de
la Nación. El ascenso de (Alberto) Flamarique es confesión
política, es autoinculpación.
No fue la única dirigente del ARI que mencionó el polémico
caso de las coimas. El intendente radical de Trenque Lauquen y candidato
a senador bonaerense por el ARI, Jorge Barrachia, también se refirió
sobre la posible complicidad de De la Rúa en este tema. Aseguró
no tener pruebas pero, tras cartón, aclaró que si
un amigo de él es el que está implicado no me quedan dudas.
Carrió opinó también sobre la guerra fría
(o no tanto) que durante la semana pasada mantuvieron el jefe del Ejecutivo
y Raúl Alfonsín. Consideró irracional
las actitud asumida por ambos dirigentes y señaló que estos
dos hablaron de temas como no pagar la deuda, de conspiraciones
y ahora se abrazan de nuevo. Estamos frente a un tercer acuerdo de unidad
nacional, sin un presidente racional. Hay una especie de estupidez colectiva
muy grande. Pero cuando llega al nivel de dirigentes, es mucho más
grave aún.
Los fuertes conceptos contra el Presidente sirvieron de preámbulo
a una acusación no menos grave. La diputada chaqueña sostuvo
que con su equipo de colaboradores está tratando de determinar
si De la Rúa tuvo una relación de dependencia con
el Banco de Crédito cuando (el ex titular de la SIDE, Fernando)
de Santibañes era su titular.
Cuando las declaraciones de los representantes del ARI llegaron a oídos
de los hombres del Gabinete la primera reacción fue hacer un cauto
silencio de radio. Creyeron que todo responde a una sobreactuación
de la radical disidente fruto de que se encuentra en campaña electoral.
Pero cuando las agencias de noticias reproducían los dichos de
Carrió y Barrachia, la estrategia cambió. El vocero presidencial,
Juan Pablo Baylac, le replicó a la legisladora chaqueña
con munición gruesa. Con respecto al tema coimas dijo que la
señora Carrió debería recordar, ahora que está
tan cerca de (Carlos) Alvarez, que el propio ex vicepresidente negó
que los sobornos hubieran salido de Presidencia.
La verborragia del vocero presidencial permite suponer cuál será
la estrategia del gobierno para combatir a la titular del ARI: la mejor
defensa es un buen ataque. Y si las críticas de Carrió aluden
al pasado cercano, las de la Rosada se remiten a uno más remoto.
Baylac le dijo ayer a este diario que la doctora Carrió habla
mucho de investigar pero creo que se debería abrir una línea
investigativa sobre su designación en la Justicia chaqueña
durante la dictadura militar. Y después hablamos.
Nada dijeron en Gobierno sobre las otras declaraciones de la radical disidente,
quien reiteró su denuncia acerca de que en la Argentina cohabitan
dos bandas mafiosas. A una de ellas la definió como
Armani, y que supuestamente la encabezaría el propio
ministro de Economía, Domingo Cavallo.
En la vereda de enfrente de ésta se encontraría la Kitsch,
que para la legisladora estaría integrada, entre otros, por los
los Yoma y Ramón Hernández, el eterno secretario
privado de Carlos Menem.
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