Por
Eduardo Videla
Cuando
se habla de inseguridad, hay muchos a los que se les prende la lamparita:
son las empresas que se dedican a hacer instalaciones clandestinas de
alumbrado en las calles de Buenos Aires. Una encuesta realizada por la
consultora Equis arroja, entre otros resultados, que el 22 por ciento
de los vecinos consultados tiene, en la cuadra donde vive, un farol colocado
en forma autogestionada, es decir, sin autorización oficial, por
cuenta de los propios vecinos. La situación no sería preocupante
si no fuera porque es el gobierno porteño, es decir, todos
los contribuyentes, los que deben afrontar los gastos de consumo, y porque
no están garantizadas las condiciones de seguridad de las instalaciones,
advirtió a Página/12 el titular del Ente Regulador de los
Servicios Públicos de la Ciudad, Néstor Vicente.
La existencia de iluminación clandestina fue detectada en distintos
barrios de la ciudad: desde Flores Sur hasta Saavedra, pasando por Floresta,
Paternal y Villa Devoto. En algunos casos son lámparas a
gas de mercurio, sin vidrio protector, colgadas por riendas en el medio
de la calle. En otros, son faroles atornillados en los postes de televisión
por cable, describió Luis Blanco, del área Servicios
Públicos del Ente. Los precios varían según el barrio:
en Flores, por ejemplo, cobran 100 pesos por dos lámparas de mercurio
en una cuadra. A razón de 5 pesos por frentista.
Según los funcionarios, la instalación de este tipo de luminarias
termina siendo una verdadera estafa para los vecinos: los faroles colocados
en forma clandestina no tienen ningún tipo de mantenimiento garantizado
y si se quema la lámpara no hay quién haga el reemplazo.
En la iluminación oficial, esa tarea fue encomendada a cuatro empresas
privadas, a cargo de otras tantas zonas, mientras que una quinta área
está cubierta por el gobierno de la ciudad.
Si bien la iluminación no aparece entre las principales demandas
que hacen los porteños (se ubica en el puesto 14 de la lista de
problemas señalados por los vecinos encuestados), el tema aparece
directamente vinculado con la inseguridad, señalada por el 51 por
ciento de los consultados como el principal problema que aflige a la ciudad:
el 81 por ciento expresó su convicción de que en las calles
con poca iluminación se producen más robos y asaltos.
En la encuesta realizada por la consultora Equis por encargo del Ente
de la Ciudad, sobre un total de 400 personas consultadas, el 22 por ciento
contestó que sí a la pregunta ¿Existen en su
zona instalaciones de alumbrado pagadas por los vecinos?. Según
Vicente, estas instalaciones están originadas, en algunos casos,
en legítimas necesidades de los vecinos, pero en otros, constituyen
un verdadero exceso.
Para el titular del ente, la existencia de estas luces clandestinas tiene
un trasfondo de injusticia. Estas instalaciones autogestionadas
se producen en los barrios de mayor poder adquisitivo, pero el consumo
lo pagan todos los vecinos, dijo. Las empresas Edesur y Edenor le
facturan al Gobierno de la Ciudad 11 millones de pesos anuales por alumbrado
público.
El fenómeno también fue detectado por los funcionarios del
área de Seguridad en las reuniones de los consejos de prevención
del delito. Generalmente se trata de barrios de casas bajas, donde
es más fácil ponerse de acuerdo para recolectar el dinero.
Lo hacen porque es más fácil que hacer el reclamo en el
CGP o porque quieren una iluminación por encima del standard,
dijo el director de Políticas de Seguridad, Claudio Suárez.
Nosotros les aconsejamos que, si quieren mejorar la iluminación,
coloquen lámparas en su propio frente, agregó.
En la Secretaría de Obras y Servicios Públicos reconocen
la existencia del problema pero no tienen una dimensión exacta
del mismo. Estas instalaciones están hechas por empresas
fantasmas sin las mínimas condiciones de seguridad, dice
el director adjunto de Alumbrado Público,Juan Carlos Gómez.
El funcionario aseguró que estos equipos son retirados de la vía
pública, aunque cuando hay falencias en la iluminación,
primero se trata de dar una solución. Según el funcionario,
el pago del consumo es materia de litigio entre el gobierno y las distribuidoras
de electricidad.
Las
sombras del sur
En
la iluminación también se notan las diferencias entre
el norte y el sur de la ciudad. Según la encuesta de Equis,
el 66 por ciento de los entrevistados manifestó que estaba
muy o bastante conforme con el mantenimiento del alumbrado
público en la manzana donde vive. La mayoría de ellos
son residentes del cordón norte. En cambio, entre los que manifiestan
disconformidad (el 33 por ciento) son mayoría los residentes
en el cordón sur de la ciudad, en hogares pobres por ingresos
y, especialmente, aquellos que reciben el servicio del gobierno porteño.
El servicio de mantenimiento de luminarias está concesionado.
La ciudad se dividió en cinco zonas: cuatro de ellas están
a cargo de empresas privadas y la restante es responsabilidad del
gobierno comunal. Las concesionarias son Ilubaires SA (zona norte,
de Núñez a Palermo), Mantelectric (zona este, de Retiro
a La Boca y Barracas), Siemens SA (Pompeya, Caballito, Almagro y Flores)
y Lesko SA (franja oeste, desde Liniers a Saavedra). La parte oficial
cubre los barrios de Soldati, Lugano y Mataderos.
La encuesta permitió saber, además, que la mayoría
de la gente (el 80 por ciento) desconoce que el plazo para la reparación
de las luminarias defectuosas es de 24 horas a partir de la notificación.
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