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UN JOVEN SE DISPARO EN LA SIEN
Ruleta rusa fatal

La suerte y la muerte, ése era el juego que a la madrugada de ayer practicaba un grupo de cuatro amigos en la Villa Obrera de Lanús cuando un tiro le voló los sesos a uno de ellos, Claudio Leiva, de 24 años. Eran las tres cuando en plena ruleta rusa le tocó el turno a Leiva. Según la declaración de su hermano y de la pareja de amigos en cuya casa pasaban la noche, el muchacho hizo girar el tambor del arma y se apuntó en la sien. Disparó entonces la única bala que el revólver calibre 32 tenía cargada para darle verdadera emoción al juego fatal en el que se habían enfrascado. Los jugadores que ganaron la apuesta quedaron detenidos acusados de homicidio.
No hubo mucho más que hacer. La familia de Leiva corrió en busca de un remís del barrio. Salieron a toda velocidad hacia la guardia del Hospital Eva Perón, de Lanús, creyendo que un milagro podría salvarlo. Pero el joven ya estaba muerto. Fuentes policiales dijeron ayer que todo ocurrió en una vivienda de Pirovano 208, en la zona conocida como Villa Obrera, y que quienes lo acompañaban se mostraron sorprendidos por el disparo mortal a pesar de saber que manipulaban un revólver cargado. 
�Sólo atinaron a socorrerlo pero por supuesto que ya era tarde�, dijeron voceros de la comisaría octava de Lanús. A pesar del testimonio coincidente de quienes lo acompañaban, y al no haber más testigos del hecho, el fiscal de Lomas de Zamora Oscar David Acevedo dispuso que fueran detenidos por el delito de homicidio. Se trata del hermano de la víctima, Mario Alejandro Leiva, de 35; Angel Arturo Carabajal, de 21, y Gladys Luz Martínez, de 25 fueron detenidos por orden del fiscal 
El caso es similar a decenas de otros, casi siempre ocurridos en barrios pobres del Gran Buenos Aires, donde al fragor del alcohol la famosa ruleta rusa ha encontrado sus víctimas, casi siempre jóvenes. En este caso los propios médicos que recibieron el cadáver baleado de Leiva en el hospital quienes avisaron a la policía. El fiscal Acevedo ordenó el allanamiento de la casa de Carabajal y Martínez. De allí se llevaron el arma, un Colt calibre 32 largo, una vaina servida y unas frazadas manchadas de sangre.

 

 

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