Por Oscar Ranzani
Para su posteridad no hay dudas: Tato Bores fue la figura más importante del humor político argentino pasado por el tamiz de la televisión. El futuro perdona los errores y aprecia los aciertos, siempre ha sido así, y lo que sobrevivió al �Actor Cómico de la Nación� fueron sus monólogos feroces, sus latiguillos, la ironía con que parecía desafiar a los funcionarios. Ese perfil rescata Tato Bores: actor cómico de la Nación. Más de treinta años de humor político en la TV argentina, un documental dirigido por Sergio Frías y Gustavo Desplats y coproducido con el Centro de Producción de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, que será exhibido el miércoles 19 en el auditorio de la Facultad (Franklin 54) en el marco de las Jornadas por los 50 Años de Televisión en la Argentina, organizadas por la Dirección de la Carrera de Ciencias de la Comunicación. Luego de la presentación del documental (previsto para las 17) habrá un panel-debate en el que participarán Jorge Dorio, Daniel Lutzky, Emilio Cartoy Díaz, Gustavo Desplats y Sergio Frías. La charla abordará temáticas referidas al humor político como herramienta contracultural, el lugar de lo �decible� y lo �no decible� en el humor argentino y la vigencia de Tato, entre otros tópicos.
�Nosotros estábamos interesados en el porqué de la vigencia de Tato�, señala Desplats. �Nos pareció importante hacer una crónica de la Argentina a partir de la figura Tato. El video tiene monólogos del personaje y fragmentos de historia argentina. Figuran hechos trascendentes como el bombardeo a Plaza de Mayo, la lucha entre azules y colorados, la asunción de todos los presidentes, el Cordobazo, discursos de Martínez de Hoz, el Pacto de Olivos, etc., junto a las visiones de Tato, que murió en enero de 1996.
�¿A quiénes apunta el documental?
�Nosotros lo pensamos para un target de estudiantes de las carreras de ciencias sociales. Un chico de 21 años que está en los primeros años de la carrera no necesariamente tiene claro qué pasó en los últimos años de la Argentina, excepto la dictadura. Pero, capaz les mencionas a Lanusse y no lo conocen. Para que se entendieran los chistes de Tato fuimos mezclándolos con fragmentos de historia argentina que funcionaron como soportes de los monólogos. Después fuimos marcando las diferencias y continuidades de Tato a lo largo del tiempo que lo muestra como una persona muy coherente. Es interesante ver cómo, a veces, desde el lado del humor, se puede tener más coherencia que desde la política que es donde debería imperar.
�La figura de Tato es paradigmática del humor político local. ¿Considera que las cosas que hablaba no perdieron vigencia?
�Mientras los problemas estructurales de la Argentina no se resuelvan, Tato va a ser vigente. Porque hablaba de la misma realidad que tenemos hoy. Su humor no cambia porque es local y los problemas por los cuales uno se puede reír, desgraciadamente siguen siendo los mismos.
�¿Cómo observa el humor político en la actualidad? ¿Cambiaron las formas?
�Cambiaron las formas porque tenemos democracia. No son los mismos códigos para hacer humor. En la dictadura los límites estaban bien establecidos. El cómico hacía los chistes sin decirlos, sabiendo que el público era capaz de entender lo que no estaba diciendo y podía comprender sus silencios, sus pausas y lo que estaba latente aunque no fuera explícito. En democracia estos códigos se rompieron. Entonces, es más fácil hacer humor porque uno puede hablar de cualquier cosa. Pero, a la vez, también es más difícil porque se genera una pluralidad de emisores.
�¿Qué piensa que diría Tato de la Argentina actual?
�Se reiría mucho y material para hacer chistes no le faltaría nunca. Aunque vale aclarar que Tato era muy cuidadoso de las instituciones, era un demócrata. Decía que nos podemos reír de las personas pero no de la figura que representan.
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