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FRACASO EN PREVENIR EL ATENTADO, pero EL FBI DICE QUE IDENTIFICO A RESPONSABLES
Cuando los superagentes entran en calor

Todos los agentes de la inteligencia interna de EE.UU. comenzaron en aeropuertos, en los estados de Maine y Florida, en Canadá, por Internet, la investigación más importante de su historia. �Identificamos muchos sospechosos� dijo su jefe.

Por Julian Borger *
Desde Washington

El FBI se embarcó ayer en lo que seguramente será la investigación más grande de su historia. Sus agentes siguieron ayer pistas que conducían a los estados de Maine y Florida, a Canadá y a lo que podría ser una valija extraviada conteniendo un ejemplar del Corán y un video de cómo se pilotea un avión comercial. En Boston, agentes fuertemente armados y policías subieron a un lujoso hotel céntrico poco antes de la una del mediodía, en el que suponen que los piratas aéreos pasaron la noche antes del ataque. Un vehículo blindado se estacionó fuera del edificio y oficiales con equipos antidisturbios acordonaron el lugar y realizaron varios arrestos. “Hemos identificado muchas personas que están asociadas de una forma u otra a los ataques”, declaró el jefe del FBI, Robert Mueller. Uno de los sospechosos estuvo viviendo en Florida el año pasado y recibió allí entrenamiento aéreo.
Mindy Tucker, vocera del Departamento de Justicia, dijo que los investigadores estaban siguiendo alrededor de 700 supuestas pistas recibidas en el site del FBI en Internet, pero se negó a especular sobre las sospechas iniciales del organismo. De todos modos, el senador Orrin Hatch dijo que la inteligencia norteamericana interceptó comunicaciones entre personas vinculadas a Osama Bin Laden, discutiendo acerca de ataques al World Trade Center y el Pentágono. “Tienen cierta información interceptada sobre personas asociadas a Bin Laden que sabían que se trataba de un par de blancos”. Los agentes del FBI lanzaron órdenes de allanamiento en Florida e interrogaron a una pareja que hospedaba a dos hombres sospechosos de estar involucrados en el secuestro de los aviones. El FBI también lanzó órdenes de allanamiento en los proveedores más importantes de Internet, buscando información sobre una dirección de email que podría estar conectada con los ataques. America On Line, la empresa proveedora más grande de Estados Unidos, dijo que responderá pronto.
Todos los agentes del FBI en el país se lanzaron a la búsqueda de claves. Peinaron los sitios de la tragedia, escrutaron las listas de pasajeros, observaron horas de cintas grabadas por los sistemas de vigilancia de los aeropuertos, tratando de encontrar a los secuestradores o al menos alguna pista de cómo hicieron para camuflar sus armas frente a los sistemas de seguridad. También chequearon coches abandonados y analizaron palabra por palabra los llamados de último minuto provenientes de los aviones secuestrados.
Los esfuerzos se concentraron inicialmente en los aeropuertos desde donde salieron los cuatro aviones. Cientos de agentes y oficiales de policía llegaron hasta el aeropuerto Logan de Boston, el punto de partida de los dos aviones que se estrellaron contra las torres gemelas del World Trade Center. Los investigadores también volaron al aeropuerto Dulles, en Washington, donde los secuestradores abordaron el Boeing 757 de American Airlines que chocó contra uno de los lados del Pentágono. Por último, viajaron a Newark buscando el rastro de los terroristas que subieron al vuelo de United Airlines con destino a San Francisco, que se estrelló al sur de Pittsburgh. La búsqueda también se extendió hasta el aeropuerto Portland en Maine, después de que se supiera que dos sospechosos abordaron allí un vuelo a Boston, el martes por la mañana, para hacer la conexión con un vuelo a Los Angeles.
En cada aeropuerto, el FBI examinó los formularios completados por los pasajeros y cruzó las listas de embarques con sus listas de sospechosos de actos de terrorismo. En Logan, el cruce de listas arrojó un total de cinco nombres de posibles secuestradores, dos de los cuales eran hermanos y viajaban con pasaportes de Emiratos Arabes Unidos. Los agentes también hicieron un chequeo exhaustivo en los autos del estacionamiento del aeropuerto. En uno de ellos, encontraron un manual de entrenamiento de vuelo en árabe. Uno de los sospechosos identificados en la lista depasajeros, que podría ser simpatizante de Bin Laden, tiene contactos en Florida. El departamento del FBI en ese estado rastrearon pistas en edificios y vehículos en Daytona Beach y el condado de Broward, en el norte de Miami.
Los agentes del FBI también interrogaron a una pareja en la ciudad de Venice, en Florida, que dijo que hospedó a dos hombres en su casa en julio del 2000. Charlie Voss, dueño de casa, dijo que los hombres estaban aprendiendo a pilotear aviones pequeños en un centro de entrenamiento aéreo local. Los investigadores encontraron allí la licencia de conducir de Mohamed Atta, uno de los sospechosos.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Claves
- El FBI lanzó un rastrillaje intensivo en búsqueda de pistas: se concentraron en los aeropuertos.
- Algunas líneas de investigación conducen a los estados de Florida, Maine y a Canadá. En la ciudad de Venice (Florida) se encontró la licencia de conducir de Mohamed Atta, uno de los principales sospechosos, quien, se supo, hizo un entrenamiento aéreo en esa ciudad.
- Ayer encontraron una valija con un Corán y un video sobre cómo manejar un avión comercial.
- Allanaron un hotel de la ciudad de Boston donde, presuntamente, se hospedaron algunos de los terroristas la noche previa al atentado.


LA SEGURIDAD Y LOS CONTROLES ERAN CASI INEXISTENTES
Los aeropuertos de la pantera rosa

Por Ricardo M. de Rituerto *
Desde Chicago

Lo liviano de la seguridad en los aeropuertos de Estados Unidos llamaba hasta el miércoles la atención de los viajeros acostumbrados a viajar por el mundo. Los controles eran mínimos y desganados y tras ellos viajeros y allegados podían llegar hasta la misma puerta de embarque. El sistema de transporte aéreo es masivo en Estados Unidos y los aeropuertos se parecen más a gigantescas estaciones de autobuses que a centros con gran potencial para mentes terroristas.
Una vez facturado el equipaje, el viajero y sus acompañantes pasaban por un detector de metales y caja de rayos X controlados por personal sin incentivos antes de quedar libres para moverse con libertad por todo el recinto aeroportuario. Hay tanta libertad que un informe presentado en 1999 por la Agencia Federal de Aviación (FAA), organismo que controla el sistema en el país, decía que agentes federales fueron capaces de colarse 46 veces en zonas restringidas de cuatro aeropuertos y alcanzar la pista. En 51 oportunidades llegaron a embarcar sin problemas. Otro informe realizado el año pasado señaló que, en pruebas, estos empleados de seguridad dejaron pasar una de cada cuatro armas o explosivos.
Los encargados de realizar ese primer y único control, subcontratados a terceros por las compañías aéreas que controlan las diversas terminales, son personas sin especial cualificación ni incentivos profesionales, con un salario promedio de 6,25 dólares a la hora, por debajo de lo que recibe un estudiante en un despacho de hamburguesas. Un responsable del National Transportation Safety Board, organismo encargado de seguridad en el transporte, comentó a The New York Times: “El hecho de que (los terroristas) lo pudieran hacer con cuatro aviones en tan corto espacio de tiempo lo dice todo. Cuando pagás un salario mínimo, tenés gente de salario mínimo”.
Los detectores de metales, por lo demás, no pueden detectar cuchillos de plástico duro, que pueden ser usados como armas, y los patrones de seguridad vigentes permiten introducir en los aviones navajas con una hoja no superior a los siete centímetros. Barbara Olson, la comentarista política y antigua fiscal que pudo hablar con su marido antes de que su avión fuera lanzado contra el Pentágono, dijo que los secuestradores llevaban algo que parecían navajas.
Una vez en la cabina, los secuestradores tienen que vencer poca resistencia para hacerse con un avión. El acceso a los pilotos está cortado por puertas endebles que deben poderse abrir desde dentro y desde fuera, según las normas de seguridad de Estados Unidos, para que en caso de desvanecimiento o enfermedad se pueda acceder con facilidad al piloto. “Eso quiere decir que prácticamente cualquiera que quiera entrar en la cabina de los pilotos lo puede hacer”, señala un piloto. Una vez producida una situación crítica, el piloto debe cooperar con los secuestradores. Como decía uno a The Wall Street Journal: “No estamos preparados para hacer frente a este tipo de actividad terrorista. Se nos prepara para tratar con gente desequilibrada. No con secuestradores suicidas”.
Los deficientes controles de seguridad son aún menos exigentes en los vuelos nacionales, como los cuatro secuestrados el martes. El aeropuerto de Logan (Boston) tuvo 137 violaciones de las medidas de seguridad entre 1997 y 1999, y el mes pasado la FAA impuso 99.000 dólares en multas a American Airlines por la ligereza de sus controles en seis de sus vuelos, uno de ellos originado en Logan.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.


QUE SE HACE CUANDO UNO SE DESVIA DE SU CAMINO
Disparándole a un avión amigo

La única forma eficaz, según los expertos, de evitar atentados como los cometidos el martes en Estados Unidos es que los terroristas no suban al avión. Una vez que un piloto suicida ha tomado los mandos de una aeronave sólo queda una manera de impedir que alcance su objetivo: derribarlo. Pero ¿quién da la orden de disparar contra un avión civil cargado de pasajeros?
Cuando un vuelo se desvía de su ruta o no está identificado, los controladores aéreos se ponen en contacto con el piloto. Los datos de identificación del avión (número de vuelo, compañía, altitud) se verifican a través del traspondedor, un sistema que están obligados a llevar todos los aparatos comerciales. Pero este sistema puede estar desconectado o fallar y, si no responde a los mensajes de radio o el piloto desobedece las instrucciones recibidas, se pone en marcha el sistema de defensa aérea.
Un caza interceptor en situación de alerta se acerca al avión hasta bloquearlo con su radar. Si fracasan de nuevo los intentos de comunicarse por radio, incluso a través de la frecuencia de emergencia, se establece contacto visual. El caza se sitúa delante del avión y efectúa una serie de maniobras que, según procedimientos internacionalmente convenidos, se traducen en órdenes como sígame o aterrice en el aeropuerto más próximo.
Agotadas estas posibilidades, sólo queda el recurso de abrir fuego; de aviso o directamente sobre el avión indisciplinado. Los pilotos militares sólo están autorizados a disparar si la aeronave realiza acciones hostiles, como lanzamiento de bombas o paracaidistas.
La entrada en una zona restringida o prohibida al vuelo constituyen meras infracciones administrativas, castigadas con sanción o multa. Es previsible que el Pentágono contara con sistemas antiaéreos –que, en todo caso, pueden desplegarse en muy poco tiempo–, pero no se había previsto la posibilidad de utilizar artillería o misiles contra aviones comerciales. Entre otras razones porque, pese a los numerosos casos de secuestros, nunca se los había empleado como proyectiles vivientes.
Los sucesos del martes obligarán a revisar todos estos planes, según las fuentes consultadas, pero aún así resulta muy duro admitir que puede derribarse un avión civil. Sobre todo, si no existe una declaración previa de estado de guerra. En los escasos minutos disponibles para tomar una decisión de este tipo difícilmente se puede tener la completa seguridad de estar ante un piloto suicida.
Hay muy pocos precedentes de acciones de este tipo. En setiembre de 1983, la Unión Soviética derribó un Boeing surcoreano sobre la isla de Sajalín y en julio de 1988 una fragata de EE.UU. derribó un Airbus iraní en el Golfo. Moscú aseguró entonces que se trataba de un avión espía y Washington dijo que lo confundió con un caza militar. Ni siquiera entonces se alegó que pudiera atacarse un avión comercial.

 

 

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