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El Consulado busca a dos argentinos desaparecidos

Son un joven y una mujer que trabajaban en las torres. Uno cumplía funciones en el piso 104º y la otra en el 80ª. Fueron localizados los otros argentinos que estaban siendo buscados.

Al menos dos argentinos continuaban anoche desaparecidos en Nueva York tras el doble atentado al World Trade Center, según informó a última hora a Página/12 el cónsul general, Juan Carlos Vignaud. Uno de ellos, un joven broker, casado y con hijos pequeños, trabajaba en el piso 104º de la torre norte. La segunda persona que aún no pudo ser localizada es una mujer que tenía su oficina por encima del piso ochenta, en la otra mole convertida en polvo por el impacto de los aviones. “Tenemos la esperanza de encontrarlos con vida”, dijo Vignaud sin perder el optimismo. El Consulado no ha detectado argentinos heridos. “Cada dos horas, dos funcionarios del Consulado recorren los hospitales de Manhattan, pero hasta el momento no ha ingresado ningún argentino”, precisó el diplomático.
En un principio se informó que había cuatro argentinos que trabajaban en el área de la catástrofe, sobre quienes no se tenían noticias. Pero ayer, el Consulado logró contactarse con dos de ellos. “Se encontraban sanos y salvos”, destacó Vignaud. Uno es Nicolás López Muñiz, de unos 27 años, quien abandonó la torre norte –donde se estrelló el primer avión a la altura del piso 80–, luego del impacto. El joven broker había iniciado su jornada laboral, en una firma de inversiones, en el piso 25 del edificio del World Trade Center poco antes de sentir “una fuerte vibración”. El otro argentino que estaba desaparecido, en realidad, no trabajaba en las Torres Gemelas, sino en otro edificio ubicado en las inmediaciones. “No tuvo dificultades para abandonar la zona y no tomó la precaución de contactarse con su familia para tranquilizarla”, explicó el embajador.
El atentado hizo colapsar la red telefónica de la ciudad.Desde el Consulado argentino en Nueva York se organizó un operativo para localizar a más de 500 argentinos residentes en Manhattan. “Hicimos un listado con sus datos a partir de llamados de familiares que no habían podido comunicarse con ellos. Nos dejaron los teléfonos y las direcciones y los fuimos llamando uno por uno. Como en algunos casos las líneas telefónicas estaban con dificultades, mandamos a alguien a sus domicilios. Así logramos ubicar a todos, con excepción de dos que trabajaban en las Torres Gemelas y sobre los cuales todavía no tenemos noticias, pero tenemos la esperanza de encontrarlos con vida”, señaló el cónsul. En el marco del operativo, dos funcionarios del Consulado recorrieron el martes y ayer los seis hospitales donde se concentraban los heridos, pero no constataron el ingreso de ningún argentino. “No es una información definitiva porque en los hospitales todavía hay bastante confusión y hubo traslados hacia otros centros según el cuadro médico de cada persona”, agregó Vignaud.
La identidad de los dos argentinos que continuaban anoche desaparecidos y que podrían estar muertos bajo los escombros de las Torres Gemelas se mantenía en reserva, por pedido de sus familias. Se trata de un hombre y una mujer. El primero tenía su oficina en el piso 104 de la torre norte, la segunda en desplomarse. El derrumbe comenzó a las 10.28, una hora cuarenta después de recibir el impacto del Boeing 767 de American Airlines. La otra persona es una mujer, que también trabajaba en una empresa de inversiones, pero en la otra torre, que se convirtió en escombros a las 10.05. “Se supone que estaba en el piso ochentaypico”, dijo el embajador.
También se contactaron con el Consulado algunos turistas argentinos que tenían pasaje de regreso al país para el martes o ayer y se vieron obligados a permanecer en Manhattan debido al cierre de los aeropuertos. “Se quedaron sin dinero para pagar más noches de hotel. En esos casos, les hemos tratado de conseguir hospedaje más barato”, explicó Vignaud.

EL ULTIMO QUE SALIO CON VIDA
“No mires hacia atrás”

”Debo haber sido la última persona que salió de ahí.” La frase pertenece al relato del portorriqueño William Rodríguez, empleado de mantenimiento de una de las torres gemelas, quien alcanzó a salir segundos antes del derrumbe del edificio. “Estaba en el subsuelo a eso de las 8.45, cuando hubo un estruendo. Pensamos que había sido un generador eléctrico, cuando vemos que entra a la oficina un hombre con la piel de los brazos colgando de los dedos. Una cosa horrenda”, recordó el sobreviviente.
Rodríguez cuenta que salió corriendo hacia el exterior y llegó a unos 200 metros de distancia del edificio. “Lo primero que pensé, ahí, es que teníamos personal en los elevadores de carga y había que sacarlos. Entonces corrí de nuevo al edificio –continuó–. El sistema antifuego ya se había activado, había agua por todos lados. Vi a dos personas gritando en un elevador de carga que estaba en un nivel más bajo, el agua les caía encima y se estaban por ahogar. Pudimos abrir la puerta y sacamos a esas personas a tiempo.”
Dice Rodríguez que después fue hacia la zona de escaleras y allí se encontró con un oficial de la policía, de origen asiático, que le preguntó: “William, ¿tienes la llave maestra del edificio? Vamos a abrir las puertas de los pisos de soporte”. Esa área va de los pisos 3 al 5. “Subimos hasta el lobby –continúa Rodríguez– y me encuentro con los bomberos que acababan de llegar. Comenzamos a subir mientras toda la gente venía bajando. Era una cosa normal, no había pánico. Alguna gente estaba sangrando, pero no tenían ni idea de lo que estaba pasando.” William tampoco.
“Cuando llegamos al piso 27, había unos bomberos que estaban bajando a una persona en silla de ruedas. Estaban exhaustos, por el peso, los ayudamos a pasarla a una camilla. Seguimos subiendo hasta el piso 39, y ahí escuchamos otra explosión”, agregó Rodríguez. El tiempo no puede calcularse con precisión en esas circunstancias, pero el empleado de mantenimiento estima que habrían pasado 20 minutos desde el comienzo. En ese momento, el oficial oriental le dice “ya has ayudado bastante, vete y cuídate”.
Fue así que Rodríguez bajó junto a otros cuatro bomberos, mientras otros 30 hombres, con el oficial, quedaron arriba. “Yo vendría siendo la última persona que salió con vida –insiste William–. Cuando llegué a las puertas giratorias, en la entrada, un policía me gritaba ‘No mires hacia atrás’. Me da por mirar y veo que había gente completamente incrustada en el piso, como derretida, como si la hubieran pintado en el piso, una cosa tétrica. Eran personas que se habían tirado del edificio: no se les veía la cara, sólo el cuerpo, que era una masa, y encima el pelo. Una cosa horrible.”

UN SITE QUE DURO POCO EN INTERNET
El juego más macabro

Apenas duró unas horas en Internet, pero bastó para causarle escalofríos a más de un cybernauta: ayer, apenas 24 horas después del cruel atentado que le costó la vida a miles de personas en Nueva York y Washington y que borró para siempre de la costa este de Estados Unidos la imagen imponente de las Torres Gemelas, un juego on-line basado en la tragedia apareció alojado en el site www.angelfire.com/games4/wtc/.
El simulador, llamado WTC Defender, mostraba una imagen de las Gemelas con una batería antiaérea ubicada en su parte superior. El jugador debía destruir, utilizando el mouse de su PC, una serie de aviones comerciales que se acercaban a las torres para derribarlas.
A pesar de la leyenda en la parte inferior de la página (“El juego no tiene intención de ofender a nadie; mis profundas condolencias a todos aquellos que perdieron a alguien en esta tragedia”), el juego fue removido casi de inmediato de la red. En su lugar se han colocado dos links: uno para donar dinero para las víctimas del ataque, y otro que explica a los ciudadanos cómo pueden colaborar con las tareas de quienes trabajan en los rescates.

 

 

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