Por
José Natanson
El
canciller Adalberto Rodríguez Giavarini dejó claro que,
ante un pedido de Estados Unidos para que la Argentina participe en una
coalición internacional antiterrorismo, el Ejecutivo consultará
antes al Congreso. Lo hizo ayer, en una reunión secreta con diputados.
Y los tranquilizó con otra frase: dijo que el envío de tropas
se realizaría sólo luego de una decisión de la ONU
y en el marco de los tratados internacionales vigentes.
Ante un pedido de los diputados, Rodríguez Giavarini se acercó
ayer al Congreso para exponer frente a los jefes de bloque y los integrantes
de la Comisión de Relaciones Exteriores sobre la posición
del Gobierno en el nuevo escenario internacional, marcado por la certeza
de que los Estados Unidas responderán más temprano que tarde
a la brutal secuencia de atentados.
Cauto, el canciller comenzó leyendo la carta que Fernando de la
Rúa le había enviado a su par norteamericano, George W.
Bush. Luego leyó la declaración elaborada por la Cancillería,
que fue difundida más tarde. Sintéticamente, sostiene que
la Argentina se solidariza con las víctimas, condena enérgicamente
los atentados y está dispuesta a participar de la lucha contra
el terrorismo en el marco de las resoluciones de la ONU.
El funcionario agregó que cualquier operativo se realizaría
en consulta y coordinación con los países de la región.
Y, ante una pregunta, despejó el principal temor de los legisladores.
Vamos a respetar la legalidad. El Ejecutivo se compromete a requerir
sí o sí la autorización del Congreso antes de cualquier
decisión -aseguró.
Por pedido de otro diputado, Rodríguez Giavarini explicó
la situación desde el punto de vista del derecho internacional.
Según dijo, técnicamente no hay una situación de
guerra, tal como la define la carta de la ONU, porque ningún Estado
atacó abiertamente a otro (al menos hasta ahora).
Es una situación inédita definió, y aclaró
que la condición de aliado extra OTAN de la Argentina no la obliga
a colaborar en una ofensiva militar.
Cuando concluyó la exposición le cedió el turno a
Darío Alessandro.
Lo importante es mantener la tranquilidad y no responder a la barbarie
con más barbarie dijo el jefe del bloque aliancista, anticipando
el rechazo del Frepaso a un pedido de la Rosada.
Tenemos que cuidarnos de usar la palabra alineamiento redondeó
otro frepasista, el diputado Carlos Raimundi. Lo más adecuado
sería acompañar la lucha contra el terrorismo y por un sistema
de valores, concluyó.
El más duro fue el socialista Alfredo Bravo. Aclaró que
condenaba los atentados, pero que no compartía las declaraciones
que había pronunciado De la Rúa.
Yo no me siento agredido, como dijo el Presidente. Los que fueron
atacados ahora son los agresores de siempre dijo, y aseguró
que el ARI votará en contra de un eventual envío de tropas.
Miguel Angel Pichetto, vicepresidente de la Comisión de Relaciones
Exteriores y jefe interino de la bancada de la PJ, dejó sentada
la posición del peronismo.
Hay que acompañar sin medias tintas aseguró.
Hay que decir de qué lado está la Argentina.
La declaración de Pichetto anticipa el escenario que se produciría
si el Ejecutivo solicita al Congreso autorización para enviar tropas:
el PJ, que apoyó en su momento la decisión de Carlos Menem
de enviar dos naves al Golfo, podría respaldar una decisión
similar por parte de De la Rúa. La Alianza, en cambio, parece menos
proclive: a los reparos del Frepaso se suman los de Raúl Alfonsín
y buena parte de los diputados radicales.
Finalizada la reunión, los diputados sacaban dos conclusiones:
u La primera es estratégica: el papel de la Argentina en una coalición
antiterrorismo será siempre marginal, pero al mismo tiempo no cuenta
conlos medios necesarios para prevenir eventuales represalias. Hay
que tener cuidado: las razones por las que ocupamos un rol secundario
en el escenario internacional son las mismas que nos convierten en un
blanco fácil, explicaba un diputado.
u La segunda es realista. Las afirmación de Rodríguez Giavarini
en el sentido de que cualquier participación argentina se concretará
en el marco de la ONU podría cambiar radicalmente. La debilidad
argentina, la brutal dependencia financiera que quedó más
clara que nunca en el último pedido de ayuda la convierten
en una Nación muy vulnerable a las presiones. Ahora las cosas
están claras, pero todo puede cambiar con un llamado de Bush a
De la Rúa. En realidad, la posición del Gobierno depende
de eso, resumía un diputado.
Los
menemistas, mas entusiasmados que la Alianza
Toma,
aliado del Presidente
Por
Santiago Rodríguez
No
está claro si la decisión del Gobierno de cooperar
con todos los medios a su alcance con Estados Unidos incluye la
participación en la posible intervención armada que George
Bush podría ordenar en represalia por los atentados en Nueva York
y Washington, pero sí en cambio que Fernando de la Rúa deberá
repetir el mismo esquema de negociación de los paquetes económicos
de Domingo Cavallo: de un sondeo que realizó Página/12 entre
dirigentes de diversos partidos, surge que sólo el PJ aparece dispuesto
a reeditar la experiencia del 91, cuando Carlos Menem dispuso el
envío de tropas argentinas a la Guerra del Golfo.
El debate quedó instalado ayer a partir de la presentación
del canciller Adalberto Rodríguez Giavarini en el Congreso para
informar a los diputados sobre las líneas de acción del
Gobierno frente al escenario internacional planteado tras los ataques
a las Torres Gemelas y el Pentágono. La impresión de los
legisladores que escucharon su informe fue que la Argentina buscará
sumarse a la reacción antiterrorista a través de los organismos
internacionales, como las Naciones Unidas, la Organización de los
Estados Americanos, el Grupo Río y el Mercosur.
La duda que, de todos modos, quedó instalada es cómo reaccionará
la administración de De la Rúa si Washington dispone una
intervención armada en represalia y presiona a la Argentina para
sumarse a esa campaña. Si la decisión del Gobierno en ese
caso fuera satisfacer los deseos norteamericanos, deberá recurrir
a los peronistas y a los delarruistas que le siguen siendo fieles porque
el radicalismo, el Frepaso y el ARI ya dan señales de que no aprobarán
en el Congreso un envío de tropas al exterior.
La Argentina ya está involucrada en este conflicto,
declaró Eduardo Duhalde a este diario en alusión a los atentados
a la embajada de Israel y la AMIA, aunque señaló que cualquier
participación es delicada: uno va de corista o haciendo el
marco. Con menos reparos por el papel secundario que le tocaría
a la Argentina, el diputado menemista Miguel Angel Toma reivindicó
la participación en la Guerra del Golfo y abogó por una
actitud de hecho alineada con Estados Unidos y Europa, en lugar de un
planteo meramente discursivo.
Lo que existe es un compromiso de muchos años de cooperar
en todo lo que es la lucha orgánica contra el terrorismo dentro
de las pautas establecidas en la carta de la ONU, explicó
Raúl Alconada Sempé. El ex vicecanciller de la gestión
de Raúl Alfonsín aclaró que otra cosa es participar
en una acción punitiva que pueda llegar a disponer Washington.
Aunque el tema ni siquiera fue tratado formalmente por la conducción
de la UCR, las palabras de Alconada Sempé hablan a las claras de
que el partido no avalará la participación en una intervención
armada.
Tampoco en el ARI se discutió el asunto, pero el diputado Oscar
González adelantó cuál será la posición
de los socialistas: Repudiamos los atentados pero estamos en contra
de la guerra, de todo tipo de revanchismo y del envío de tropas
para defender intereses ajenos a la Argentina.
La Argentina no está involucrada en el apoyo incondicional
que dieron los miembros de la OTAN. Una manera prudente de colaborar es
en el marco de la legislación internacional, con acciones específicas
contra grupos terroristas y no con bombardeos indiscriminados, sostuvo
el frepasista Carlos Raimundi.
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