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El debate sobre la posible intervención argentina en la guerra que viene
Hay muchas más palomas que halcones

La posibilidad de que Argentina se sume a una fuerza expedicionaria encabezada por Estados Unidos, tal como ocurriera en la Guerra del Golfo, despertó más rechazos que adhesiones. El peronismo es mucho más proclive a intervenir.

- Aníbal Ibarra, jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: “Argentina no debe sumarse a una expedición militar. Hay que comprometerse con la paz, ya hubo muchas muertes y hay que poner racionalidad para que esto no se convierta en una espiral ascendente de violencia. Argentina sí debe participar de todo lo que sea compromiso en la lucha contra el terrorismo, junto a Estados Unidos y otros países. También debe participar en la elaboración de nuevas políticas de seguridad, pero evitando un compromiso con cualquier definición de guerra, aunque sea no convencional”.

- Eduardo Menem, senador del PJ: “La República Argentina debe integrar con protagonismo un foro internacional que coordine acciones para reprimir el terrorismo en todas sus formas. Esto es necesario para que las acciones sean adecuadas dentro del derecho internacional, evitando que se incremente el número de víctimas civiles inocentes. Debe ser un organismo específico, ya que este tema no es uno más de la agenda internacional sino el principal en esta época”.

- Federico Storani, ex ministro del Interior: “La Argentina no debe ir a ninguna guerra porque no hay guerra. Este tema de la guerra es un peligrosísimo invento. La Argentina tiene que colaborar en todos los organismos internacionales para combatir el terrorismo y la violencia. Pero en este momento no hay ninguna guerra con ningún Estado, por lo tanto la política de represalia –sin conocer a ciencia cierta quiénes fueron los autores del atentado, su inspiración y apoyo– es extremadamente peligrosa y va a cobrarse una cantidad grande de víctimas inocentes. En segundo lugar, con el fin de la guerra fría hay unipolaridad militar. Bush padre ya había dicho que la hipótesis de conflicto era la incertidumbre y la inestabilidad, y la situaba en la periferia del mundo. Ese fue el papel que jugó en la Guerra del Golfo. Está claro que si EE.UU. quiere ser el gendarme del mundo se tiene que involucrar en la solución política de los conflictos y no en una política de omisión que lleve a una escalada, como ocurrió recientemente en el conflicto de Medio Oriente. Tercero, la inestabilidad y la incertidumbre también provienen de las condiciones socioeconómicas, del desarrollo humano insuficiente, de la política migratoria de los países centrales. Por todas estas razones, es un absurdo pensar en una guerra: hay que pensar en la solución de estos problemas”.

- Alfredo Bravo, diputado nacional ARI: “La lectura de los diarios logró intranquilizarme con los títulos de tapa: “EE.UU. se prepara para la guerra” (Clarín) “Bush alista una coalición para atacar a los terroristas” (La Nación), “Todo listo para la guerra” (Página/12), “En víspera” (La Prensa). Recorro los matutinos y mi intranquilidad inicial se encamina hacia el desasosiego cuando me entero que Bush augura “una lucha entre el bien y el mal” y reserva para su nación el rol de bueno de la película. Son definiciones contundentes, pero de dudoso sustento y de impredecibles consecuencias. Trato de rearmar el rompecabezas y me queda conformado un escenario bélico en el que los buenos (Bush, sus aliados del Norte y la Argentina, que manifestó su predisposición a colaborar) castigarán a los malos (los responsables del atentado). Una cosa es repudiar el ataque terrorista –algo que sólo pueden hacer con honestidad quienes se opusieron a todo atentado contra la vida humana– y otra cosa es alistarse para una guerra “contra el mal”. La nación que resultó víctima del ataque terrorista, la que pone los principales obstáculos a la creación del Tribunal Penal Internacional y al Protocolo de Kioto, que intenta defender la calidad del medio ambiente. Son algunas de las medidas básicas que permitirán caminar hacia cambios más profundos que conduzcan a un mundo más justo, en el que difícilmente tendrán cabida los fundamentalismos incubados en Oriente o en Occidente”.

- Carlos Corach, senador del PJ: “Yo creo que acá no se trata de integrar una coalición para ir a la guerra, sino que de lo que se trata es de articular una respuesta eficiente frente al desafío de nuevas formas del terrorismo internacional. Hace bastante tiempo, la Argentina viene advirtiendo en los foros interamericanos que existe una amenaza latente y creciente de lo que llamamos el narcoterrorismo, que era una nueva forma del terrorismo en la cual se combinaban los inmensos recursos financieros del narcotráfico con distintas expresiones tecnológicas modernas del terrorismo. Hace varios años, esto se definió por expertos como el “terrorismo posmoderno” y uno de los profetas, el profesor Lacqueur, dijo “el terrorista de los próximos años será menos ideológico, tenderá a justificar su acción a través de resentimientos étnicos y culturales y contará con mayores recursos tecnológicos”. En definitiva, lo que yo creo es que debe afirmarse que en el combate contra el terrorismo en cualquiera de sus dimensiones la sociedad debe apoyarse en el afianzamiento de los derechos humanos y en la defensa de la libertad y la democracia, porque esto es lo que nos da la superioridad moral que nos va a permitir superar a este enemigo”.

- Miguel Angel Toma (PJ), presidente de la comisión de defensa nacional de la Cámara de Diputados: “La Argentina tiene que adoptar en esta coyuntura la misma posición que ya adoptara en 1991 cuando se dio la invasión por parte de Irak sobre Kuwait. En ese momento la posición de Argentina no fue simplemente declamativa o verbal, sino que adoptó un claro alineamiento en contra del avasallamiento de la soberanía y la autodeterminación en contra de un Estado agresor infinitamente más poderoso que la Nación avasallada. Hoy nos encontramos frente a una agresión brutal y despiadada. La Argentina frente a ello no puede adoptar posturas tibias porque nosotros también hemos sido víctimas y sufrido en carne propia el asesinato de cientos de argentinos a través de dos brutales atentados terroristas. No somos neutrales porque nos han colocado como objeto de la agresión y nos han victimizado. Por lo tanto, una actitud clara, concreta y definida, con compromisos reales en contra del terrorismo es actuar en defensa propia. Hay muchos que opinan que una actitud de esta naturaleza puede acarrearnos consecuencias indeseadas. Esto es una vulgar simplificación que encubre otro tipo de intenciones. Más allá de cualquier consideración, nosotros hemos sido víctimas del terrorismo y hagamos lo que hagamos seguiremos estando entre los blancos potenciales de esta forma de agresión. No es hora de tibios, se está contra el terrorismo o se está con el terrorismo”.

- Luis Farinello, candidato a senador por el Polo Social: “Argentina no debe de ninguna manera participar de una guerra encabezada por EE.UU. porque es uno de los países dependientes de la política exterior que lleva adelante Washington. Nosotros no tenemos por qué defender al imperio, porque es el imperio el que nos impide ser una nación libre y soberana. Esto no quiere decir avalar el ataque terrorista, de ninguna manera. EE.UU. tiene una actitud soberbia: ha agredido militar y culturalmente a otros pueblos. Ha sembrado muchos vientos y está cosechando tempestades, como dice la Biblia. Fabrica armas, las vende, fabrica instrumentos de tortura, los vende, apoya a tiranos genocidas, enseña a torturar, invade, bombardea sin necesidad. Todo esto fue sembrando Estados Unidos. Desdeallí hablan de libertad y democracia, pero someten y esclavizan a otros pueblos. Además contaminan el planeta, y si en alguna conferencia internacional se tocan sus intereses, se levantan y se van. Entonces, apoyarlos en esta guerra sería estar en contra de nuestra propia identidad. Pero esto no quiere decir avalar el brutal ataque terrorista. De ninguna manera”.

- Patricio Echegaray, legislador porteño Izquierda Unida: “En un inusitado retorno al lenguaje de los años en que regía la doctrina de la seguridad nacional, el Dr. Giavarini comprometió tropas argentinas en la lucha ‘contra el terrorismo internacional’, nombre con que se pretende designar al enemigo al fin encontrado para iniciar la Tercera Guerra Mundial de EE.UU. contra los pueblos pobres del Tercer Mundo. Los hechos del martes 11, que hemos repudiado por irracionales e inhumanos, no deben ser utilizados para una nueva ronda de agresiones como las cometidas contra los pueblos de Irak, Yugoslavia y Cuba. El mundo debería declarar la guerra a la pobreza, el analfabetismo y la destrucción del medio ambiente, y el gobierno argentino debería impulsar un debate latinoamericano sobre las prioridades de nuestros pueblos. Pero tales gestos de humanismo no se pueden esperar de quienes han hecho del espíritu de ‘lamebotas’ una cuestión de principios: votaron contra Cuba en la ONU, se comprometieron con el Plan Colombia, permitieron el ejercicio militar Cabañas 2001 con tropas extranjeras en Salta, etc. Construir con urgencia una alternativa política que luche por la liberación nacional y la redistribución de la riqueza ya no es solo una cuestión económica y social, ahora es también una cuestión de Paz o de Guerra para nuestro pueblo”.

- Darío Alessandro, jefe del bloque de la Alianza en Diputados: “Hay que ser firmes contra el terrorismo internacional que mata indiscriminadamente seres humanos pero no convertir al mundo en un infierno. La Argentina debe actuar dentro del derecho internacional y en el marco de las decisiones que tomen las Naciones Unidas y los países de la región. No debe haber guerra. Es necesario trabajar en un mundo en paz fundado en la Justicia”.

 

 

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