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EL CONGRESO PREPARA PLENOS PODERES Y UN PRESUPUESTO ADICIONAL
El día que Jr. se volvió Roosevelt

George Bush Jr. se prepara para visitar hoy la devastada ciudad de Nueva York habiendo sido investido por una sesión plenaria del Congreso con poderes extraordinarios para la guerra contra el terrorismo. Bush está ahora en la cúspide de una alianza mundial más amplia que en la Segunda Guerra y la Guerra del Golfo.

Ya llegó el apoyo de afuera, y ayer se ultimaban los detalles de la maquinaria de guerra de nuevo tipo por adentro. El Congreso norteamericano se aprestaba anoche a darle al presidente George W. Bush poderes especiales, incluyendo autorizaciones automáticas para el uso de la fuerza militar, algo que requiere aprobación previa del Capitolio. Ambas cámaras debieron interrumpir sus sesiones por unas horas ante un artefacto sospechoso que obligó a la evacuación temporaria del Capitolio. Los poderes especiales irán acompañados de un suplemento presupuestario de 20.000 millones de dólares para costear los gastos de los atentados contra el Pentágono y el World Trade Center, así como la investigación para dar con los culpables. Mientras Estados Unidos afila los dientes, sostenido en el apoyo que la OTAN ya le dio el miércoles para armar una fuerza internacional de guerra, la pregunta sigue siendo contra quién. El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, en lo que es la primera declaración oficial de la Casa Blanca al respecto, respondió: “El principal sospechoso es Osama bin Laden”; pero el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, dijo luego que nada estaba decidido aún.
La confirmación de estas medidas especiales y de la casi seguridad de que para hoy estarán aprobadas llegó de boca del líder de la oposición demócrata en la Cámara de Representantes, Richard Gephardt. Un grupo de legisladores de la Cámara de Representantes adelantó un proyecto de resolución para que el Congreso norteamericano declare formalmente “el estado de guerra contra el terrorismo internacional”. El senador republicano John Warner estimó que “esta resolución no se llamará declaración de guerra, pero tendrá tanta o más fuerza y efecto que cualquier otra declaración de guerra lanzada por este país”. El senador demócrata Joseph Lieberman declaró que Bush tendrá “el apoyo unánime de las dos cámaras del Congreso cuando decida dónde, cuándo y cómo desencadenar, tal como dijo el presidente Roosevelt en los años 40, la fuerza virtuosa de Estados Unidos contra aquellos que nos han atacado el martes”. Según el senador republicano John McCain, dicha resolución debería ser similar a la que adoptó el Congreso antes de la Guerra del Golfo en 1990, cuando George Bush padre era el presidente.
Bush Jr., puesto por obra de los ataques del martes en el lugar de Franklin Delano Roosevelt o de su propio padre, mostró por primera vez desde el martes algunos signos de conmoción. Antes de responder a las preguntas de los periodistas, Bush llamó por teléfono ante las cámaras de televisión al alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani. Hoy, el presidente norteamericano visitará la ciudad del gran desastre, según dijo, para “agradecer, abrazar y llorar con los sobrevivientes y quienes colaboran en el rescate de las víctimas”. Para cuando estuvo frente a la prensa, el semblante imperturbado e imperturbable que Bush había mostrado en sus sucesivas apariciones desde la mañana del martes se transformó. Por momentos sus ojos aparecieron muy húmedos. Le costaba más de lo habitual encontrar las palabras y su mujer, Laura, lo tuvo del brazo durante la mayor parte de la conferencia. Después, fue a un hospital de Washington a visitar a nueve personas heridas gravemente en el ataque al Pentágono.
Por momentos, el tono de Bush fue épico: “Ahora que nos han declarado la guerra, llevaremos al mundo a la victoria. En medio de las lágrimas y de la tristeza, veo una oportunidad. Esta nación está desolada, pero también es ruda y resuelta, y ésta es una ocasión única para hacerles un gran favor a las generaciones futuras uniéndonos y liquidando el terrorismo”. El presidente norteamericano dijo que habló con varios líderes mundiales que “entienden que se ha cometido un acto de guerra contra Estados Unidos, por lo que tengo confianza que habrá aprobación universal de las acciones que tome este gobierno”. Sea o no universal, Estados Unidos ya tiene el apoyo de los pesos pesados: los países de la OTAN, que activaron el artículo 5 de defensa mutua por primera vez en 52 años, China y Rusia, con cuyos presidentes Jiang Zemin y Vladimir Putin habló Bush ayer.
Respecto de los incidentes contra los árabes norteamericanos que se registraron en algunas ciudades, Bush dijo: “Nuestra nación debe estar consciente de que hay miles de árabes estadounidenses en la ciudad de Nueva York que aman su bandera. Debemos asegurarnos, mientras buscamos ganar la guerra, de que tratemos a los árabes estadounidenses y a los musulmanes con el respeto que se merecen (...) y no responsabilicemos a alguien, porque sea musulmán, de un acto de terror”.
En una resolución, el Congreso llamó a los norteamericanos a poner una bandera del país en todas las casas, algo que ya comenzó espontáneamente desde el mismo martes: los preparativos de guerra ya están llegando al nivel simbólico. Es muy probable que para hoy, estos preparativos empiecen a ser efectivos con el otorgamiento de poderes especiales y 20.000 millones de dólares a quien quedó, de pronto, en el lugar de Roosevelt.

Claves
- El Congreso norteamericano en pleno se preparaba anoche a entregar poderes especiales a George W. Bush, y un presupuesto adicional de 20 millones de dólares.
- También se preparaba el equivalente de una declaración de guerra.
- Rusia y China dieron su apoyo ayer a la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo.
- Estados Unidos también está logrando el apoyo de países islámicos como Arabia Saudita y hasta Pakistán, el único aliado internacional de los talibanes afganos.
- De esta manera, podría surgir la coalición bélica más amplia de la historia, pero eso puede restar libertad de acción a Bush.
- Los escenarios de guerra bajo examen contemplan bombardeos masivos y el despliegue de tropas terrestres (ver págs. 12-13).

La otan respaldo a EE.UU., pero puede limitar su libertad de accion
La ventaja de ir solo y no mal acompañado

Por Ian Black y Richard Norton-Taylor
Desde Bruselas y Londres

Es más probable que la venganza contra Afganistán y otros objetivos esté montada por Estados Unidos solo, o con un aliado cercano como Gran Bretaña, que por la OTAN en su totalidad, según dijeron diplomáticos ayer. A pesar de la decisión de la OTAN de invocar un compromiso de defensa mutua de la época de la Guerra Fría, Washington tendría que pedir ayuda a sus 18 socios y no tiene ningún “cheque en blanco”, según la alianza. Un vocero insistió en que la OTAN no está haciendo planes para invadir Afganistán, y no existe tal pedido por parte de Estados Unidos. Otras fuentes de defensa, sin embargo, dicen que los planes de contingencia para una gran operación militar en Afganistán, incluyendo el uso de fuerzas especiales y tropas de tierra, están en preparación. “No se han tomado decisiones. Simplemente se trata de planear para una contingencia. Es demasiado pronto para decir que no va a suceder”, dijo una fuente bien ubicada.
El propósito especial de la movida sin precedentes del miércoles de la OTAN era enviar señales de solidaridad, despejar el camino para el uso de bases y obtener los derechos de vuelo para Estados Unidos u otros aviones aliados, dijeron los diplomáticos. También significa que Estados Unidos y sus aliados voluntarios se sentirían más libres para actuar sin tener que obtener autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que inevitablemente provocaría objeciones por parte de China. El Consejo del Atlántico Norte invocó el artículo 5 del Tratado de Washington de 1949, declarando que un ataque a Estados Unidos era un ataque a todos los aliados y provocaría una respuesta militar colectiva. Pero los embajadores declararon específicamente que Washington tendría que convencer a sus socios aliados que las acciones terroristas habían sido “dirigidas desde el exterior”.
Aun así, sin embargo, los distintos países miembros tendrían distintos grados de entusiasmo por la acción militar, aunque ninguno estaría obligado a proveer tropas. Alemania, por ejemplo, tiene el firme requisito constitucional de la aprobación parlamentaria para cualquier despliegue de combate, lo que podría causar demoras. España dijo ayer que tendría bases disponibles si se lo pidieran Estados Unidos o la OTAN. Turquía, que permite que aviones norteamericanos y británicos vuelen en misiones contra Irak, probablemente estaría de acuerdo. Francia, desde hace tiempo ambivalente hacia el dominio de Estados Unidos en la OTAN, y que ya está aconsejando precaución con la venganza, no lo estaría tanto.
Los distintos grados de compromiso explican por qué Estados Unidos es reticente acerca de una operación con toda la OTAN, que requeriría consultas detalladas sobre objetivos y armas como en la crisis de Kosovo en 1999. “El problema con la alianza es que uno necesita consenso para una operación, y eso lleva tiempo y implica riesgos de seguridad –dijo un funcionario–. Si los norteamericanos quisieran implicar a la OTAN sería en operaciones pequeñas.” Colin Powell, secretario de Estado norteamericano, dijo que invocar el principio de solidaridad no necesariamente significaba usar a las fuerzas de la OTAN contra los terroristas y sus protectores. El antecedente de la declaración del miércoles era la cumbre de la OTAN de 1999, cuando sus líderes reescribieron el concepto estratégico de la alianza al señalar al terrorismo como un potencial enemigo.
El artículo 5 originalmente fue diseñado para ser aplicado en caso de una invasión a Europa occidental por la Unión Soviética que obligaría a Estados Unidos a ir en ayuda de sus aliados, un llamado muy diferente al actual requerimiento de luchar contra el terrorismo. Una acción militar de la OTAN a gran escala abriría nuevos horizontes. La alianza no participó en la Guerra del Golfo de 1991 y sólo emprendió acciones militaresconjuntas en Bosnia, Kosovo y Macedonia bajo mandatos por afuera del artículo 5.
Subrayando el sentido de solidaridad internacional sobre los ataques a Estados Unidos, la OTAN y Rusia emitieron ayer una extraña declaración conjunta pidiendo esfuerzos internacionales para combatir el terrorismo global. El Consejo Conjunto Permanente de OTAN–Rusia, que controla las relaciones entre los dos ex enemigos, dijo en una declaración: “Aunque los aliados de la OTAN y Rusia sufrieron ataques terroristas contra civiles, la escala horrenda de los ataques del 11 de septiembre no tiene precedente en la historia moderna.”

 

 

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