Por
Ewan MacAskill
y Brian Whitaker
Desde Londres
Fuentes de inteligencia occidentales se están concentrando ahora
enteramente en la teoría de que el terrorista de origen saudita
Osama Bin Laden es responsable de los ataques y rechazan las sugerencias
de comandantes norteamericanos retirados, como Wesley Clark, de que Irak
se encuentra detrás de ellos. Investigadores norteamericanos de
los ataques contra Nueva York y Washington están analizando el
camino que llevó a la cincuentena de terroristas involucrados desde
el Medio Oriente hasta Estados Unidos. Dentro de las 48 horas de las explosiones,
los investigadores han vinculado a algunos de los terroristas a los Emiratos
Arabes Unidos (EAU) y a Arabia Saudita. Pero es casi seguro que ésos
resultarán sólo los puntos de partida, y que las pistas
llevarán a otros lugares de Medio Oriente y de Asia.
A la luz de la revelación de que Bin Laden está operando
en al menos 34 países, Estados Unidos, con la ayuda de otras agencias
de inteligencia, seguirá las pistas a través de sus campos
y bases de entrenamiento, y aún más allá hacia los
países en los cuales recluta el terrorista. La televisión
estatal en los Emiratos Arabes Unidos, después de que el gobierno
negara inicialmente cualquier conexión con los secuestros aéreos
en Boston, confirmó que dos sospechosos tenían registros
de conducir emitidos en los EAU, basados en registros de conducir sauditas,
en junio de 2001. Ambos tenían pasaportes sauditas.
Los EAU tienen una reputación imposible de envidiar como lugar
de tránsito de terroristas, narcotraficantes y lavadores de dinero,
con lo cual es fácil hacerse allí de documentos de identidad
falsos. También es uno de los tres países que reconocen
al régimen talibán de Afganistán. Diplomáticos
occidentales confirmaron ayer que los EAU están sufriendo una fuerte
presión internacional en los últimos años para que
combata el narcotráfico y el lavado de dinero, pero hasta ahora
no ha habido éxito.
Investigadores de Yemen también establecieron conexiones entre
los EAU y el atentado contra el destructor USS Cole en el puerto de Adén
en octubre pasado, donde murieron 17 personas. Uno de los sospechosos
detenidos en ese momento dijo que había recibido instrucciones
por teléfono de parte de un hombre en los EAU, a quien había
conocido en la guerra contra la ocupación soviética de Afganistán.
Este detenido identificó al hombre como Mohamed Omar al-Harazi,
un ciudadano saudita de origen yemení, también conocido
como Abu al-Mohsin y Abu al-Hasan. Harazi, de
quien se cree que proveyó fondos para los ataques, desapareció
cuatro días antes del atentado. El problema en el que está
EAU por haber sido vinculado a los ataques del martes es compartido por
Arabia Saudita, un país que es visto por Estados Unidos como el
mayor aliado árabe en Medio Oriente. Miles de soldados norteamericanos
están estacionados en esta monarquía.
Bin Laden nació en Arabia Saudita, pero el país le quitó
la ciudadanía en 1994 por sus actividades contra la familia real.
Un informe de Kenneth Katzman, del servicio de información de la
Biblioteca del Congreso, que fue terminado justo antes del ataque, predijo
que Bin Laden y sus colaboradores planteaban una amenaza próxima
para los intereses norteamericanos. Células de la organización
al-Qaida, de Bin Laden, han sido identificadas, o sospechadas de existir,
en países de Medio Oriente y Africa, en países asiáticos
como Malasia y Filipinas, en Ecuador, Bosnia, Albania, Gran Bretaña,
Canadá y presumiblemente también en Estados Unidos,
según el informe. Katzman dijo que se estima que Bin Laden tiene
300 millones de dólares sólo en bienes personales.
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