Por
Cledis Candelaresi
En
un acto presentado como Para la reactivación y el crecimiento
a través de la Infraestructura, el ministro del área,
Carlos Bastos, anunció un nuevo mecanismo para licitar obras viales,
evitando que el costo de éstas sea afrontado con los escuálidos
presupuestos nacional y provinciales. Lo medular de la fórmula
presentada ayer ante un grupo de empresarios es que el peaje se extenderá
a rutas que hoy no lo tienen, cuya construcción y mantenimiento
quedará a cargo de empresas privadas y a financiar a través
de un fondo fiduciario. Amalia Lacroze de Fortabat, concesionaria del
tren carguero Ferrosur, aplaudió con ganas y motivos: más
de 700 millones de ese fondo serán destinados a la renovación
de vías, eximiendo a los adjudicatarios de esos ferrocarriles de
multimillonarias inversiones comprometidas por contrato.
No es un Plan de Infraestructura alternativo, sino que lo complementa
y apuntala, subrayó Bastos. El Gobierno prevé que
el anunciado fondo fiduciario será alimentado anualmente con 750
millones de pesos: 170 de una tasa de 5 centavos sobre el gasoil, que
ya se está cobrando, y otros 570 millones provenientes de la tasa
vial, un nuevo concepto de peaje que empezaría a aplicarse
efectivamente desde noviembre del año 2003, cuando caduquen las
actuales concesiones de rutas.
En rigor, con esos recursos se costearán parte de las obras del
Plan de Infraestructura que había diseñado su antecesor
en el cargo, Nicolás Gallo inspirado en una propuesta de
la Cámara Argentina de la Construcción, pero que debía
atenderse con recursos presupuestarios.
Aunque el nuevo mecanismo no estará plenamente vigente hasta fines
del 2003, la Dirección Nacional de Vialidad ya tiene autorización
para licitar reparación de los caminos en peor estado, destinando
a tal fin 433 millones de pesos. El resto de las obras serán definidas
en común acuerdo con las provincias, que a través de los
legisladores, habrían convalidado el nuevo mecanismo:
u Construye primero, cobra después. Es la empresa privada la que
invierte recursos propios para construir y mantener la obra, que comienza
a cobrar directamente del fondo cuando esté terminada. A partir
de entonces, y por un período a convenir en el momento de licitar,
cobrará dos cánones periódicos: uno por el capital
invertido, otro por mantener la ruta. Hasta aquí el mecanismo es
casi idéntico al sistema inglés, pero se diferencia de éste
porque no hay un fondo de garantía sino de pago.
u Nuevo peaje. A fines del 2003, las casillas se extenderán a los
nuevos tramos de rutas no concesionados, pero con un mecanismo diferente.
Habrá una tarifa uniforme para todo el país (de tantos pesos
por cada 100 kilómetros), que oscilará en las distintas
casillas según la hora y la cantidad de tránsito, encareciéndose
a medida que aumenta la congestión. Pero el adjudicatario de cada
tramo cobrará el canon convenido, con independencia de cuántos
vehículos transiten el camino que debe mantener. Posiblemente,
los autos se identifiquen con una oblea, que servirá para cargar
en su cuenta corriente el monto de pasar por cada casilla.
u Relicitar y no renegociar. Si en plena renegociación de contrato
hubiera que ampliar la obra, por ejemplo, se relicitará el corredor.
La empresa que lo estuviera operando podrá participar del concurso.
Si pierde, cederá su lugar a un ganador pero seguirá cobrando
el canon por inversión hasta recuperar lo que hubiera desembolsado
para la obra original.
Del fondo fiduciario de pago a cargo del Banco Nación cuya
máxima autoridad será el Ministerio de Infraestructura
también saldrán los fondos para compensar a los actuales
adjudicatarios de rutas por peaje por una reciente rebaja tarifaria dispuesta
por el gobierno.
u Caminos y trenes. Según explicó Bastos ayer en el auditorio
del Nación, en los próximos dos años Infraestructura
prevé licitar obras por alrededor de 3850 millones de pesos, que
comenzarían a cobrarse en cuotas (o canon)a partir de su terminación.
De aquel monto, 700 corresponden a inversiones previstas en el marco de
los actuales contratos de concesión vial: así los adjudicatarios
ruteros verían aliviado su compromiso.
Otros 750 se destinarán a mejorar infraestructura ferroviaria,
fundamentalmente de trenes cargueros, cuyas concesiones están en
revisión desde hace varios años. El selecto núcleo
de concesionarios integrado por empresas de la talla de Loma Negra
y Techint, por ejemplo tienen en conjunto inversiones incumplidas
por varios cientos de millones de pesos y también adeudan el canon
comprometido por contrato. Estas obligaciones, presumiblemente, están
a punto de condonarse de hecho, ya que será el Estado quien cumplirá
esta obligación con recursos del Fondo.
El cierre de la presentación oficial estuvo a cargo de Domingo
Cavallo, quien ante la poco nutrida concurrencia empresaria quiso ratificar
el compromiso oficial con la reactivación. Aldo Roggio, Eduardo
Baglieto (Techint) y Cristiano Ratazzi intentaron alentarlo con su aplauso.
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