Por
Hilda Cabrera
Cuando
aún no había partido del aeropuerto de Santiago, el actor
y director chileno Alfredo Castro experimentó una situación
semejante en varios puntos a Hechos consumados, de Juan Radrigán,
obra que viene a presentar en el Festival Internacional de Buenos Aires
(hoy y mañana a las 20, en el Teatro Sarmiento de Av. Sarmiento
2715). No me queda otra que vincularla con esa experiencia,
dice en diálogo con Página/12, a propósito de la
situación que vivió el martes, a 28 años del golpe
militar de Pinochet, junto a otros pasajeros en el avión de Lufthansa.
Estábamos a punto de partir de Santiago cuenta,
cuando un caballero nos dice que el piloto había decidido que él,
su mujer y su suegra no podían viajar porque eran musulmanes. Este
hombre, que tiene ciudadanía argentina, entendía la inquietud
por lo que había pasado en Estados Unidos, y que los registraran,
pero que él era un ciudadano común y no un terrorista, y
que no se iba a bajar. Castro asocia esa resistencia con su obra.
En Hechos consumados se da respecto de un territorio físico, donde
un personaje le exige a otro que deje determinado lugar, porque le pertenece.
Pregunté a la policía chilena de quién había
sido la decisión, y contestaron que del piloto, que tiene soberanía
sobre el avión.
Graduado en la Universidad de Chile, Castro formó parte de la compañía
Teatro Itinerante y del Grupo Fin de Siglo antes de crear su Teatro La
Memoria, en 1986. Premiado por la crítica, docente y director invitado
al Teatro de la Universidad Católica (donde montó Gheo y
Vicente segados por el Sol y El rey Lear), realizó estudios en
la Academia de Música y Arte Dramático de Londres y asistencias
en teatros de Lyon, Estrasburgo y París, entre otros el Teatro
De la Colline que dirigió el argentino Jorge Lavelli. La apuesta
estética e ideológica de Castro está en gran parte
condensada en la Trilogía Testimonial de Chile, que incluye La
manzana de Adán, Historia de la sangre y Los días tuertos,
piezas independientes pero anudadas por su particular juego entre realidad
y ficción y por la condición marginal de sus protagonistas.
Todas se basan en testimonios referidos a la discriminación social,
cultural o sexual. En La manzana... aparecen travestis y marginales, en
Historia... los crímenes de amor y Los días
tuertos, de Castro y Claudia Donoso (también las otras piezas están
hechas en colaboración), luchadores de catch, ancianos y cartoneros,
entre otros.
¿Hechos consumados mantiene la línea testimonial de
la Trilogía Testimonial de Chile?
Es testimonial respecto del autor. Radrigán (obrero textil
y autodidacta) pertenece a una generación anterior a la mía,
y aunque nunca antes habíamos trabajado juntos, seguimos caminos
paralelos, él en la escritura y yo en la puesta en escena. Nuestros
temas eran similares. En Hechos consumados (de 1981) se refiere a la represión,
la dignidad y el amor. Revitalicé la obra en el sentido de volverla
más universal. La miseria no es tanto la económica, sino
la ética, intelectual y política.
¿Qué otros trabajos está realizando en Chile?
El domingo terminamos con las funciones de Eva Perón, de
Copi (obra que produjo escándalo en el estreno de 1970 en Francia,
en el Teatro de LEppée de Bois). Mi trabajo se limitó
a la actuación. La presentamos en un espacio que se llama Cultural
602, en Santiago, con cuatro actores más de La Memoria, y ahora
la llevaremos a París y al Festival de Otoño de Madrid.
En esta puesta Eva Perón podría ser vista como el ideal
latinoamericano de la solidaridad.
¿Qué pasa con la solidaridad en la obra de Radrigán?
Es uno de los temas que aparecen, porque el autor conoce bien el
comportamiento de estos personajes. El trabajó en una fábrica
textil, donde al término de los contratos la gente hacía
ronda ante la fábrica. No había posibilidad de organizar
huelgas, de manera que el obrero que no negociaba era echado. Inmediatamente
llegaba otro cesante para tomar el puesto por menos dinero. La obra es
testimonial a ese respecto y a la represión, pero está sustentada
en una historia de amor y solidaridad. Antes de presentarla en la Casa
de las Américas de Madrid nos habían dicho que íbamos
a hacer el ridículo, porque la obra era localista. Pero no fue
así: entendieron todo. Hay tres o cuatro palabras coa, semejante
al lunfardo, palabras que se utilizan en la cárcel y el lenguaje
de bajo fondo.
¿Cómo es su actividad en Chile?
Estoy preparando una obra con escenas de Las criadas, de Jean Genet,
con alumnos míos, muy destacados, que me interesan artística
y humanamente. Tengo veinte años de carrera como actor, puestista
y director, y ésa es una ventaja cuando pido un lugar y les prometo
dar sólo el cinco por ciento por la sala. Por suerte, el teatro
no ha sucumbido en Chile. En el próximo Festival de Teatro
A Mil vamos a presentar Eva Perón, y me interesaría
que la vieran los argentinos, porque se habla mucho de la soledad de Eva
Perón: Caí sola hasta el fondo de mi cáncer,
dice la protagonista.
Para
ir
Esta es
la propuesta de espectáculos para hoy, en el marco del Festival:
- 20.00: Hamlet, dirigido por Eimuntas Necrosius, de Lituania, en
el Teatro Presidente Alvear, Corrientes 1659
- Hechos consumados, del grupo Teatro La Memoria, dirigido por Alfredo
Castro, de Chile, en el Teatro Sarmiento, Avenida Sarmiento 2715.
- 20.30: Amanda y Eduardo, dirigida por Roberto Villanueva, de Argentina,
gratis, en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín, Corrientes
1530.
- 21.00: Israfel, de Abelardo Castillo, dirigida por Raúl
Brambilla, de Argentina, gratis, en el Teatro Nacional Cervantes,
Libertad 815.
- Noches brasileñas-Noches argentinas, coproducción,
en el Teatro Regio, Córdoba 6056.
- De cómo el Señor Mockimpott consiguió liberarse
de sus padecimientos, dirección de Roberto Castro, Argentina,
gratis, en el Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551.
- 22.00: Ballet: Les villeurs, Centro Coreográfico Nacional
de Orléans, Francia, dirigido por Joseph Najd, en el Teatro
General San Martín, Corrientes 1530.
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