Página/12
en Brasil
Por Darío Pignotti
Desde San Pablo
�No hay país más vulnerable que Brasil para un golpe terrorista.� Experto en geopolítica de la Universidad de San Pablo, Andre Roberto Martín mira el mapa brasileño y señala los 5.000.000 de kilómetros cuadrados de Amazonia: �Eso es una inmensa frontera de cartón controlada por 1000 actores distintos, menos por el Estado�. Si Brasil no ha sido blanco terrorista hasta hoy, dice, fue por motivos políticos, no logísticos, pero �después del atentado de Manhattan no puede descartarse que las cosas cambien. Sé que en el gobierno han decidido reforzar las medidas en Itaipú y en la Triple Frontera�. El catedrático se sorprende por lo que, advierte, es un giro en la política exterior brasileña y categoriza: �Itamaraty (la Cancillería brasileña) se argentinizó�, en referencia a una posible participación de ambos países en la misión expedicionaria antiterrorismo que alista Estados Unidos.
El investigador advierte que �si la onda expansiva belicista y el fanatismo no son detenidos a tiempo nos alcanzará a todos�. De todos modos Martín, con quien dialogó
Página/12, no cree que sea inminente un ataque terrorista sobre Brasil: �Soy menos aprehensivo que el presidente y el canciller que ya están hablando de ataques bacteriológicos o pequeñas bombas atómicas�. El interrogante es si Brasil participará de la �retaliación� (represalia) liderada por Washington. Para Martín, �es prematuro afirmar que Brasil participará sólo porque dio señales favorables; lo que puede inferirse es que Estados Unidos planea una retaliación muy dura que acarreará costos humanos, que va a presionar para un apoyo activo de Brasil, que va a cobrarle caro al Brasil por sus pretensiones de autonomía relativa y que Brasil debe evaluar seriamente los riesgos en vidas de ese apoyo. Creo que los pronunciamientos del gobierno, especialmente del canciller Celso Lafer, no han sido tan cautos como lo exige un momento tan delicado�.
�Lafer dijo que Brasil participaría si se identificara al agresor.
�Eso no es central en estos momentos, el gobierno pudo ser más cauto, no era necesario hablar del posible respaldo militar para condenar al terrorismo. Pareciera que Itamaraty se argentinizó, en el sentido de la participación argentina en la guerra del Golfo (1991) en la que Brasil no participó. Es cierto que el presidente remarcó el espíritu de tolerancia racial, que Bush parece desconocer. Pero igual creo que Brasil se dejó atropellar por la ofensiva diplomática norteamericana y eso marcaría un cambio histórico en las posiciones brasileñas.
�¿Por qué histórico?
�Porque Brasil no hace algo militarmente tan grande desde la expedición a Italia durante la II Guerra. Eso ha traído divergencias entre Itamaraty y el Ministerio de Defensa, o sea las fuerzas armadas. Observe que Lafer admite participar militarmente y el ministro de defensa (Geraldo Quintao) en cambio habla de no alinearse automáticamente con Estados Unidos.
�¿Hay discrepancias entre Itamaraty y Defensa?
�Obvio. Los militares no quieren verse mezclados con un enemigo que no les es propio, ni subordinarse a militares norteamericanos. Después de la Doctrina de la Seguridad Nacional, nunca hubo una doctrina muy seria en las fuerzas armadas brasileñas. Hoy una de las prioridades de defensa es la soberanía amazónica y una de las amenazas es EE.UU. ¿Usted cree que al ejército, por ejemplo, le cae simpático recibir órdenes de un hipotético enemigo? Los militares venían entrenándose para la Amazonia y ahora los mandan a Itaipú, Ciudad del Este o el Chui para averiguar la vida de un intendente (Mohamad Kassem Jomaa) porque sería amigo de Osama Bin Laden.
�¿Brasil consultó con Argentina antes de pronunciarse?
�Así fue, y el presidente también recibió a los líderes parlamentarios de la oposición, algo plausible para una política exterior racional yconsensuada. Mi crítica es que Argentina y Brasil no hayan hecho una condena contra el terrorismo acompañada de una propuesta política y diplomática que favorezca la sensatez. No creo prudente que Argentina y Brasil salgan al unísono a respaldar una corrida militar que el presidente norteamericano definió como guerra entre el bien y el mal. Que Argentina y Brasil se mezclen en una guerra entre el bien y el mal es descabellado.
�Cardoso no habló en esos términos.
�Es un hombre culto. Bush es un jefe de Estado sin ninguna preparación, casi un fanático, y será él como comandante en jefe quien ordene dentro de una coalición en la que cualquier país sudamericano tendrá cero poder. Bush y sus equipos parecen haber leído sólo a Samuel Huntinton, y uno cree que van a terminar imponiendo la lógica del choque de civilizaciones como una doctrina de guerra global. Brasil, Argentina y América del Sur debieran salir de esta trampa, porque nuestro negocio es la paz y la convivencia. Brasil tiene una de las mayores poblaciones árabes de América en convivencia armónica con los conciudadanos judíos.
�¿En el gobierno brasileño sospechan que hubo algún Estado detrás del atentado?
�Es una hipótesis probable, pero el gobierno no debiera descartar la posibilidad de que haya habido apoyo de fundamentalistas de derecha norteamericanos. No se olvide que cuando el atentado de Oklahoma todos salieron a la caza de algún musulmán.
�¿Para usted Osama Bin Laden no es sospechoso?
�Osama Bin Laden es el principal sospechoso, yo casi no dudo que él está en esto. La pregunta no es ésa, sino quién más estuvo. Pudieron estar Libia, Irán, Irak, pero no es seguro, ni sé si les conviene. Lo seguro es que Brasil va a dar un giro fuerte en su política hacia estos países, por ejemplo Irak, donde había reabierto su embajada. Brasil es, por sus características, uno de los países que sufrirá mayores consecuencias.
�¿Por qué?
�Por razones económicas y geopolíticas. Económicas porque somos un país gigante y con casi todo el ahorro dependiendo de capitales extranjeros, que lo primero que hacen es huir de mercados emergentes. Nuestra relación deuda-PBI, 52 por ciento, es más desfavorable inclusive que la Argentina, y el dólar se escapó a 2,7 reales en 3 días. Desde que se desató la crisis, la Bolsa es un caos. Y mientras eso ocurre Cavallo hace declaraciones que parecen una declaración de guerra comercial en el Mercosur, cuando el clima debería ser el contrario.
�¿Y en lo geopolítico?
�Hay un lado geoeconómico: Brasil es dependiente de energía, de petróleo, y el gobierno anuncia enfriamiento en las relaciones con países que precisamente son ricos en ese insumo. En lo geoestratégico una guerra global como puede ser ésta se avasalla todo, se militarizan todos los conflictos. Brasil tiene una papa hirviente en la frontera con Colombia: en un escenario de ascenso bélico global se abortará cualquier proceso de paz y todos los enemigos de EE.UU. serán unificados en uno solo: FARC, musulmanes, terroristas. Sería una bomba para la estabilidad subregional.
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