Las deliberaciones en el Senado norteamericano no duraron mucho tiempo, incluso tomando en cuenta que el edificio donde sesionaba debió ser evacuado por la presencia de un paquete sospechoso. En votación unánime, en la madrugada de ayer, todos los senadores norteamericanos le dieron al presidente George Bush poderes especiales para recurrir a cualquier fuerza, en cualquier momento y lugar y hasta cuando él lo disponga, para encontrar a los culpables del ataque del martes y castigar a los Estados que puedan estar detrás de ellos. Además, aprobó una ayuda presupuestaria de 40.000 millones de dólares para la ocasión, el doble de la pedida por la Casa Blanca, en lo que también concurrió la Cámara de Representantes, que hoy votará su propia �declaración de guerra�. Bush autorizó la convocatoria de 50.000 reservistas de las fuerzas armadas, y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, amplió la dotación de aviones afectados en la vigilancia del espacio aéreo norteamericano. Los proveedores de buques cisterna confirmaron que comenzó la contratación de sus servicios para llevar combustible al océano Indico. En medio de los preparativos de guerra, Bush visitó Nueva York.
Ayer por la mañana, Bush asistió primero a un oficio religioso en la Catedral de Washington, acompañado de los ex presidentes Gerald Ford, Jimmy Carter, su padre George Bush y Bill Clinton. El avión de la presidencia, el Air Force One, fue escoltado por muchos más cazas de los habituales en su viaje de Washington a Nueva York. De la base militar de Nueva York al centro de la ciudad, otro tanto ocurrió con el helicóptero Marine One. En la ciudad, había varios convoyes señuelos: una serie de camionetas 4x4 blindadas viajaba en una dirección, mientras vehículos blancos del departamento sanitario iban en otra dirección. Y Bush estaba en una camioneta negra escoltada por al menos 25 vehículos de policías, con y sin identificación, así como autos del servicio secreto y ambulancias. Desde el lugar donde solían alzarse las torres gemelas del World Trade Center, rodeado de las columnas de humo que todavía no se fueron, sin casco ni máscara protectora de polvo, Bush alzó los pulgares para saludar a cientos de rescatistas y luego estrechó la mano de muchos de ellos. Minutos más tarde, centenares de rescatistas rodearon el improvisado podio donde se ubicó el presidente, aclamándolo y gritando �¡Estados Unidos! ¡Estados Unidos! ¡Estados Unidos!�, mientras levantaban sus puños. Mientras hablaba, un socorrista le espetó �¡No lo escucho!�. �¡Yo sí lo escucho! ¡El mundo lo escucha! ¡Y la gente que dañó estos edificios nos escuchará a todos!�, respondió Bush. Mientras decía �Dios bendiga a Estados Unidos�, Bush se despidió agitando una pequeña bandera del país.
A partir de ayer, George Bush cuenta con muchas más cosas para agitar. La resolución adoptada por el Senado, por 96 votos contra 0, lo autoriza a �usar toda la fuerza necesaria y apropiada� en represalia a los ataques del 11 de septiembre. La resolución no es una declaración formal de guerra pero está redactada en ese sentido, autorizando a Bush a responder militarmente aunque dando a los legisladores la posibilidad de supervisar y realizar consultas. Pero el debate dentro del Congreso, a pesar de la celeridad y urgencia con que se plantea, es intenso en la medida en que el �estado de guerra� actual no tiene un Estado enemigo enfrente, como ocurrió con Japón luego del ataque a Pearl Harbor, en 1941, ni tiene a un Estado soberano que invadió a otro, como ocurrió con Irak y Kuwait en el hecho que desató la Guerra del Golfo en 1991.
Aquel año, George Bush padre, entonces presidente de Estados Unidos, usó al Consejo de Seguridad de la ONU, que aprobó el uso de la fuerza contra Irak, para �puentear� al Congreso que no había hecho una declaración de guerra. Algunos legisladores norteamericanos admiten que esta sería una opción plausible, si es que Bush Jr. logra reeditar el apoyo internacional que tuvo en 1991 su padre en la ONU. Pero lo que muchos legisladores quieren evitar es que la vaguedad del texto aprobado lo acerque a la Resolución del Golfo de Tonkin que en 1964, sin citar a unenemigo concreto, permitió que el presidente Lyndon Johnson involucrara al máximo a Estados Unidos en la guerra de Vietnam. Por su parte, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, avanzó más en la �identificación� de �un Estado enemigo: señaló a los talibanes que controlan la casi totalidad del territorio de Afganistán que �no pueden separar sus actividades� de las del sospechoso número uno, Osama Bin Laden.
Y Estados Unidos se está preparando en ese sentido. El Departamento de Defensa había planeado convocar a un millón de reservistas, pero por ahora se limitó a 35000. Y según operadores de embarques, Estados Unidos inició el proceso de contratación de buques cisterna para transportar 235.000 barriles de diesel marítimo al océano Indico y Japón y 28.000 toneladas de combustible de aviación al sur de España. En las tres regiones hay bases aéreas norteamericanas.
Claves
El Congreso norteamericano en su conjunto aprobó una partida de 40.000 millones de dólares para lo que viene luego de los ataques.
En forma unánime, el Senado aprobó una resolución que es una �declaración de guerra sui generis�, y que le permite a George Bush utilizar la fuerza militar dónde y cuándo crea necesario.
La Cámara de Representantes debe ratificar hoy esta resolución. El punto más polémico sería la vaguedad del texto, similar a la que en 1964 autorizó a Lyndon Johnson a comenzar la Guerra de Vietnam.
Los preparativos de guerra incluyeron el llamado a 50.000 reservistas y las gestiones para trasladar buques cisterna de combustible al Océano Indico. |
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