Las presiones de los ministros derechistas del gobierno de unidad nacional israelí parecen haber sido efectivas. Al menos, mucho más convincentes que la necesidad norteamericana de moderar la política de Israel con el fin de facilitar la incorporación de países islámicos a la súper coalición antiterrorista. Ayer, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, canceló el encuentro planeado para el próximo domingo entre su canciller Shimon Peres y el líder palestino Yasser Arafat para reanudar la negociación de un alto el fuego. La iniciativa había contado con un empujón del mismísimo Colin Powell anteayer y con la insistencia del propio George W. Bush ayer. A la vez, la decisión de Sharon podría acarrear una crisis en la alianza del gobierno israelí.
Sharon evaluó ayer en diálogo telefónico con Bush que la cumbre entre Peres y Arafat �a quien llamó �nuestro propio Bin Laden�� �causará daño a Israel�. Powell y el propio Bush habían argumentado la conveniencia del encuentro: la presión estadounidense tiene como objetivo ampliar la cruzada mundial contra el terrorismo incorporando aliados de Oriente. Ayer Bush insistió. �El presidente instó al primer ministro a proceder con los esfuerzos para usar el canal entre el ministro Peres y el presidente Arafat para avanzar (en el proceso) de poner fin a la violencia y comenzar a implementar el reporte Mitchell�, dijo el vocero Sean McCormack. Desde el frente israelí, la decisión, de orientación derechista, no descarta convertirse en un problema al interior de la coalición de gobierno. El laborista Peres, a pesar del estrecho mandato que le había concedido Sharon, había intentado responder a las presiones más conservadores y propuso �el fin de los ataques terroristas contra Israel� como requisito de la reunión. Arafat, por su parte, había requerido la presencia del representante de la Unión Europea (UE), Javier Solana. Sin embargo, parece que todo quedará en la nada. Mientras tanto, continua la ofensiva israelí. Ayer murió un palestino de 17 años y otros cuatro resultaron heridos en enfrentamientos en el norte de la Franja de Gaza. Además, tanques israelíes retomaron el ataque a la ciudad autónoma de Jenin, en el norte de Cisjordania. Por otro lado, la policía israelí detuvo al gran muftí de Jerusalén, jeque Ekrima Sabri, guía espiritual de los musulmanes de Palestina y al de Ramalá (Cisjordania). Los dos hombres fueron liberados tras ser interrogados. Al mismo tiempo, los talibanes recibieron una adhesión: el líder de la agrupación islámica Hamas, Abdel-Aziz al-Rantissi dijo: �Me sumo a la causa para que los musulmanes se unan a fin de evitar que Estados Unidos lance una guerra contra los musulmanes en Afganistán�.
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