Por
James Meek
y Gerard Seenan*
Desde Nueva York y Glasgow
Los investigadores pidieron a las familias de todos los que están
desaparecidos por el ataque al World Trade Center que traigan cepillos
de dientes y cepillos para el pelo que contengan ADN que puedan ayudar
a identificar los cuerpos y las partes corporales removidas entre los
escombros. A varios integrantes de las familias de los desaparecidos se
les pedirá que extraigan muestras de tejido del interior de sus
bocas para auxiliar a la identificación del ADN.
Cerca de 5000 personas siguen desaparecidas desde los ataques a Nueva
York. De los 159 cuerpos recuperados, sólo 99 fueron identificados.
La identificación de los muertos entre los escombros del sur de
Manhattan aparentemente implicará el uso de las mismas técnicas
revolucionarias de ADN y computación que se emplearon con los cadáveres
de la masacre de Srebrenica en Bosnia, de acuerdo con una autoridad en
patología forense. El profesor Derrick Pounder de la Universidad
de Dundee, en Escocia, quien participó en el programa de Bosnia
y es consultor forense jefe de la ONU en Kosovo, dijo: Un gran número
de muertos crea problemas específicos porque no se trata de un
grupo cerrado. Uno no sabe exactamente quién falta, y el número
de los cuerpos recobrados puede ser incompleto. Por lo tanto, es una situación
muy análoga a la de Bosnia, y muy diferente a una catástrofe
aérea convencional, donde uno sabe exactamente quién estaba
a bordo y puede recuperar todos los cuerpos.
Los restos de algunas de las víctimas pueden haber sido consumidos
por el fuego, dejando ningún
ADN que pueda identificarlas. Otras víctimas, en cambio, pueden
estar bien preservadas, y podrán ser identificadas por documentos,
rasgos faciales, huellas digitales, registros de los dentistas o inclusive
por radiografías médicas. En Gran Bretaña se
montará un enorme operativo para encontrar radiografías
médicas y registros dentales, de modo que los dentistas y los antropólogos
puedan empezar a ver cómo coinciden con los restos de las víctimas
británicas, dijo el profesor Peter Vanezis, director del
Centro para Asistencia Forense Internacional, en Glasgow. El equipo del
profesor Vanezis, de 20 personas, está esperando para volar a Estados
Unidos. Pero debido al caos de acero retorcido, de cemento pulverizado,
de cenizas, y a los efectos devastadores del impacto, el fuego, el derrumbe,
y el aplastamiento, muchas de las víctimas no serán encontradas
enteras, y habrá que analizar cada pieza de tejido orgánico.
El doctor Robert Shaler, director de biología forense en el departamento
médico de la alcaldía de Nueva York, dijo al New York Times
que su laboratorio estaba preparándose para analizar unas 20.000
muestras de tejido. Analizaremos todos los tejidos que sean traídos
al laboratorio, porque obrar de otro modo significaría ser injustos
con el pueblo, dijo.
La principal técnica de identificación de ADN fue iniciada
después de la caída del vuelo 747 de Trans World Airlines
747 en el mar frente a Long Island en 1996.
El punto de partida es el mismo tipo de análisis de ADN inventado
en Gran Bretaña para capturar criminales. Una muestra de ADN tomada
de la escena del crimen, si es posible de sangre, es multiplicada en el
laboratorio hasta el punto en el que puede ser leída
por una máquina. En algunos puntos de los cromosomas hay piezas
del código ADN que se repiten una y otra vez. El número
de repeticiones sobre un conjunto dado de puntos es prácticamente
única para cada individuo, lo cual le da a cada persona un número
de identificación natural impreso en prácticamente cada
célula del cuerpo. Sin embargo, en el trabajo criminológico,
los científicos pueden comparar el ADN de la escena del crimen
con el de sospechosos vivos. Este no es el caso, por cierto, cuando se
trata de identificar a las víctimas de un desastre. El ADN de las
víctimas y el de su parientes que siguen vivos es diferente. Después
del desastre de Trans World Airlines, sin embargo, un científico
californiano obtuvo una fórmulamatemática que sirve para
compatibilizar el ADN de las víctimas con el de los sobrevivientes.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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