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EL GOBIERNO VUELVE A IMPULSAR SU PROYECTO DE REFORMAR LA LEY
Otra vez, la inteligencia militar

Aprovechando la crisis, vuelve la idea de que los militares hagan inteligencia y reemplacen a Gendarmería en la frontera.

Por F. C.

El Gobierno continúa creando el clima para que Argentina participe de una acción bélica junto a Estados Unidos como respuesta a los atentados masivos del martes. Una de las estrategias oficiales pasa por incluir al país dentro del conflicto internacional, recordando los ataques a edificios judíos en Buenos Aires. “La Argentina puede ser escenario de actos terroristas y, por lo tanto, necesita estar alerta en su propio territorio para defenderse”, sostuvo el vocero Juan Pablo Baylac. Por eso, continuó, que “obliga a tener una estrategia común con quienes puedan tener una actividad ofensiva”. Por la noche, el presidente Fernando de la Rúa remarcó que “estamos en defensa frente a la agresión del terrorismo, porque hemos sido víctimas acá de sus ataques”. Por otro lado, un funcionario de la Rosada confirmó que se estudia introducir cambios en la seguridad interior de manera de permitirles a las Fuerzas Armadas el cuidado de los puestos fronterizos sensibles, como el de la Triple Frontera, hoy en manos de la Gendarmería.
De la Rúa esperaba anoche un llamado del presidente de los Estados Unidos, George Bush, tal como le había adelantado que lo haría la diplomacia norteamericana. Además de reiterarle su pesar por las miles de víctimas que dejó como saldo el ataque terrorista, De la Rúa quería hacer explícita la predisposición argentina a acompañar a Estados Unidos en su respuesta armada que se huele inminente. Argentina se convirtió en adalid de la propuesta de reflotar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que dispone que cualquier ataque externo contra un país americano se considerará una agresión a todo el continente. Sin embargo, el llamado no llegó y se esperaba que la comunicación se concretara hoy.
Ayer a última hora, al asistir a la inauguración de una muestra de pinturas del muralista mexicano Diego Rivera, el Presidente aseguró que el tema del envío de tropas aun no está planteado pero que, sin dudas, llegado el momento, Argentina se alineará “con todos los países que defienden la democracia y la libertad, aunque todavía no se sabe cómo se definirá el curso de las acciones a desarrollar”.
Pero mientras los pasos diplomáticos siguen su curso, el Gobierno continuó preparando las condiciones para un eventual envío de tropas para conformar una fuerza multinacional. Baylac insistió en que el país debe “prepararse internamente para reflejar un estado de seguridad superior a la de tiempos normales”.
Desde ya que la posición del Gobierno ha generado las más diversas opiniones. Por ejemplo, el ex canciller Dante Caputo calificó como “un serio error” la convocatoria al TIAR, un tratado prácticamente en desuso y al que generalmente se lo interpreta según la conveniencia norteamericana. Ayer, quien fuera segundo de Caputo y actual asesor de Raúl Alfonsín, el ex vicecanciller Raúl Alconada Sempé, se mostró en contra de una participación argentina de la fuerza militar que se conforme bajo el liderazgo del gobierno de Bush. “Nos excede desde el punto de vista político, técnico militar y económico”, opinó. Como alternativa propuso un acompañamiento a la europea, “dentro de la ley y con esa diferencia sutil que existe entre represalia y venganza”.
Por su parte, el vocero del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, capitán de fragata Vicente Engelmann, informó que los soldados argentinos que integran las fuerzas de paz de la ONU –los Cascos Azules– no serán enviados a combatir a los terroristas islámicos, como sostenían algunas versiones.
Las declaraciones de Baylac apuntaron también a la nueva hipótesis de trabajo que comenzó a pergeñar la Rosada como consecuencia de este conflicto. En una entrevista publicada ayer por el diario La Nación, el ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, habló de la necesidad de “vincular la inteligencia interna con la externa” y se preguntó si el actual sistema legislativo es suficiente para responder a una amenaza como la que plantea el terrorismo, en referencia a la ley de Seguridad Interior. Un funcionario cercano al Presidente precisaba ayer: “Hay que plantear claramente que las Fuerzas Armadas puedan hacerse cargo de puestos fronterizos potencialmente peligrosos, como es el de la Triple Frontera”. Según el Gobierno, el problema allí radica en el deficiente control que existe en el lado paraguayo, que ahora también Estados Unidos tiene bajo la lupa. La vigilancia y el control interno por parte de las Fuerzas Armadas está prohibido por la ley de Defensa de la Democracia y de Seguridad Interior. Cada tanto, con variadas estratagemas, los militares intentan que se vuelva atrás con esta prohibición. Y, dadas las estrecheces presupuestarias a las que deben obligar a los uniformados, esa bandera la toman también los ministros de Defensa como forma de mantener contentos con algo a las Fuerzas Armadas. Ahora, la excusa es la amenaza terrorista a pasos del territorio nacional.
“Es un tema complejo porque el terrorismo es una agresión externa pero se puede dar dentro de nuestro país. Por ahí habría que buscar la forma en que las leyes contemplen esta nueva forma de ataque, en la que se vinculan la inteligencia externa y la interna. Está claro que la Gendarmería no está en condiciones de hacerle frente a una agresión de este tipo, por lo que los pasos fronterizos más complicados podrían quedar en manos de las Fuerzas Armadas”, completaba el funcionario.

 

 

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