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OPINION

Otra vez la devastación

Por Laura Ginsberg*

Otra vez el horror. Otra vez la masacre y la devastación. Otra vez el dolor, la angustia, la desolación, la pérdida definitiva y permanente a la vez. Otra vez el derecho a la vida de miles y miles de personas que caminaban, trabajaban o estudiaban, herido de muerte violenta. Otra vez la voladura de la AMIA y la masacre de nuestros familiares en la calle Pasteur ante nuestros ojos.
Otra vez las certezas oficiales. Como siempre, el cerebro de la criminalidad está fuera, inhallable, poderoso como siempre. Otra vez carece de importancia que algunos de sus súbditos suicidas estaban en la mira del FBI y no se hizo nada. Otra vez la trampa perversa de ser parte de un conflicto bélico, detrás del cual De la Rúa ya se encolumnó cual obediente soldado, sin importarle que las voladuras de la embajada de Israel y la AMIA ocurrieron poco después de la intervención de Menem en la guerra del Golfo.
Meses atrás, el secretario de Estado norteamericano Colin Powell dijo: “El terrorismo forma parte del lado oscuro de la globalización. Es triste, pero es una de las consecuencias de hacer negocios en todo el mundo, negocios que nosotros, como norteamericanos, no dejaremos de hacer”. Otra vez el derecho a la vida es ultrajado y las víctimas son y seguirán siendo la moneda de cambio de los intereses de Estados que se dicen democráticos.
Mientras los crímenes se siguen cometiendo, padecemos la injusticia y la mentira institucionalizadas de industria nacional. Los De la Rúa y compañía no perdieron la oportunidad de parlotear acerca de la comprensión de la situación por la terrible experiencia vivida hace 7 y casi 10 años.
Un capítulo aparte merece Galeano. Este juez se puso a disposición de las autoridades estadounidenses para colaborar con el esclarecimiento de los atentados. Galeano podría poner en práctica su capacidad de negociación con los principales sospechosos, tal como hizo con Telleldín. Podría dar cátedra sobre cómo se destruye y/o pierde evidencia de manera deliberada, de cómo se apremian testigos y de cómo se escribe un código de procedimientos para cada ocasión. Galeano podría poner en práctica su capacidad para lograr la sanción de leyes que garanticen los fines más siniestros. También podría mostrar sus habilidades para hacer lobby con el establishment judío norteamericano, ya que, según algunas voces, en las oficinas de Melvyn Weiss, los Picasso alternan con una foto que el multimillonario comparte con el mismísimo Galeano. Este juez que dedicó más de 7 años de su vida profesional a encontrar los responsables de la voladura de la AMIA podría detallar los requisitos para montar un juicio oral y así vender una parodia de justicia. No nos engañemos. Galeano no llegó hasta acá en soledad. Es el articulador de una política de Estado imprescindible para que la propia estructura del Estado nacional no vaya al banquillo de los acusados durante el juicio que comenzará el lunes.
Este juicio no es sinónimo de justicia. No será un juicio justo y como resultado del mismo no vamos a saber la verdad de lo que pasó. Los jueces del Tribunal Oral Federal Nº 3 siguen los pasos de Galeano. Resolvieron que no harán la reconstrucción y que el juicio no se transmitirá por televisión para quitarle trascendencia. Nos rechazaron testigos que no son menores como Corach, Di Tella, Hugo Franco, Itzhak Aviran y los empleados del juzgado de Galeano por “súper abundantes”, como si hubiera “muchos” ministros o empleados del juzgado que conozcan el código que se escribió Galeano para instruir esta causa.
Nuestra intervención será determinante para denunciar las irregularidades, pese a las advertencias de los abogados de DAIA y AMIA de que no permitirán “politizar” el juicio. Todos sabemos que este juicio pretende cerrar el tema, porque ni el Estado argentino, ni la dirigencia de la comunidad judía ni el Estado de Israel están dispuestos a sostenerlo más tiempo. Finalizado, no se habla más de la masacre de la AMIA. En nuestro país, los juicios cierran la impunidad de los crímenes, mientras que los gobiernos –Menem o De la Rúa– intentan venderle al mundo que en Argentina hay “justicia”. Otra vez volverán a fracasar.
* Familiar de una víctima del atentado a la AMIA. Integrante de Memoria Activa. Discurso pronunciado ayer en Plaza Lavalle.


 

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