Otra vez
el horror. Otra vez la masacre y la devastación. Otra vez
el dolor, la angustia, la desolación, la pérdida definitiva
y permanente a la vez. Otra vez el derecho a la vida de miles y
miles de personas que caminaban, trabajaban o estudiaban, herido
de muerte violenta. Otra vez la voladura de la AMIA y la masacre
de nuestros familiares en la calle Pasteur ante nuestros ojos.
Otra vez las certezas oficiales. Como siempre, el cerebro de la
criminalidad está fuera, inhallable, poderoso como siempre.
Otra vez carece de importancia que algunos de sus súbditos
suicidas estaban en la mira del FBI y no se hizo nada. Otra vez
la trampa perversa de ser parte de un conflicto bélico, detrás
del cual De la Rúa ya se encolumnó cual obediente
soldado, sin importarle que las voladuras de la embajada de Israel
y la AMIA ocurrieron poco después de la intervención
de Menem en la guerra del Golfo.
Meses atrás, el secretario de Estado norteamericano Colin
Powell dijo: El terrorismo forma parte del lado oscuro de
la globalización. Es triste, pero es una de las consecuencias
de hacer negocios en todo el mundo, negocios que nosotros, como
norteamericanos, no dejaremos de hacer. Otra vez el derecho
a la vida es ultrajado y las víctimas son y seguirán
siendo la moneda de cambio de los intereses de Estados que se dicen
democráticos.
Mientras los crímenes se siguen cometiendo, padecemos la
injusticia y la mentira institucionalizadas de industria nacional.
Los De la Rúa y compañía no perdieron la oportunidad
de parlotear acerca de la comprensión de la situación
por la terrible experiencia vivida hace 7 y casi 10 años.
Un capítulo aparte merece Galeano. Este juez se puso a disposición
de las autoridades estadounidenses para colaborar con el esclarecimiento
de los atentados. Galeano podría poner en práctica
su capacidad de negociación con los principales sospechosos,
tal como hizo con Telleldín. Podría dar cátedra
sobre cómo se destruye y/o pierde evidencia de manera deliberada,
de cómo se apremian testigos y de cómo se escribe
un código de procedimientos para cada ocasión. Galeano
podría poner en práctica su capacidad para lograr
la sanción de leyes que garanticen los fines más siniestros.
También podría mostrar sus habilidades para hacer
lobby con el establishment judío norteamericano, ya que,
según algunas voces, en las oficinas de Melvyn Weiss, los
Picasso alternan con una foto que el multimillonario comparte con
el mismísimo Galeano. Este juez que dedicó más
de 7 años de su vida profesional a encontrar los responsables
de la voladura de la AMIA podría detallar los requisitos
para montar un juicio oral y así vender una parodia de justicia.
No nos engañemos. Galeano no llegó hasta acá
en soledad. Es el articulador de una política de Estado imprescindible
para que la propia estructura del Estado nacional no vaya al banquillo
de los acusados durante el juicio que comenzará el lunes.
Este juicio no es sinónimo de justicia. No será un
juicio justo y como resultado del mismo no vamos a saber la verdad
de lo que pasó. Los jueces del Tribunal Oral Federal Nº
3 siguen los pasos de Galeano. Resolvieron que no harán la
reconstrucción y que el juicio no se transmitirá por
televisión para quitarle trascendencia. Nos rechazaron testigos
que no son menores como Corach, Di Tella, Hugo Franco, Itzhak Aviran
y los empleados del juzgado de Galeano por súper abundantes,
como si hubiera muchos ministros o empleados del juzgado
que conozcan el código que se escribió Galeano para
instruir esta causa.
Nuestra intervención será determinante para denunciar
las irregularidades, pese a las advertencias de los abogados de
DAIA y AMIA de que no permitirán politizar el
juicio. Todos sabemos que este juicio pretende cerrar el tema, porque
ni el Estado argentino, ni la dirigencia de la comunidad judía
ni el Estado de Israel están dispuestos a sostenerlo más
tiempo. Finalizado, no se habla más de la masacre de la AMIA.
En nuestro país, los juicios cierran la impunidad de los
crímenes, mientras que los gobiernos Menem o De la
Rúa intentan venderle al mundo que en Argentina hay
justicia. Otra vez volverán a fracasar.
* Familiar de una víctima del atentado a la AMIA. Integrante
de Memoria Activa. Discurso pronunciado ayer en Plaza Lavalle.
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