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Tres candidatos para Aerolíneas

La estrategia común es comprar sin poner plata. La discusión es cómo se financiará la operatividad. Inminente definición.

Por Cledis Candelaresi

Poco antes de que el gobierno español resuelva a quién cederá su participación en Aerolíneas Argentinas, surge nítida la estrategia para concretar esta trabajosa operación: el futuro comprador conseguirá una porción mayoritaria de la compañía sin necesidad de desembolsar un peso, al menos en el primer momento. Según surge de las conversaciones mantenidas en Madrid, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales estaría hasta dispuesta a adelantar, a modo de préstamo, fondos para garantizar la operatividad de la compañía en los meses próximos al traspaso. A este presunto atractivo, fuentes ligadas a los grupos interesados añaden promisorios pronósticos de la explotación comercial a futuro de Aerolíneas, que no se vería afectada por la crisis de demanda que abate a las poderosas compañías norteamericanas después del derrumbe de las torres neoyorquinas.
El acuerdo con la SEPI se estuvo negociando en Madrid durante las semanas pasadas por los propios interesados o sus representantes directos. El propio Enrique Pescarmona está instalado en esa capital buscando ser el heredero de los accionistas hispanos; Juan Carlos Pellegrini regresó a Buenos Aires el fin de semana, después de una quincena de lobby y reuniones; en tanto que la operadora turística española Marsans (socia de la argentina Air Plus) corre con la ventaja de tener radicados en la propia capital española a quienes fogonean su propuesta.
Ayer aún no se conocía el nombre de quién se quedará con Aerolíneas, pero todos trabajaban sobre el esquema de comprar sin dinero o, en el peor de los casos, con muy poco. Con diferencias de matices, el diagrama básico es el siguiente: la SEPI se hará cargo de la deuda de Aerolíneas y aportará dinero para que la compañía recupere su operatividad, monto que podría oscilar entre los 200 y 400 millones de pesos.
Ese aporte de capital de trabajo tendría la forma de un préstamo blando al nuevo accionista, quien debería garantizarlo con avales. La calidad de ese respaldo es, justamente, uno de los puntos decisivos para sellar un acuerdo con la empresa estatal española que administró la aerolínea de bandera en los últimos años. El comprador también debería asumir parte de las obligaciones por las compras de aviones a través de leasing, afrontando el pago de las cuotas que se generen a partir de la toma de posesión. En definitiva: compraría las acciones asumiendo deuda pero sin desembolsar dinero fresco.
La SEPI, en tanto, podría verse beneficiada con la eventual quita que dispongan sus acreedores en el marco del concurso que se realiza bajo tutela judicial. En el comité no fue incluido el operador de los aeropuertos, Eduardo Eurnekian, a quien Aerolíneas debe varias decenas de millones de pesos. Pero aquel grupo está integrado por una proveedora de aviones, Repsol-YPF, y el Banco Holandés, cuyo juicio será determinante a la hora de condonar una porción de multimillonarios pasivo que afronta Aerolíneas, con miras a asegurarse el cobro del remanente.
El oferente que consiga buenos avales y presente un plan operativo consistente tiene chances de acceder a un negocio aparentemente atractivo, en principio, por el importante flujo de caja. Aerolíneas factura alrededor de 1000 millones al año, es decir, cerca de 90 millones por mes. Cifra seductora, incluso, para algún interesado cuyo fuerte no fuera la explotación aerocomercial.
AA tendrá que mejorar drásticamente su capacidad operativa recuperando, entre otras cosas, los vuelos internacionales regulares que la SEPI suspendió hace un par de meses (actualmente, sólo está haciendo charters semanales a Santiago de Compostela, con regreso desde Madrid).
Fuentes ligadas a las distintas propuestas coinciden en que la recesión mundial y el temor a viajar que generaron los recientes atentados no condicionarán los futuros ingresos de AA. Por el contrario, Sudamérica podría tornarse un lugar más atractivo para hacer turismo y sus líneas unamparo al riesgo de volar por las tradicionales compañías norteamericanas. Sólo el tiempo dirá si este pronóstico es o no acertado.
Para fundar estas optimistas expectativas, algunas empresas recuerdan lo que sucedió en 1991, cuando la guerra del Golfo conmovió a gran parte del mercado aeronáutico internacional. Entonces, la venta de pasajes de Aerolíneas no sólo no se resintió sino que subió, en gran medida, estimulada por la estabilidad de precios.

El paso de Liendo por el Mercobank

Señor director:
En las ediciones de Página/12 de los días 9 y 10 del corriente mes, se hacen referencias agraviantes hacia mí, imputándome conductas que me son totalmente ajenas, en relación a la fundación de Mercobank. Se me vincula al BCP, entidad con la que no tuve relación, cuando precisamente representé a quienes resultaron defraudados por dicha entidad, por pedido expreso de los depositantes principales (Fondigest, YPF, Edelap, Camuzzi, etc.)
La oferta de los grandes depositantes del BCP, sobre la cual se organizó Mercobank, aceptó en general las condiciones previstas para la transacción que el BCRA organizaba con el grupo chileno Yarur (BCI), el Bapro y Sedesa, ejecutando lo resuelto de antemano, a los precios ya determinados y en las condiciones jurídicas en las que se encontraban los bienes, cuya posesión, en el caso de los descriptos en el diario, detenta el Bapro desde el mismo momento de la trascendencia.
La exclusión de activos y pasivos del BCP, que incluyó los inmuebles y acciones mencionados en su medio, fue dispuesta por el BCRA de acuerdo a la ley de entidades financieras y fue confirmada por reiterados fallos judiciales, prevaleciendo la validez de lo actuados en todos los casos resueltos.
El “cavallismo” no tiene nada que ver con el banco, que nunca estuvo vinculado a actividad política alguna. La presencia de destacados profesionales en el directorio fue resuelta por la asamblea y aprobada por el BCRA como un modo de asegurar una administración seria, que fue permanentemente auditada.
Las relaciones societarias y de negocios mutuos entre el Sr. Fioroni y los Sres. Trusso me resulta desconocida y ajenas. Los juicios que existan al respecto se resolverán en su oportunidad.
Niego haber realizado transferencia alguna de fondos desde o hacia el exterior, siendo falso lo que se me atribuye al respecto.
Horacio T. Liendo (h.)
N. de la R.:
En la propia nota del domingo pasado se consignaron los descargos de Horacio Tomás Liendo (h), a quien se ofreció la más posibilidad de expresar con toda amplitud sus puntos de vista, igual que al resto de los dirigentes cavallistas involucrados, Adolfo Sturzenegger y Ricardo Gutiérrez . Respecto de sus nuevas precisiones:
u La fuente sobre la vinculación de Liendo (h) con el Banco de Crédito Provincial son funcionarios del Banco Central, que tienen bajo estudio una serie de operaciones sospechosas.
u El artículo 35 bis de la ley de entidades financieras que permite la exclusión de activos y pasivos de entidades en bancarrota fue redactado por el propio Liendo (h). Su objetivo es proteger a los depositantes de esas entidades, no encubrir fraudes y desapoderamiento de bienes de terceros.
u Los abogados de Fioroni afirman que advirtieron en forma personal a Liendo (h) acerca de los bienes que les pertenecían, que el BCP computaba como propios, que pasaron al patrimonio del Mercobank y que éste le vendió al Banco Provincia.
u De hecho, hasta el día de hoy el Banco Provincia no ha podido escriturarlos. La paradoja, señalada en la nota, es que el actual presidente del Banco Provincia, que está reclamando al Banco Central la devolución de lo pagado, es uno de los directores del Mercobank que realizaron la venta, Ricardo Gutiérrez.
u La relación del cavallismo con el Mercobank y, como se afirma en la nota, con el Banco Provincia, es obvia.
La transferencia de 140.000 dólares, desde el banco cáscara en Bahamas que el BCP usaba para lavar dinero, a una cuenta a nombre de Horacio Tomás Liendo en Nueva York forma parte del expediente judicial por la quiebra del banco de los Trusso. La constancia de la operación estaba en disco rígido de la computadora y fue entregada al tribunal por el operador que realizaba las transferencias.

 

 

 

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