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Una curtiembre clausurada tras el derrame de cromo

La empresa funciona en Mataderos. Fue un vecino el que detectó que el cromo estaba en plena calle. Un juez cerró la planta.

La sustancia, de color azul, había ganado la calle Basualdo al 900 cuando un vecino del barrio de Mataderos dio el alerta a la división Delitos Ambientales de la Policía Federal. Horas después, por disposición del juez federal Rodolfo Canicoba Corral, se produjo la clausura preventiva de la curtiembre La Hispano Argentina, al comprobarse que se había producido el derrame de unos 1000 litros de sales con cromo, un elemento altamente nocivo para la salud. La ingeniera química María Inés Iribarne, del área de seguridad en la planta, confirmó que el accidente se produjo “por un problema eléctrico” que hizo desbordar el cromo que se encontraba en el interior de una pileta de tratamiento de efluentes líquidos. Según Iribarne, se trataría de “cromo trivalente”, dado que la firma “no utiliza cromo hexavalente”, de valores contaminantes mucho más altos y que está prohibido. Los vecinos habían denunciado en junio a los dueños de la planta por “los malos olores” y por temor a los “efectos cancerígenos” del cromo, dijo a Página/12 la Defensoría del Pueblo de la ciudad.
“Nosotros habíamos comprobado un olor fuerte y nauseabundo, que se advertía dos o tres veces al día; por eso se había abierto un expediente y por eso los vecinos estuvieron en condiciones de reaccionar en forma rápida, porque de lo contrario todo hubiera sido más grave”, explicó a este diario Gustavo Lesbegueris, defensor del pueblo adjunto. Lesbegueris agregó un dato inquietante: “Nosotros hemos comprobado que la habilitación actual de la planta no sería correcta porque figura como taller de chapa y pintura”, cuando se trata de una curtiembre que funciona desde 1915 en una la manzana formada por las calles Basualdo, Juan Bautista Alberdi, Guardia Nacional y Manuel Artigas, justo en el límite de Mataderos con Villa Luro. El derrame se produjo a las 7.30 de ayer y fue inmediatamente advertido por un vecino que estaba en contacto con la Defensoría. “Desesperados, los operarios estaban tratando de evitar que el líquido corriera por los desagües pluviales, arrojando arena y aserrín”, dijo Lesbegueris. El líquido estaba acumulado en un piletón de tres por seis metros, que puede reunir hasta 7000 litros, y que está ubicado “a cielo abierto”, según explicó el defensor del pueblo adjunto. La vocera de la empresa confirmó que el desperfecto eléctrico “hizo que dejara de funcionar una válvula”, lo que provocó el desborde.
La ingeniera Iribarne aseguró que “la planta está habilitada como curtiembre”, rechazando las sospechas de la Defensoría, y que su propietario, Horacio Angelelli, cumple “con todas las disposiciones que marca la ley” en lo que respecta al tratamiento de sus efluentes líquidos. Según Iribarne, los elementos contaminantes “son retirados en camiones, en estado sólido” y puestos a buen recaudo. En la fiscalización intervienen la Dirección de Verificaciones y Habilitaciones del Gobierno porteño y la Subsecretaría de Política Ambiental de la Nación, que deberán informar ahora al juez Canicoba Corral sobre el funcionamiento de la planta. El magistrado citó para hoy a los dueños y a los responsables técnicos. En la curtiembre trabajan 260 personas.
Lesbegueris dijo que las denuncias comenzaron en junio, por el mal olor y por un anterior derrame. Omar Casca, que vive frente a la curtiembre, afirmó que venían pidiendo la clausura porque “sufríamos todo tipo de complicaciones en la vista y picazón en todo el cuerpo”. Los mayores problemas habían sido denunciados por los padres de algunos de los 1500 niños que concurren al colegio San Pío X, ubicado en la vereda de enfrente a la que ocupa la curtiembre. Iribarne sostuvo que los olores “son molestos pero no tóxicos” y que se está trabajando para terminar con el mal olor. “Estamos trabajando para mejorar la situación, pero todavía no llegamos al nivel de olor cero”, admitió.

 

 

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