Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


TRES MIEMBROS DE UNA FAMILIA MUERTOS Y OTROS TRES INTERNADOS
Intoxicación fatal y misteriosa

Aún no se sabe qué provocó la intoxicación a una familia de Florencio Varela. El padre y dos chicos murieron; la madre y los otros dos están internados. Serían alimentos en mal estado.

Una familia del Barrio Pepsi, de Florencio Varela, sufrió el devastador efecto de una intoxicación fulminante: el padre y dos de los hijos de 12 y 10 años fallecieron, mientras que la madre y los dos chicos menores (de 8 y 2 años y 8 meses), fueron internados y se encuentran estables. Lo más extraño del caso es que las autoridades aún no pudieron dar respuesta a la incógnita sobre qué fue lo que provocó la intoxicación, y estiman que recién en una semana, tras los resultados de laboratorio, se podrá detectar si se trató de un alimento en mal estado. Hasta tal punto llegaron las dudas, que peritos de Metrogas visitaron la vivienda para descubrir si la intoxicación había sido producto de alguna pérdida. Las dudas se incrementaron ayer por la tarde, cuando la secretaria de Salud de la intendencia de Varela, Susana del Río, lanzó la hipótesis del envenenamiento. A última hora, una serie de allanamientos en almacenes y kioscos del barrio parecía desvirtuar oscuros entretelones y concentrar la atención en algún alimento en mal estado.
El Barrio Pepsi se encuentra sobre la Ruta 2, en la localidad de Bosques, partido de Florencio Varela. Está conformado por grupos de monoblocks que van perdiendo su línea y sus colores a medida que uno se interna entre sus laberintos. La numeración comienza en el 1, casi al borde de la ruta, y aumenta hacia el fondo en relación inversa al valor del terreno.
La familia Martínez vive en el 101, en los fondos del barrio, allá donde el Déficit Cero ya no tiene nada que ajustar porque se lo ha llevado todo. Poco antes de las 7 de la mañana de ayer, un llamado de un vecino al servicio de emergencias local SUME derivó una ambulancia al monoblock 101, planta baja, número 1178. Cuando los médicos, con apoyo policial, entraron a la vivienda se encontraron con un cuadro patético. El padre, Carlos Martínez, de 33 años, estaba muerto, envuelto en vómitos. Una de sus hijas, Paola Belén, de 10 años, también había fallecido. El resto se encontraba desvanecido: Sandra López, esposa de Martínez, de 33; y los otros tres hijos, Gabriel, de 13, Flavia de 8, y Hernán, de 2 años y 8 meses.
Los cuatro fueron trasladados de urgencia al hospital público Mi Pueblo, de Florencio Varela. Gabriel falleció antes de llegar. Pasado el mediodía, la mujer ya se había repuesto, y los dos más pequeños permanecían estables, sin complicaciones y en proceso de recuperación, según los partes médicos.
“Cuando desde la primera ambulancia nos pasaron los síntomas inmediatamente pensamos que era una intoxicación por una pérdida de gas, monóxido de carbono, una estufa que perdía –relató a Página/12 el jefe de guardia del hospital Mi Pueblo, Daniel Giordano–. Es un clásico en esta época. Pero les hicimos los análisis y no daban, no había gas en la sangre. Y la mujer (Sandra López), ya repuesta, nos dijo que la estufa, de 5 mil calorías, andaba bien, que la habían usado en el invierno sin problemas.” Por la tarde, peritos de Metrogas revisaron las instalaciones de la vivienda y no detectaron ningún tipo de pérdidas. Quedaba descartada la primera hipótesis y los investigadores comenzaban a analizar la segunda: un alimento en mal estado.
El domingo, Carlos Martínez preparó una pizza amasada por él mismo. Al almuerzo se agregó una sobrina de 17 años que vive enfrente. El plan era dedicar la tarde al clásico River-Boca. El partido empezó 17.10. A las seis de la tarde, en el entretiempo, Carlos salió a completar lo que tenía en mente: una picadita. Compró salamín, pan, queso roquefort, y volvió justo para el inicio del segundo tiempo.
Todos comieron lo mismo, salvo la sobrina que no quiso comer roquefort. Por la noche, una hermana de Carlos pasó por la casa. “Lo encontré bien, nada que me llamara la atención”, dijo a este diario en el umbral de la comisaría, intentando desmentir una versión que tomaba cuerpo desde la Municipalidad: la del envenenamiento, un probable rapto de locura. No quiso agregar más. Al promediar la mañana, Giordano sostuvo que “el cuadro no es muy claro y en estos momentos no está dilucidado cuál fue el motivo de la intoxicación. El abuelo nos comentó que también había comido una primita y no había tenido ningún problema. Tomamos todas las muestras necesarias para que se realicen los análisis que determinen si hay bacterias o toxinas en sangre”. Los resultados, se estima, estarán en una semana.
Por la tarde, la secretaria de Salud, Susana del Río, agregó algo de confusión al caso, al asegurar a la agencia Télam que “no es un caso de botulismo, sino de envenenamiento. El cuadro alimentario está casi descartado” (ver aparte). Por la noche, una serie de allanamientos en almacenes del Barrio Pepsi parecían desmentir la hipótesis de la funcionaria.

Hipótesis en danza
Descartado el monóxido de carbono, que se detecta rápidamente con un estudio del porcentaje de gas en la sangre, la incógnita para develar en el caso de la familia Martínez fue el producto que desató la intoxicación. Un especialista detalló a este diario que entre los productos más comunes, el botulismo, el arsénico o el cianuro son capaces de provocar una muerte tan fulminante. Para determinar si se trata de un alimento en mal estado los peritos deberán extraer muestras de las vísceras de las víctimas que se analizarán en el cuerpo de Peritos Forenses de La Plata. El estudio determinará con exactitud qué fue lo que provocó la muerte de Martínez y sus dos hijos mayores. Pero los resultados recién estarán en una semana. Resultará difícil a las autoridades determinar entretanto cuál sacar de circulación. Si se trató de veneno, las pruebas de laboratorio determinarán en pocas horas vestigios del producto en el organismo. De ser así, el caso, no demandaría un alerta sanitario.
Como una pieza de rompecabezas, ayer por la tarde, la secretaria de Salud de Varela, Susana del Río, anticipaba una solución: “Por los síntomas, no es un caso de botulismo, sino de envenenamiento. El cuadro alimentario está casi descartado”, aseguró a la agencia Télam. En el hospital Mi Pueblo, entretanto, se sorprendían por la versión: “Si saben qué fue, nos habrían dado aviso para proporcionar los antídotos a los pacientes”, sostuvo un médico. Según la funcionaria, la hipótesis del veneno se confirmaría en las horas siguientes. Pero hasta última hora de anoche, no sólo no se había confirmado sino que los allanamientos en cinco almacenes del Barrio Pepsi indicaban que todas las presunciones se dirigían hacia la intoxicación alimentaria. De qué producto se trata: se sabrá en una semana.

 

 

 

PRINCIPAL