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Un boicot a las empresas que usan a los chicos como mano de obra

Cafiero propuso �incentivar� el consumo de productos hechos sin trabajo de niños. Planea crear una etiqueta identificatoria.

Una de las peores consecuencias del aumento de la pobreza en la Argentina es el crecimiento del trabajo infantil. Admitiendo el oscuro panorama, el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Juan Pablo Cafiero, propuso la implementación de un programa para impulsar el consumo de aquellos bienes y servicios en cuya producción no intervenga la mano de obra infantil. La idea es lograr una especie de boicot indirecto a aquellas empresas que emplean a niños. Según datos estadísticos de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti), hay en el país alrededor de 250 mil chicos menores de 14 años que son explotados, pero desde el ministerio estiman que el número real es mayor.
Ayer quedó inaugurado el primer seminario nacional sobre “La erradicación del trabajo infantil en el marco de la protección integral de los derechos del niño”, organizado por la Conaeti y del que participaron, además de Cafiero, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, autoridades de Unicef, la OIT, representantes de las tres centrales sindicales, de la Federación Agraria, la Pastoral Social y la Unión Industrial Argentina. El titular de la Conaeti, Leandro Halperín, explicó que el objetivo del encuentro “es elaborar un diagnóstico sobre el trabajo infantil y consensuar políticas de Estado para luchar contra esta realidad que es causa y consecuencia de la pobreza”.
Cafiero planteó la necesidad de terminar con la situación de explotación a la que están sometidos los chicos que trabajan y presentó la iniciativa de acordar con toda la sociedad un “consumo ético”, para “separar de nuestra canasta” los productos en cuya producción han intervenido niños. “En la Argentina ha aumentado la pobreza, y esto no constituye un hecho excepcional sino una tendencia. En paralelo ha habido un crecimiento del trabajo infantil y esto es sinónimo de explotación”, advirtió el ministro. Para completar el diagnóstico, agregó que a este panorama “hay que sumarle la importación de menores desde países limítrofes para utilizarlos como mano de obra barata, lo cual provoca la disminución de puestos de trabajo para adultos”.
Marisa Graham, coordinadora del “Pacto por la Niñez” –plan impulsado desde el Ministerio de Desarrollo–, apuntó a este diario que el trabajo infantil “es un fenómeno histórico relativamente nuevo para el país, que no tiene más de 10 años”. Para la funcionaria no se trata de una problemática que esté “asentada culturalmente en la sociedad, por lo que es posible instalar el tema para sensibilizar a la población de que se trata de una situación que tiene un enorme impacto en el capital humano”.
De acuerdo a los últimos relevamientos efectuados, “el mayor número registrado (de chicos que trabajan) pertenece a hogares y no a redes mafiosas —dijo Halperín—, aunque se detectaron grupos que explotan a menores”. Si bien no son muchas las denuncias sobre empresas que emplean a menores, arrastrándolos casi a la condición de esclavos, fuentes del Ministerio advirtieron sobre algunos casos sobre los que hubo denuncias concretas: “Los envoltorios de las bandejitas en las que se venden las verduras precortadas son, en muchos casos, realizados por chicos –detalló la fuente–. En la producción rural también está bastante extendido el trabajo infantil”, agregó. El ministro Cafiero acusó al “empresariado irresponsable que aprovecha estas circunstancias que chocan con la ética de una sociedad democrática que valora los derechos humanos”.
Una manera “para tener un país más solidario”, recomendó el ministro, es “consultar a las oficinas de trabajo provinciales o asociaciones no gubernamentales que luchan contra el trabajo infantil”. De todas maneras, en el Ministerio están analizando la idea de incorporar un sello o etiqueta a aquellos productos “en cuya producción y venta se respetan las normas éticas y sociales que excluyen el trabajo esclavo”, con la intención de alentar su consumo por sobre otros.

 

 

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