Por
Eduardo Videla
Frida
Kahlo, Antonio Berni, Diego Rivera y Xul Solar por citar algunos
de los artistas más célebres tienen ya un hábitat
común en Buenos Aires: desde las paredes blancas del Museo de Arte
Latinoamericano (Malba), 283 obras esperan la inauguración de la
muestra, prevista para el jueves, y la llegada del público, un
día después. La estructura con frente de mármol beige
y paredes de cristal que se levanta en el corazón de Palermo Chico
alberga una de las colecciones de arte latinoamericano más importante
del mundo, valuada en más de 50 millones de pesos. Es la colección
que pertenece al empresario Eduardo Constantini, impulsor de la construcción
de un museo que costó según sus propios cálculos
25 millones de dólares. La apertura llega después de una
larga pulseada con un grupo de vecinos que se oponía al proyecto.
Los estudiantes de todos los niveles tendrán acceso libre y gratuito,
lo mismo que los jubilados y los menores de 12 años. Los miércoles,
además, no se cobrará entrada.
El Malba, ubicado en Figueroa Alcorta y San Martín de Tours, es
el primer edificio porteño construido exclusivamente para ser un
museo. Es una construcción en tres niveles: un gran hall triangular,
con una pared y el techo de vidrio, que albergará muestras temporarias
de jóvenes artistas latinoamericanos; una sala en el primer piso,
en forma de L, destinada a la colección permanente (228 piezas),
y otra sala en el segundo piso, exactamente sobre la anterior, también
destinada a colecciones temporarias (hoy tiene 55 piezas).
Para completar la escena, en la planta baja hay un sector gastronómico,
con paredes vidriadas y vista a la plaza Perú, y un auditorio con
capacidad para 265 personas, también con vista al norte. Y hacia
el sur, estará la librería donde podrá comprarse
desde el catálogo del museo, cuyo valor supera los 100 pesos, hasta
remeras y prendedores y la biblioteca, que parece abierta hacia
San Martín de Tours porque el muro exterior también es de
cristal.
En el primer nivel, el paisaje se completa con un patio de esculturas:
una terraza de piso de madera, a la intemperie, circundada por un cristal
lateral de una pulgada de espesor. En el interior, dos escaleras mecánicas
comunican las tres plantas, que también están conectadas
por un ascensor de paredes transparentes, para personas con movilidad
reducida.
El personal
del Malba trabaja contra reloj y el propio Constantini se muestra ansioso
porque todavía faltan llegar desde el exterior nueve obras, algunas
de su colección, otras cedidas en comodato. Tres vienen de
los Estados Unidos, estuvieron demoradas por la suspensión de los
vuelos. Las otras, están en Brasil, dice el empresario. El
resto ya está en su lugar, aunque a muchas todavía les faltan
los rótulos que identifican cada obra y su autor.
El edificio cuenta con un sofisticado sistema de seguridad: cámaras
digitales infrarrojas con detectores de movimientos, de variaciones térmicas
y de humo; un sistema de control de temperatura y humedad, y sistemas
de extinción de incendio con gas clear agent en la zona de galerías.
Esta tecnología hace que el Malba sea, en proporción, el
edificio más caro de Buenos Aires: El costo es de 3000 dólares
el metro cuadrado, cuando los valores para una torre son de 800 dólares
por metro, dice Constantini. Eso sin contar los gastos operativos,
que el empresario estima en 2,5 millones anuales.
¿Cómo piensa amortizar esta inversión? preguntó
Página/12.
Es imposible. No hay ningún museo que gane plata. Tal vez
en el futuro se pueda financiar mediante aportes de la comunidad, donaciones
e ingresos por distintas actividades. Con ese fin se ha creado la Asociación
de Amigos del Malba.
El edificio es propiedad de la Fundación Constantini, que encabeza
el propio coleccionista. Su construcción sólo fue posible
merced a una excepción a las normas urbanas: el empresario quiso
construir más metroscuadrados que los permitidos y para eso necesitó
que la Legislatura lo autorizara por ley. Cuando empezamos la obra,
sabíamos que íbamos a necesitar una excepción,
admite ahora Constantini.
En el medio hubo una audiencia pública, donde un grupo de vecinos
expresó su rechazo, argumentando que el museo tendría un
alto impacto ambiental. Pero el proyecto mereció el apoyo de la
comunidad artística local, además de las autoridades nacionales
y de la ciudad. Finalmente, se aprobó con dos condiciones: el edificio
no podrá tener otro destino que el de un museo; y el acceso al
mismo será gratuito tanto para estudiantes como para jubilados.
Pese a su carácter privado, Constantini le quiere dar a su museo
una proyección pública: para eso armó un programa
de visitas guiadas para colegios de nivel inicial y EGB, y de convenios
con fundaciones que trabajan con chicos carenciados, como Crecer vale
la pena, de La Cava. El jueves, con la bendición del presidente
Fernando de la Rúa y el jefe de gobierno porteño, Aníbal
Ibarra, el sueño del Malba será realidad. Para el público,
estará abierto a partir del viernes al mediodía.
Entradas
y horarios
El
Malba estará abierto al público de miércoles
a lunes. Los miércoles, la entrada será gratuita. El
resto de los días costará 4 pesos, pero para los docentes
y mayores de 65 años habrá un descuento del 50 por ciento.
Estudiantes, jubilados y menores de 12 años entrarán
gratis.
Los miércoles, el horario de visita será de 12 a 21.
Los lunes, jueves y viernes estará abierto entre las 12 y las
19.30. Y los sábados y domingos, de 10 a 19.
Todos los días a las 17 habrá visitas guiadas, salvo
los miércoles, que se realizarán a las 16, para dar
lugar, a las 18, al ciclo Encuentros Cara a cara, a cargo de especialistas
en arte latinoamericano. A las 19.30 -también los miércoles
se realizarán los Encuentros con escritores, a partir de octubre.
En ese ciclo, el 5 de noviembre, el mexicano Carlos Fuentes presentará
su última novela, Instinto de Inez.
La colección Constantini está integrada por 228 piezas
de artistas latinoamericanos del siglo XX, entre ellos, Antonio Berni,
Fernando Botero, Pedro Figari, Frida Kahlo, Guillermo Kuitca, Emilio
Pettoruti, Diego Rivera, Antonio Seguí, David Siqueiros, Cándido
Portinari, Raúl Soldi y Xul Solar. |
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