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LA BIENAL INTERNACIONAL DE VALENCIA
Las artes siguen comunicadas

Después de los atentados, la muestra valenciana retoma el clima de bienal. Las pasiones y el cuerpo, dos ejes.

Por Valeria González *
Desde Valencia

La I Bienal de Valencia, cuya organización general en torno al lema “Comunicación entre las artes” presentamos en la edición del martes pasado, tuvo también un eje temático de articulación: “Las pasiones”. Desde ese martes, en que se produjeron los atentados en EE.UU., nada será igual, tampoco en las bienales de arte. Por ahora sólo se puede decir que aquí la tragedia impactó fuertemente a todos, visitantes, artistas y organizadores, que suspendieron ciertas actividades para ir retomando el clima de bienal lentamente.
En los específico de la muestra, una de las consecuencias de la propuesta general sobre “Las pasiones”, fue la presencia de diversas metáforas acerca del cuerpo.
La performance inaugural de la Fura dels Baus se compuso de diez escenas donde los siete pecados capitales, unidos al Nacimiento y la Muerte, narran la historia de un Narciso cuyo deceso abre al surgimiento de un nuevo hombre, colectivo y plural. El tono augural del espectáculo sintonizó con la arquitectura futurista de Calatrava. Una amplia exposición de esculturas y dibujos del arquitecto valenciano, en el IVAM, se adjunta a la bienal como evento paralelo.
La metáfora del cuerpo estimula también a ahondar en las diferentes concepciones curatoriales de las dos exposiciones colectivas más resonantes de este conjunto: “Russian Madness”, a cargo de Robert Wilson, y “El Cuerpo del Arte”, del dúo Bonito Oliva-Peter Greenaway.
Wilson aprovecha la tendencia interdisciplinaria de la bienal para redefinir completamente la figura del curador. No se trata de una muestra de artistas rusos sino de una obra de arte de Wilson inspirada en aquellos. Más que un montaje escenográfico lo de Wilson es una dramatización. Las obras de arte, de notoria diversidad, funcionan como voces agonistas de un relato. El montaje es denso y complejo. Wilson introduce por doquier largas mesas con restos de banquete que funcionan como esqueleto formal y simbólico del conjunto. El espacio es dinámico: Wilson borra el rectángulo de la sala merced a un entramado de bordes imprecisos, en el que predominan las diagonales. Hay obras suspendidas a gran altura, obras de pared que apoyan en el piso, y un tránsito entre zonas de acumulación y zonas de dispersión de objetos. El tratamiento del sonido y la luz, basado en variaciones cíclicas, dotan a la pieza de un discurrir narrativo, de un clima emotivo que pasa de la ensoñación lírica a la descarga agresiva. Los dispositivos con goteros de Fishkin comienzan a acelerar su repiqueteo metálico, el río Volga se torna tempestuoso en la proyección adyacente y, de repente, un ruido ensordecedor y una luz cegadora hostigan durante cuatro interminables minutos al espectador. Al cabo de lo cual, los reflectores se apagan, retorna la voz de la soprano, y la luz encauza otra vez su fluir decreciente hacia la suave penumbra. Cada doce minutos, la locura rusa ataca de nuevo.
La colectiva de Oliva y Greenaway mantiene el papel tradicional del curador, más distante y neutral. “El cuerpo del arte” aparece desmembrado en secciones: cerebro, corazón, genitales... Frente al organismo pulsante de Wilson, éste es un cadáver de análisis anatómico. En ambos casos se alteró el marco arquitectónico dado. Wilson modela en él formas artísticas. La entrada de las Reales Atarazanas es intervenida con una gran estructura, con perfil de misil o de cohete, que aloja en su interior una “torre” de videos simultáneos. El montaje de Greenaway sigue una estructura reticular, celular. Las intervenciones escenográficas (Peter Bottazzi, arquitecto, Denis Santachiara, diseñador) atenúan la personalidad semántica del antiguo convento. Pero a través de una cobertura pocas veces llamativa, que no compite ni perturba el aura de las obras.
El papel de Greenaway-artista aparece determinado por su rol de curador. Este afirma, como Wilson, su protagonismo en el espacio expositivo, pero de un modo mas estratégico que expresivo. Sus pedestales seriados con acumulaciones de objetos dominan el claustro central –el corazón del edificio– y reaparecen aquí o allá, azarosamente, en medio de las otras piezas. A la inversa de “La locura rusa”, las obras del artista británico son aquí las únicas que dispensan del cartel de identificación.
“Un acto de intensidad”, la videoinstalación del grupo argentino Ar Detroy, se destacó en este cuerpo del arte. Podemos mencionar también a Maja Bajevik, joven artista de Saravejo, además de los buenos envíos de Y. Sasportas, M. Cannavaciuolo, J. Sanleón y de artistas más previsibles como T. Moffat, F. West, H. Sugimoto, R. Billingham, Sam Taylor-Wood.

* Crítica de arte, curadora y docente de Arte Internacional Contemporáneo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.


“EXPOTRASTIENDA” DE GALERIAS
Artes visuales desde la trastienda

Mañana al mediodía se inaugura “Expotrastienda” en el Centro Cultural Borges, ubicado sobre las Galerías Pacífico, con entrada independiente por Viamonte esquina San Martín. Se trata de la primera muestra de galerías de arte organizada por la Asociación Argentina de Galerías de Arte (AAGA), que preside Alvaro Castagnino. Hasta el 24 de setiembre, los galeristas de unas cuarenta salas del circuito mostrarán su fondo artístico, que incluirá centenares de obras de artistas históricos y contemporáneos, en todas las disciplinas tradicionales y actuales. Desde Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino y Joaquín Torres García, hasta maestros vivos, artistas de la generación intermedia, jóvenes y emergentes.
En ese marco habrá un programa de debates, charlas y conferencias diariamente, en las que participarán los principales galeristas, críticos, artistas, investigadores, directores de museos y funcionarios del área.
“Expotrastienda”, que tiene el propósito de abrir las galerías no sólo al público conocedor sino saltar el cerco de los especialistas para dedicarse al público en general, también contará con la participación de la Dirección General de Museos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. De manera que a las colecciones y trastiendas de las galerías se sumarán piezas de todos los museos de la ciudad como la Cámara Pathé (del Museo del Cine); un Atlas, escultura en chapa batida, que coronaba el edificio Villalonga, de principios del siglo XX (del Museo de la Ciudad); el óleo “Cristo en brazos de José de Arimatea o Procesión en Semana Santa”, óleo de José Gutiérrez Solana (del Museo Larreta); “La danza de la flecha”, escultura de Luis Perlotti (Museo Luis Perlotti); “El sol sale para todos”, aguafuerte de Antonio Seguí (del Museo de Arte Moderno), “Presentación de la Virgen en el Templo”, anónimo del s. XVII (del Museo Isaac Fernández Blanco), entre otras obras.

Aizenberg por dos
Entre las muestras imperdibles de la semana se cuenta la que el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930) inaugurará el viernes 21 en la Sala Cronopios. Se trata de la más completa exposición sobre la obra de Roberto Aizenberg (1928-1996), con alrededor de 130 obras que abarcan desde los años 50 hasta 1994. Oleos, témperas, dibujos, collages, grabados y esculturas procedentes de colecciones públicas como el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Moderno y el Fondo Nacional de las Artes. Habrá un sector destinado a mostrar el trabajo del gran artista argentino, donde se exhibirán sus bocetos y curiosidades como sus diseños de joyas de comienzos de los años sesenta, algunos trabajos gráficos y sus primeras obras de fines de los años cuarenta, como alumno de Antonio Berni. La muestra estará curada por Marcelo Pacheco y montada por el museógrafo Gustavo Vasquez Ocampo. Simultáneamente se inaugura en la sala 8 una muestra homenaje llamada Acerca de Aizenberg, en donde expondrán sus obras un grupo de artistas jóvenes para quienes la obra inspiradora de Aizenberg fue crucial en sus vidas artísticas: Iván Calmet, Nessy Cohen, Alejandro Dron, Gabriela Francone, Nicolás Guagnini, Magdalena Jitrik y Lux Lindner.

Selección de la crítica
Hoy a las 19 se inaugura 20 x 20, una exhibición que incluye trabajos de 20 artistas jóvenes seleccionados por otros tantos críticos de arte. Se podrán ver pinturas, esculturas, fotografías, objetos e instalaciones. Los seleccionadores y seleccionados son Alicia Arteaga/Bruno Grisanti, Ana María Battistozzi/Francisca López, Albino Diéguez Videla /Marcelo Bordese, Rosa Faccaro/Gustavo Navone, Laura Feinsilber/ Anabela D’Alessandro, Fermín Fevre/ Angeles González Zuelgaray, Santiago García Navarro /Juan Tessi, Jorge Glusberg/ Genia Streb, Eva Grinstein/ Fabián Ramos, Fabián Lebenglik/ Tamara Stuby, Ana Martínez Quijano/ Mónica Van Asperen, Elena Oliveras/ Augusto Zanela, Adriana Rosenberg/ Daniel Joglar, Julio Sánchez/ Martín Corujo, Raúl Santana /Gustavo Isern, Julio Sapollnik /Gustavo Rodríguez, Osvaldo Svanascini/ Andrés D’Arcangelo, Jorge Taverna Yrigoyen/ Héctor Batalla, Victoria Verlichak /José María Giudici, Guillermo Whitelow/ Gustavo Charif. Cierra el 13 de octubre.

 

 

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