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DINAR LINEAS AEREAS

VENCE ESTA NOCHE EL PLAZO PARA QUE KABUL ENTREGUE A BIN LADEN
Desde el paraíso de los creyentes

Estados Unidos podría iniciar el fuego aéreo en cualquier momento a partir de esta noche si el consejo de 1000 clérigos de Afganistán se inclina, como se prevé, contra la entrega a Washington de Osama bin Laden por los atentados del martes 11 contra Nueva York y Washington.
Miles de residentes locales y funcionarios talibanes afganos sante la mezquita Eidagh de Kabul. Hoy se decide qué hacer con Osama bin Laden, pero nada indicaba ayer que fuera a ser entregado a EE.UU.


Por Rory McCarthy
Desde Islamabad

El destino de Afganistán descansa en las manos de 1000 clérigos pobres e ignorantes a los que se ha ordenado que salgan de sus remotos villorrios para decidir si su país debe entrar en guerra con Estados Unidos. Los clérigos deben producir un veredicto hoy, cuando vence el plazo de Estados Unidos para que Afganistán entregue al expatriado saudita Osama bin Laden, sospechado de los atentados contra Washington y Nueva York, o sufra una represalia feroz. Y el Consejo de Seguridad de la ONU pidió la extradición de Bin Laden “inmediatamente y sin condicionamientos”.
Líderes religiosos de distantes provincias montañosas en todo Afganistán abandonaron sus mezquitas y viajaron por horas a través de caminos tortuoso hacia la capital, Kabul, para responder al llamado de su líder supremo. Otros cruzaron desde los campos de refugiados en Pakistán, que ahora es hogar para cientos de miles de afganos. “Veteranos, honorables ulemas (clérigos) deben venir a Kabul para una decisión de sharia –anunció el mullah Mohammad Omar, el líder talibán, en la radio estatal–. La valerosa nación puede defender al Islam y a la nación a la luz del veredicto.”
Al principio sólo había una pregunta en la agenda: si Afganistán, un país prisionero de la pobreza y casi completamente destruido por dos décadas de combates, debía declarar una guerra santa contra Estados Unidos, la mayor superpotencia del mundo y el portaestandarte del capitalismo occidental secular. La respuesta, al parecer, no está demasiado en duda. “Quisiera decir a mi pueblo que nuestra jihad (guerra santa) será formalmente reiniciada contra Norteamérica –dijo ayer el mullah Mohammed Hasan Arkund, el número dos del movimiento–. Estados Unidos y todos los imperialistas en el mundo, los judíos y los cristianos y sus partidarios, están planeando la destrucción del orden islámico que ha sido establecido al costo de vuestra sangre.” Inicialmente, los clérigos debían reunirse para tomar su decisión ayer, pero el concilio se postergó para hoy, cuando se discutirá una pregunta mucho más problemática que puede aún determinar si el régimen sale indemne de su peor crisis o es bombardeado y aplastado por un masivo golpe de represalia norteamericano.
Importantes figuras talibanes parecen listas para pensar lo impensable y considerar la entrega de Osama bin Laden, el disidente saudita de 44 años que para el movimiento es el héroe del Islam y para Estados Unidos el principal sospechoso en los ataques del martes pasado contra Nueva York y Washington. Una delegación de funcionarios paquistaníes encabezados por el jefe de la agencia de inteligencia ISI se reunió con el mullah Omar y con otros líderes talibanes mientras se discutía una posible solución de compromiso. Como compensación para entregar a Bin Laden los talibanes querrían que el saudita fuera juzgado en un país “neutral”, un fin a las sanciones y un embargo de armas contras las fuerzas de oposición de Afganistán.
Los delegados paquistaníes van a estar presentes cuando se pida hoy a la shura (consejo) su veredicto final. Pero pocos esperan que los orgullosos talibanes retrocedan. “Permanezcan unidos y prepárense para la jihad contra los invasores estadounidenses”, dijo la agencia estatal anoche. La shura parece ser una movida política inusualmente astuta por parte del mullah Omar. “Al reunir al consejo de los ulemas el mullah Omar ha tratado de absolverse a sí mismo de su responsabilidad e involucrar a los principales ulemas del país en el proceso de decisión política”, escribió ayer Mahimullah Yasufzai, un periodista paquistaní que sigue de cerca a los talibanes y que ha entrevistado a Bin Laden.
Es la primera vez que se ha convocado una shura tan grande desde que primero pareció que el movimiento talibán podía llegar a tomar el poder hace seis años. En ese momento, miles de clérigos convergieron sobre Kandahar para investir al tímido, tuerto, mullah Omar como su líder. El movimiento estaba hondamente dividido entre aquellos que queríanconquistar todo el país y los que querían cesar los combates y reconstruir la paz.
Por dos semanas la shura sesionó en secreto. Al final de sus deliberaciones el mullah Omar apareció en lo alto de un edificio envuelto en un material que se dijo que era la túnica del profeta Mahoma, que había sido extraída de su santuario por primera vez en 60 años. Entre aplausos tumultuosos, fue declarado el “Amir-Ul Momineen” –el líder de los fieles– y las divisiones del movimiento quedaron olvidadas.
La última shura fue convocada en marzo, cuando el mundo occidental pedía a los talibanes que no destruyeran dos gigantescas estatuas de Buda. Delegaciones de Pakistán llegaron para mantener conversaciones, la shura se reunió y las estatuas fueron bombardeadas y reducidas a polvo. Ahora se ha convocado nuevamente a un consejo completo pero hay pocas dudas de que la prioridad es el espectáculo, para asegurar que el liderazgo del mullah Omar parezca consensuado y siga incuestionado. La decisión clave seguirá en manos de una camarilla de líderes talibanes en su base en la ciudad de Kandahar, en medio de los desiertos del sur. Yusufzai dijo que “en cualquier caso no será difícil asegurarse de una decisión favorable por parte del consejo”.
El movimiento talibán ha aprendido a usar las tradicionales estructuras de los villorrios de las tribus pashtun en el sur de Afganistán, que son el grupo tribal más grande del país y la base de respaldo de los talibanes. En estos pueblos, los que deciden sobre temas locales no son los funcionarios talibanes sino las jirgas, pequeños consejos de ancianos del lugar cuyos fallos son altamente respetados.
Las shuras clericales más amplias son menos comunes en las áreas pashtunes, y se remontan a los procedimientos de la escuela islámica Deobandi de la que los talibanes han adoptado su código brutal.
En realidad, todas las decisiones principales del movimiento se toman detrás de las altas paredes blancas del enorme complejo del mullah Omar en Kandahar. Omar raramente viaja, y no se espera que atienda la shura de hoy. Cuando los 1000 clérigos se reúnan en Kabul, ya va a haber decidido su veredicto por anticipado. Más que hacer un compromiso frente a las demandas estadounidenses, la mayoría espera que lleve a su régimen talibán a una batalla final y devastadora.

 

Claves

- El millonario expatriado saudita Osama bin Laden, refugiado desde hace cinco años en Afganistán, es el principal sospechoso de Estados Unidos por los atentados de Nueva York y Washington el
martes 11.
- El domingo, el secretario de Estado norteamericano Colin Powell dio un ultimátum de tres días para que Afganistán le entregue a Osama bin Laden o sufra una ofensiva devastadora. Ayer, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas pidió a Afganistán la entrega “inmediata y sin condiciones” de Bin
Laden.
- Un consejo de 1000 clérigos decide hoy en Afganistán si entregar a Bin Laden o declarar la guerra santa a Estados Unidos. Todos los signos parecían indicar que Bin Laden no será entregado.
- Las investigaciones del FBI apuntan cada vez más a la existencia de dos aviones más que Bin Laden planeaba usar contra blancos norteamericanos, además de los dos que destruyeron las Torres Gemelas de Nueva York, el que impactó en el Pentágono y el que cayó en un descampado en Pennsylvania.

 

EL PRINCIPAL SOSPECHOSO HUYO A LAS MONTAÑAS
Un pase a la clandestinidad

Por Luke Harding
Desde Islamabad

Osama bin Laden recibió un voto de lealtad de 500 de sus seguidores árabes en Kabul antes de partir a caballo hacia un lugar secreto en las montañas, se informó en Pakistán ayer. El disidente saudita aparentemente hizo un discurso de despedida a sus seguidores en el centro de la capital afgana el lunes. “Los fedayines (seguidores militantes) eran todos árabes, que juraron luchar hasta el último hombre”, citó una fuente árabe. Según la fuente, bin Laden dijo adiós a sus camaradas de armas antes de desaparecer con sus guardaespaldas a caballo. “Dejaron los vehículos y partieron a caballo. Debe haber ido a un lugar no transitable en automóvil”, dijo la fuente.
El informe parece ser la última confirmación de que Bin Laden entró en la clandestinidad, enfrentado a un abrumador ataque de Estados Unidos. Las fuentes en Kandahar dijeron hace dos días que todos los seguidores de Bin Laden habían abandonado la ciudad, junto con sus cuatro esposas y muchos niños. Se sabe que Bin Laden tiene por lo menos tres bases en Afganistán: un gran campo árabe cerca del aeropuerto al norte de Kandahar, donde viven unos 300 de sus seguidores viven; una base más pequeña en las remotas montañas de Oruzgan; y un tercer campo en la ciudad oriental de Jalalabad. El último campo está construido en un corte de roca y tiene una biblioteca islámica y tres incómodas camas.
Se sabe que a Bin Laden le gusta montar a caballo. Posee varios caballos en sus dos chacras, una en Kandahar en el sur de Afganistán y otra en Ningrahar, cerca de Jalalabad, un área famosa con sus fértiles huertos cítricos. Así como sus bases principales, Bin Laden también es capaz de armar una red de escondites más pequeños, casi inexpugnables en lo profundo de las montañas de Hindu Kush. Sus seguidores también son capaces de usar las innumerables bases ocultas usadas por mujaidines en la década de 1980 en su lucha contra las tropas invasoras soviéticas.
En el improbable hecho de que los talibanes decidan entregar a Bin Laden a los norteamericanos más tarde hoy, les puede resultar difícil hallarlo. Desde que los norteamericanos lanzaron 70 misiles cruceros Tomahawk en sus campos de entrenamiento en agosto de 1998, bin Laden no lleva un teléfono satelital. En su lugar, confía los mensajes urgentes a sus subordinados. El disidente saudita negó enfáticamente hasta ahora el tener algo que ver con los ataques en Nueva York y Washington. en su declaración a la agencia afgana de prensa islámica el domingo, el protestó su inocencia. La mayoría de las fuentes dicen que bin Laden es muy capaz de desaparecer durante meses. Desapareció de Kandahar en octubre pasado, cuando parecía que había una perspectiva de otro ataque contra él, como represalia por la muerte de 17 marineros en el USS Cole en Yemen.

 


 

Ven peligro de vacío de poder si
EE.UU. impone su dominio en Kabul

De acuerdo con el especialista paquistaní Ahmed Rashid, autor de �Los talibanes�, Estados Unidos debe pensar ya mismo qué hará si triunfa con sus represalias. Sin gobierno legítimo para hacerse cargo de la ayuda, su victoria será una derrota.

Estudiantes religiosos paquistaníes se manifiestan en las calles de Karachi contra Estados Unidos.

Por Angeles Espinosa
Enviada especial a Islamabad

“Si Estados Unidos no empieza a trabajar con la ONU en el Afganistán de después de los talibanes, volverá a repetirse la misma situación con otro grupo diferente”, advierte Ahmed Rashid, autor del libro Los talibanes y uno de los más reputados especialistas en ese movimiento. Rashid sugiere que Europa debe presionar a EE.UU. en esa dirección porque Washington está tan concentrado en la operación de represalia que olvida las consecuencias.
El periodista paquistaní se muestra pesimista sobre al desarrollo inmediato de los acontecimientos. “Pakistán quisiera ver una solución sin guerra (por eso ha enviado una delegación a Afganistán), pero en vista de la firme decisión estadounidense, no creo que haya alternativa”, manifiesta en una conversación con este diario. En su opinión, la actitud de EE.UU. y la de los talibanes son, a ese respecto, muy similares: “Ambos están decididos a enfrentarse”. Por eso insiste en que se debe empezar a “pensar en la era post talibán para evitar un vacío de poder”. No se trata sólo de una cuestión política. A Rashid le preocupa la crisis humana que se avecina. “Tiene que existir un Gobierno legítimo para hacerse cargo de la enorme ayuda internacional que será necesaria”.
Conocedor del carácter tribal del pueblo afgano, Rashid respalda la propuesta de la ONU de convocar una Loya Jirga, o Consejo Tribal, la forma tradicional de gobierno, para alcanzar un consenso entre todos los grupos afganos. “Se trata de un proceso y no se puede esperar al final de la campaña para plantearlo”, subraya antes de precisar que Zahir Shah, el depuesto rey afgano, podría legitimar esa reconciliación nacional. Rashid está seguro de la connivencia de su país con el régimen de los talibanes. Si se cerrara la frontera, “en seis u ocho semanas su maquinaria de guerra se quedaría sin combustible”, declara. No obstante, duda de que los emisarios pakistaníes logren la entrega de Osama bin Laden. “Ha logrado que los talibán dependan de él”, asegura convencido de su implicación en el atentado que costó la vida de Ahmad Shah Masud, el jefe militar de la Alianza del Norte. Pakistán también corre riesgos por su cooperación con Estados Unidos. Hasta ahora las manifestaciones de protesta han sido menores. “Si los militares logran contener a los grupos radicales durante las dos próximas semanas, habrán ganado la partida”, afirma Rashid. “Sin embargo –precisa–, si la campaña militar se prolongara, los islamistas tendrían una nueva oportunidad.”
Pero el mayor peligro, según este estudioso de los talibán, “son los numerosos durmientes que (Bin Laden) tiene en Estados Unidos y Europa”. Cuando empiece la campaña, y Rashid cree que eso no se producirá antes de mediados de octubre, esos hombres pueden +despertar+ para responder a la muerte de Bin Laden o de sus seguidores, los llamados árabes afganos. “Aún no hemos visto el último de esos atentados”, admite con preocupación.
¿Sabemos de verdad bin Laden sea el responsable? Rashid reconoce que sólo los investigadores estadounidenses han visto las pruebas, pero existe un esquema que se repite en los últimos atentados atribuidos al exiliado saudita. “Al igual que en el caso de las embajadas de Kenia y Tanzania, o del Cole en Yemen, los terroristas no han llegado de fuera sino que son personas asentadas en el lugar, con familias, trabajos y vidas aparentemente normales”.
Rashid no esconde su sorpresa, y su preocupación, por esa circunstancia. “No tiene nada que ver con el fenómeno talibán o el movimiento islámico en Pakistán que yo he estudiado y cuyos seguidores han surgido de las escuelas coránicas, están en el paro, tienen un nivel educativo bajo y proceden de familias pobres”, explica. “Por el contrario, los autores de los últimos atentados son profesionales, técnicamente competentes, socialmente establecidos y, aún así, están dispuestos a volarse por los aires”.

 


 

LAS DECLARACIONES DEL GABINETE DE GUERRA DE GEORGE W. BUSH
“Vamos a secarlos en sus pantanos”

La intensa campaña mediática que acompaña la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo mundial hizo que George W. Bush y sus dos hombres fuertes, Donald Rumsfeld y Colin Powell, se repartieran el trabajo a la hora de lanzar mensajes a la población. Bush se encargó de arengar a donantes, socorristas, bomberos y ciudadanos comunes en un acto público: “Todos han demostrado la capacidad de liderazgo frente a este desafío, quiero darles las gracias a todos aquellos que colaboraron en las tareas de ayuda en la zona del desastre, con quienes tenemos una deuda de gratitud”. Rumsfeld, el secretario de Defensa, se ocupó de dar las malas noticias: “Afganistán es un país muy pobre, varios países se agotaron intentando bombardearlo y combatiéndolo y no hay objetivos de gran valor contra los cuales podamos apuntar”, dijo, añorando las condiciones de una guerra clásica. Pero no importa: “Vamos a secarlos en sus pantanos”, prometió. Powell, por otra parte, se encargó del escenario internacional: se ocupó de Medio Oriente y de establecer contactos con dos países bastante particulares en su relación con EE.UU.: Cuba y Sudán.
“En el pasado, teníamos que enfrentarnos a ejércitos, marinas, fuerzas aéreas, barcos, armas, tanques y aviones. Este adversario es diferente: no tiene ninguna de estas cosas, no tiene objetivos valiosos que podamos atacar. Pero los países que los albergan y los apoyan sí cuentan con ese tipo de objetivos”, dijo Rumsfeld en rueda de prensa. Y sintetizó: “El problema es mucho más grande que Osama bin Laden. Es un primer objetivo”. Rumsfeld no se privó de detallar: “Una de las maneras de lidiar con las redes terroristas es secar los pantanos en los que viven”. Entretanto, Bush se dedicó a fortalecer el frente interno: “Les vamos a decir a los malhechores que no lograrán afectar nuestras almas. No vamos a ser presas del terror”. Y agregó: “Como presidente de este país, no hay nada que me haga más feliz”. Su vocero, Ari Flescher, salió a pedir perdón porque el último domingo Bush empleó la palabra “cruzada”, con fuertes connotaciones religiosas cristianas y antiislámicas, para definir la lucha contra el terrorismos. El vocero de Powell, Richard Boucher, informó que, por un lado, “les hemos pedido a los cubanos a través de los canales establecidos cualquier información que pudieran tener sobre los ataques terroristas” y que se conversó con el ministro sudanés de Relaciones Exteriores, Mustafá Osmán Ismail, sobre “la clase de cooperación que podemos tener con ellos contra el terrorismo, contra los grupos sospechosos de perpetrar este acto”.

 

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